La lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, anunció oficialmente este domingo que su padre, el exdictador Alberto Fujimori (1990-2000), competirá por la Presidencia en las elecciones generales de 2026. “Hemos conversado y decidido juntos que él será el candidato presidencial”, anotó en un escueto mensaje publicado en su cuenta de X, antes Twitter.
El exautócrata, de 85 años, se había afiliado al partido naranja a fines del mes pasado, poco antes de que fuera ingresado en una unidad de cuidados intensivos al sufrir una caída en su habitación. Desde la clínica donde permanecía, hizo pública una carta en la que aseguraba su “voluntad” de “volver a trabajar por todos los peruanos”, aun con “todos los riesgos” que eso implica.
En posteriores apariciones ante la prensa, Keiko Fujimori defendió la decisión de su progenitor, pese a que, según juristas, está impedido legalmente para tentar la Presidencia, ya que fue condenado en 2009 a 25 años de cárcel por abusos a los derechos humanos. El exdictador cumplía esa pena hasta diciembre del año pasado, cuando fue excarcelado tras una resolución del Tribunal Constitucional que ordenó dar cumplimiento al indulto otorgado por el exmandatario Pedro Pablo Kuczynski (PPK) en 2017.
“La militancia está muy entusiasta y el pueblo fujimorista ha cerrado filas con mucha algarabía al ver a mi padre inscribirse en el partido. Creo que adelantar la posibilidad [de la carrera presidencial] es adelantarnos a muchos hechos; todas las posibilidades están abiertas. [Él] está absolutamente lúcido, aunque tenga enfermedades que viene arrastrando desde hace años, pero tiene una gran fortaleza”, adelantó la lideresa naranja en una entrevista difundida en Canal N.
“Él va a hacer política hasta el último día de su vida. Le dije: ‘si tú quieres eso [postular], te voy a apoyar. Si este es tu plan, a mí me corresponde apoyarte. Yo he empezado a hacer política contigo’. Creo que es él quien debe llevar la batuta”, reconsideró posteriormente en Beto a Saber. El reciente mensaje de Keiko ha confirmado también que ella no volverá a tentar el sillón presidencial, después de tres fracasos consecutivos en las urnas ante Ollanta Humala, PPK y Pedro Castillo.
Hace apenas dos semanas, el Tercer Juzgado Penal Colegiado inició el juicio oral contra la política y otros 40 acusados por lavado de activos, relacionados con los millonarios aportes ilegales presuntamente recibidos en sus campañas electorales de 2011 y 2016. Por este caso, denominado ‘Cócteles’, el fiscal anticorrupción José Domingo Pérez solicita una pena de 30 años y 10 meses de cárcel.
Alberto Fujimori, en tanto, enfrenta un proceso judicial en el que se le acusa de ser el autor mediato de homicidio en la modalidad de asesinato con alevosía, calificado como delito de lesa humanidad, por el secuestro, tortura y asesinato de seis campesinos de Pativilca en 1992 por parte del comando militar encubierto Colina.
Además, en junio pasado, la Corte Suprema de Chile amplió los delitos por los que fue extraditado a Perú en 2007, incluido cinco casos relacionados con graves violaciones a los derechos humanos. Entre estos casos se encuentran las esterilizaciones forzadas cometidas durante su régimen.
Esta ampliación es, al menos, la tercera en su extradición. La primera fue en junio de 2017 por el caso Pativilca, mientras que la segunda se aceptó en enero de 2024 por los delitos de suministro ilegal de armas de fuego, falsedad genérica, y conspiración, entre otros.
Recientemente, el exdictador fue sometido a una cirugía para colocar una prótesis de titanio. Los médicos tuvieron que esperar unos días para el procedimiento debido a su medicación con anticoagulantes por problemas cardíacos. Desde 2010, ha enfrentado diversos problemas de salud, incluido un cáncer de lengua, problemas gástricos, hipertensión, dolencias vasculares, quistes en el páncreas y depresión debido a su reclusión
Incongruente
Horas antes de ser indultado, en la Nochebuena de 2017, Fujimori sufrió una taquicardia y fue trasladado de urgencia a una clínica. Nueve meses después, cuando la justicia revocó su indulto, grabó un video en el que imploró a los jueces: “No me maten [...] Si regreso a prisión mi corazón no lo va a soportar, está demasiado débil para volver a pasar por lo mismo, no me condenen a muerte, ya no doy más”.
El expresidente del Tribunal Constitucional (TC), Ernesto Blume, quien defendió la restitución de la gracia presidencial, indicó que le parece incongruente la posibilidad de que el exautócrata postule a un cargo público que requiere un estado óptimo de salud. “El indulto, desde mi punto de vista, no convierte a ese condenado en inocente ni borra sus antecedentes, ni constituye una rehabilitación plena que lo habilite a postular”, declaró en Canal N.