En las páginas olvidadas de la historia peruana yacen héroes cuyas hazañas quedan relegadas al polvo del olvido. Estas personas, que con sangre y coraje combatieron por la patria, encuentran escasa gratitud en los fríos monumentos que apenas reflejan su verdadera grandeza. En un país donde la memoria se deshace tan rápido como la tinta en un papel mojado, aquellos que hicieron temblar al enemigo deben conformarse con el estéril homenaje de un libro de texto.
Si bien las autoridades peruanas rinden homenaje a los héroes nacionales a través de ceremonias oficiales, desfiles militares y actos conmemorativos que suelen tener lugar en fechas festivas, como el aniversario de la independencia o batallas importantes, estos reconocimientos se perciben como gestos formales que no siempre capturan la verdadera magnitud del valor y la entrega de quienes forjaron la historia del país.
Uno de los que forjaron la historia del país fue Leoncio Prado Gutiérrez, un valeroso militar peruano que se destacó por su participación en diversas guerras en América Latina. Prado, conocido por su coraje y espíritu combativo, jugó un papel medular en la defensa del Perú ante las fuerzas chilenas, particularmente en la batalla de Huamachuco. Su sacrificio y lealtad a la patria lo convirtieron en un símbolo de resistencia y patriotismo.
Leoncio Prado, un héroe a carta cabal
La vida de este destacado personaje de la historia peruana y cubana estuvo marcada desde temprana edad por la actividad militar y los conflictos bélicos. A los seis años, él y su madre abandonaron Huánuco para reunirse en Lima con Mariano Ignacio Prado, su progenitor, quien ya era coronel del Ejército peruano en ese entonces.
Poco después, su madre, María Avelina Gutiérrez, ingresó al beaterio de Copacabana en el Rímac, dejando a Leoncio Prado al cuidado exclusivo de su padre. En su adolescencia, mientras estudiaba en el Colegio Guadalupe, fue nombrado cabo en el Regimiento de Lanceros de la Unión. Poco tiempo después, se unió a la fragata Apurímac como guardiamarina durante el combate de Abtao.
En 1866, el buque de guerra peruano donde se encontraba, partió rumbo al sur para combatir a la escuadra española. Pero, ¿por qué surgió el conflicto con España? En 1864, este país europeo intentó tomar control de las islas guaneras en la costa de Perú, lo que provocó una contienda militar entre ambas naciones. La situación escaló en 1865 cuando el coronel Mariano Ignacio Prado encabezó una rebelión en Arequipa. Este levantamiento derivó en que el gobierno de Prado declarara la guerra a España.
Para fortalecer su posición, el presidente Prado firmó la Cuádruple Alianza con Bolivia, Ecuador y Chile. En este contexto, Leoncio Prado se enlistó en la Marina Nacional del Perú. Sobre este acontecimiento, el historiador Nelson Manrique dijo lo siguiente en el programa “Sucedió en el Perú” de TV Perú:
“Se le conoce a Leoncio Prado como guerrillero y se piensa que fue un combatiente de tierra. Sin embargo, ante todo, fue un marino. Cuando se produjo el intento español de restaurar el Virreinato del Perú en 1866, Prado abandonó sus estudios y se embarcó”.
Es preciso señalar que en el combate de Abtao del 7 de febrero de 1866, el niño Prado de tan solo 12 años fue herido. Ante esta situación, tuvo que regresar a Lima para recuperarse de sus heridas. Posteriormente, participó en el combate del 2 de mayo en el Callao, a bordo del vapor Tumbes. Este enfrentamiento culminó con una victoria decisiva contra la escuadra española.
Tras este triunfo, el nacido en Huánuco ingresó a la Escuela Militar y Naval. A los 16 años, fue asignado a la expedición que exploró las grandes vías navegables de la Amazonia, bajo el mando del marino norteamericano John Tucker. Durante un año, estuvo destinado en el apostadero fluvial de la Marina en Iquitos.
Con el pasar de los años, decidió participar en la lucha por la libertad de Cuba después de completar su educación en la Universidad de Richmond en Virginia, Estados Unidos. Influenciado por el fervor revolucionario, se unió a las filas cubanas en la guerra de los Diez Años. Esto ocurrió en 1874.
Prado, admirado por sus acciones militares, alcanzó el título de coronel debido a su participación destacada en combates, marchas y cabalgatas. Su dedicación a la causa cubana reflejó su compromiso con las ideas de libertad y justicia, impulsadas desde sus días académicos en Estados Unidos hasta su retorno a América Latina.
El joven se embarcó desde el territorio estadounidense hacia Cuba, donde su valentía y habilidades tácticas lo hicieron merecedor de altos honores. En el contexto del conflicto conocido como guerra de los Diez Años, el peruano demostró ser un líder audaz y estratégico en las trincheras de la isla.
El hombre de espíritu combatiente se unió al Ejército Libertador cubano y protagonizó un audaz acto que le valió la admiración de los rebeldes. Consciente de que dominar el mar era determinante para expulsar a los españoles de Cuba, ideó un plan para capturar un buque enemigo. En 1876, acompañado por 10 patriotas cubanos, logró hacerse con un vapor español. Gracias a esta acción, se ganó el respeto y la admiración de los luchadores por la independencia cubana.
En el programa “Sucedió en el Perú” de TV Perú, el historiador Jorge Ortiz comentó: “El gobierno libre de Cuba lo va a reconocer y agradecer por su gesta. Este reconocimiento se perpetúa hasta el día de hoy. Leoncio Prado es una de las figuras importantes del movimiento independentista cubano”.
En esa línea, el coronel EP (r) José Qwistgaard, compilador de la biografía de Leoncio Prado, dijo que “Cuba lo reconoce como héroe nacional”. “Tiene una fotografía que figura en el museo de Cuba y hasta hoy día hay un transporte cubano que lleva el nombre de Leoncio Prado”, añadió.
Su retrato fue incluido en la Galería del Ayuntamiento de La Habana, destacándose como un prócer de la independencia de Cuba.
En 1877, Prado intentó contribuir a la independencia de las Filipinas, pero tuvo que regresar al Perú al estallar la guerra con Chile en 1879. En Arica, organizó una fuerza de torpederas para la defensa peruana. A las órdenes de Nicolás de Piérola, formó y lideró el cuerpo de Guerrilleros de Vanguardia que luchó en la Batalla de Tacna en mayo de 1880.
Capturado en julio del mismo año en Tarata (Tacna), fue llevado a Chile y liberado bajo la promesa de no participar en más conflictos bélicos. Sin embargo, en 1882, al llegar al Callao, se unió nuevamente a las fuerzas peruanas bajo el mando del general Andrés Avelino Cáceres. En una carta fechada ese mismo año dijo: “Cuando la patria se encuentra subyugada, no hay palabra que valga sobre el deber de libertarla”.
En la Campaña de Breña, Prado luchó en colaboración con Cáceres y las tropas compuestas por campesinos e indígenas, enfrentándose valientemente a las fuerzas chilenas con escasos recursos pero gran determinación. Es preciso indicar que la batalla de Huamachuco, librada el 10 de julio de 1883, es una de las acciones militares más importantes de la Campaña de la Breña durante la guerra del Pacífico.
Aprovechando la disminución del fuego peruano, las tropas chilenas lanzaron un contraataque bajo el mando del coronel Alejandro Gorostiaga. La superioridad numérica y el mejor armamento de los enemigos se hicieron evidentes, y poco a poco, comenzaron a recuperar el terreno perdido. Sin municiones y superados por las fuerzas chilenas, los soldados peruanos fueron derrotados.
El general Cáceres y los pocos hombres que sobrevivieron, se dispersaron en las montañas y no siguieron luchando. Nelson Manrique, sociólogo e historiador peruano, relató lo que sucedió después de la batalla: “En sus memorias, él cuenta que después de la batalla de Huamachuco, el ejército chileno se dedicó en los días siguientes a buscar a los heridos y rezagados peruanos para rematarlos; fue entonces cuando fusilaron a Leoncio Prado”, dijo en el programa “Sucedió en el Perú” de TV Perú.
El 15 de julio de 1883, el militar peruano Leoncio Prado fue ejecutado en manos de oficiales chilenos durante la guerra del Pacífico. La ausencia de testigos peruanos en su ejecución ha llevado a diversas versiones sobre cómo se desarrollaron los hechos de aquel día.
El historiador chileno Nicanor Molinare relató una versión en la cual Prado mismo habría dirigido el procedimiento de su fusilamiento, incrementando el número de ejecutores de dos a cuatro. Esta versión evidencia su patriotismo. Por otro lado, para el escritor y patriota peruano Abelardo Gamarra, conocido como ‘el Tunante’, el hijo de Mariano Ignacio Prado no fue formalmente fusilado, sino que, tras ser encontrado gravemente herido, fue ejecutado sin previo juicio.
El destacado coronel peruano, aclamado como héroe nacional en su tierra natal, es igualmente reverenciado en Cuba debido a su valiente participación y liderazgo en importantes enfrentamientos. De esta manera, podemos afirmar que dos países de América lo consideran héroe.
Más información:
La institución educativa que rinde homenaje a Leoncio Prado
El Colegio Militar Leoncio Prado (CMLP), con sede en La Perla, en Callao, conmemora su fundación el 27 de agosto de 1943 durante el gobierno de Manuel Prado Ugarteche. El propósito de la institución es proporcionar una educación cívica intensiva a los jóvenes peruanos y prepararlos para ingresar a los institutos militares de enseñanza superior. Este centro escolar fue diseñado para aceptar a estudiantes de entre 14 y 17 años que cursan los tres últimos años de la educación secundaria en la modalidad de internado.
El antecedente del CMLP se remonta a 1872 durante el gobierno de Manuel Pardo, cuando se instauró un colegio militar con el objetivo de formar a los futuros oficiales del ejército desde la adolescencia. A mediados del siglo XX, se formalizó la creación del Colegio Militar Nacional.
La función del Colegio Militar Leoncio Prado no solo se limita a la formación académica tradicional, sino que también se enfoca en una rigurosa preparación cívica y militar. Esto incluye diversas actividades y programas destinados a inculcar valores y habilidades que faciliten el ingreso de los alumnos a los institutos castrenses.