En una era en la que deslizar el dedo hacia la derecha se ha convertido en un ritual cotidiano, muchos se aferran a la esperanza de encontrar el amor verdadero en una pantalla de cinco pulgadas. La búsqueda constante de pareja a través de apps de citas parece más una subasta emocional que una genuina conexión humana. Las personas se han convertido en productos, reducidos a fotos y descripciones ingeniosas, mientras sus corazones languidecen en el carrusel interminable de potenciales encuentros.
La búsqueda de pareja a través de una app de citas ha sido abordada por Megumi Kudzuma, una novel escritora que, en su novela “Match”, ofrece una nueva perspectiva sobre las aplicaciones para encontrar el amor.
Infobae Perú conversó con la autora del libro sobre este tema recurrente en las conversaciones de los jóvenes. A sus 33 años, la trabajadora del área de Marketing de un banco ha construido una historia que trasciende las situaciones alrededor de una app de citas. En sus páginas, se desentrañan aspectos morales, el desarrollo personal de los protagonistas, el autoconocimiento y otros temas.
Su creación literaria podría encajar dentro de la novela de aprendizaje, un subgénero literario que narra el desarrollo personal y moral del protagonista. En este caso, Laura, quien no es el alter ego de Megumi, evoluciona lejos de internet.
―El personaje principal de tu novela busca pareja a través de una app de citas y, en su intento, se enfrenta con barreras de la comunicación que le impiden desarrollar una conexión auténtica. En tus páginas se retratan malentendidos, frustraciones y decepciones. Ante ello, ¿qué podemos hacer para superar estos desafíos?
―Creo que las barreras de la comunicación siempre existirán y dependerá de cómo usemos la tecnología para acortar distancias. Es complicado establecer una conexión auténtica cuando no conoces a la otra persona. Cuando ya has visto a alguien en persona y sabes cómo habla, e incluso conoces su tono de voz, al chatear puedes intuir con qué tono te está escribiendo y cuál es el sentido de sus mensajes. Pero si no has conversado presencialmente con tu ‘match’, interpretas tú mismo el tono de voz e intención de sus textos. En las aplicaciones para buscar parejas, los mensajes a veces se prestan a malentendidos, ya que cada uno los interpreta a su manera. Es importante utilizar las apps de citas de manera correcta y confiar un poco.
―Confiar un poco y tener suerte, ¿no crees? Sin confianza, podríamos perder oportunidades; sin suerte, quizás nunca crucemos caminos con quienes podrían cambiar nuestras vidas.
―Sí, hay que tener mucha suerte para encontrar a alguien que realmente valga la pena. Existen casos de jóvenes que han tenido la mala fortuna de encontrarse en redes con personas que tenían malas intenciones. Siempre habrá dudas sobre cómo es la chica o chico con el que hiciste ‘match’ en una app y si lo que está diciendo es verdad; sin embargo, creo que a veces es bueno lanzar los dados y ver qué resultados obtienes. Tengo amigos que conocieron a su pareja en una aplicación de citas y ahora tienen relaciones exitosas.
―Es curioso observar cómo la timidez puede paralizar a algunas personas cuando intentan acercarse a una mujer, al punto de no atreverse a invitarla a salir en persona. Esta inseguridad los conduce a refugiarse en aplicaciones de citas. ¿Consideras que aplicaciones como Tinder son utilizadas principalmente por jóvenes que tienen dificultades para relacionarse?
―No necesariamente estas aplicaciones son utilizadas por personas que tienen dificultades para relacionarse. Creo que hay de todo. Hay jóvenes que, debido a su ritmo de vida, tal vez no tienen tiempo para salir y conocer a mucha gente.
―En tu libro se abordan varios temas, pero uno en particular me llama la atención: la soledad, una condición que nos desafía a confrontar nuestras vulnerabilidades y fortalezas. ¿Consideraste este tema antes de escribir la novela?
―Voy a ser sincera, la soledad no fue un tema que abordé intencionalmente desde el inicio. Pero, es cierto que Laura, el personaje principal, tiene miedo a quedarse sola, lo que la lleva a tomar algunas decisiones apresuradas, que quizás no son realmente lo que ella deseaba. Cuando acepta que estar sola no es malo, empieza a encontrarse a sí misma. Ella se dio cuenta de que saber lo que realmente quiere le permitió abrirse a una verdadera relación. En cuanto a Bruno, decepcionado consigo mismo y sin encontrar su camino, decide irse de Perú. En España, él encuentra su pasión en medio de la soledad. Creo que pasar un tiempo sin pareja ayuda a estos dos personajes a descubrirse de verdad y avanzar. La soledad no debe verse como algo malo; al contrario, bien gestionada, puede ser algo positivo.
―Al leer tu libro, fue inevitable no pensar en la novela de aprendizaje, un subgénero narrativo que se centra en el desarrollo personal y moral del protagonista desde la infancia hasta la madurez. En el caso de “Match”, Laura evoluciona en un corto tiempo.
―No planeé que Laura iba a descubrir, aprender, redimirse y evolucionar en el transcurso de un año. Escribí las primeras 60 páginas, y en la última Bruno decide irse a Madrid. Después de esto, dejé de escribir porque me bloqueé. Pasó un tiempo y retomé la historia, enfocándome en el final, que trata sobre el encuentro de estos dos jóvenes en Madrid. Supe que debía llenar esas páginas en blanco con situaciones que llevaran a Laura hasta ese destino. Con ese objetivo claro, fui tejiendo sus pasos junto con los de los demás personajes. Quizás eso explique por qué la historia transcurre a lo largo de un año.
―Debe ser complicado para los escritores no tener un final claro para sus novelas. ¿Te ha sucedido en varias ocasiones?
―Casi siempre he tenido el problema de no encontrar el final de una novela. No sabía a dónde llevar a los personajes o qué pasaría con ellos al final de la historia. Cuando me sucedía esto, seguía escribiendo, pero eventualmente dejaba el proyecto. En el caso de este libro, tener el final claro me ayudó a construir la historia de una manera más coherente y completa de lo que habría podido hacer sin ese desenlace preestablecido.
―Charles Bukowski tenía la reputación de escribir bajo los efectos del alcohol y él mismo lo mencionaba en sus escritos. ¿Cómo escribe Megumi Kudzuma?
―Durante la pandemia escribía por las noches. Cuando mi hijo de 8 años se dormía, alrededor de las 8 o 9 de la noche, me sentaba en mi escritorio a crear historias. Había días en los que escribía tres páginas, otros cinco, y a veces más; siempre con mi copita de vino al lado. Pero cuando tenía que editar los textos, sabía que debía hacerlo sobria para poder identificar las faltas ortográficas.
―Es probable que los lectores de tu novela hayan notado que tus personajes se parecen a sus amigos. Sin embargo, los escritores también suelen plasmar algo de sí mismos en sus páginas y hacer guiños a otros autores.
―Mi escritora favorita desde hace varios años es la española Elísabet Benavent. Sus personajes, como los de “Match”, son muy reales. Cuando los describe, es como si describiera a cualquier amigo cercano. Yo me propuse lograr eso, que Laura, Bruno, Juanjo y otros sean reales y creíbles. Al principio, mis amigos pensaban que el libro era de corte romántico, pero no es así. Como tu señalaste, se parece a una novela de aprendizaje, ya que los personajes experimentan desarrollo personal y moral. Con el pasar del tiempo, van aprendiendo, creciendo y descubriéndose. Personas que me conocen me decían: “Al leer, sentía como si estuviera escuchando tu voz”.
―Hay algunos escritores que suelen decir que escriben para que el dolor no los destruya, otros afirman que lo hacen para vaciar su corazón. En tu caso, ¿tienes algún motivo especial para escribir?
―Tengo dos motivos para escribir. Primero, para no dejar todo adentro. Cuando tienes muchas emociones y las retienes, a veces no las entiendes. Al plasmar tus experiencias en el papel, empiezas a entender lo que te pasó. Segundo, escribo para soltar. Hay muchas historias guardadas que, sin darte cuenta, te retienen o no te permiten avanzar. Cuando escribes, logras despojarte y perdonarte a ti mismo.
―Por otro lado, quisiera mencionar a Juanjo, un joven con un hijo que está separado de su pareja y busca a alguien a través de una app de citas. Este personaje refleja una realidad común hoy en día.
―El personaje de Juanjo es complejo: quiere salir y encontrar de nuevo el amor, pero también es padre y tiene una gran responsabilidad. Esta situación es común en la vida real, donde padres separados tienen un hijo que los une para toda la vida. Ante ello, tienes dos opciones: llevarte mal y que la relación no funcione, o decidir mantener una un vínculo sano con tu expareja por el bien del menor. En algún momento de mi vida sentí la necesidad de retratar esta realidad.
―Quizás basándote en tu experiencia o en la de tus amigos, quienes, al enterarse de que publicaste tu primera novela, probablemente tengan algunos reparos al momento de compartir sus historias contigo.
―Soy una persona muy reservada, y mis amigos saben que seré igual de discreta con sus asuntos. Publicar una novela no cambia eso.
―Finalmente, ¿existe un patrón para mantener una relación sana?
―No sé si exista un patrón porque todas las relaciones son distintas. Pero creo que todo parte de ser uno mismo, ser sincero y expresar lo que se siente y piensa. La comunicación es súper importante. A veces uno piensa: “Mejor no digo esto porque se va a molestar”. Esto es un error porque cuando no expresas lo que sientes, puede consumirte la ansiedad. Creo que si le dices a tu pareja las cosas con amor y por el bien de la relación, lo tomará bien. Ser uno mismo, comunicarse de manera transparente y tener una meta común son elementos importantes en una relación sana. ¿Quién no quiere eso? Si lo encuentras, tienes mucha suerte.