Un reciente estudio realizado por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) revela que más de la mitad de los ciudadanos en Perú no apoya el sistema democrático. La encuesta, llevada a cabo del 1 al 5 de julio, muestra que aproximadamente el 53% de los encuestados tiene una posición contraria a la democracia. Este porcentaje ha aumentado en seis puntos porcentuales en comparación con mayo de 2022.
La insatisfacción con el sistema democrático es aún más evidente en áreas rurales y fuera de Lima Metropolitana, y es más pronunciada entre las personas mayores de 40 años y aquellos pertenecientes a los niveles socioeconómicos D y E.
Además, un significativo 87% de los peruanos expresa estar insatisfecho o muy insatisfecho con la forma en que la democracia funciona en el país. Este nivel de insatisfacción también ha crecido desde mayo de 2022, cuando la cifra era similar y solo un 19% mostraba satisfacción con el sistema.
Un 57% de la población considera justificable que los militares realicen un golpe de Estado frente a un contexto de alta corrupción, tomando el poder sin respetar la Constitución. En contraste, un 43% piensa que no es justificable tal acción que interrumpe el Estado de derecho.
El Instituto de Estudios Peruanos (IEP) indicó que el margen de error de la encuesta es de ±2.8 puntos porcentuales, lo que confirma la significativa tendencia de descontento y desconfianza hacia la democracia y sus instituciones en el país.
¿El sistema democrático en decadencia?
La última encuesta del IEP indica que solo el 13% de los peruanos reporta satisfacción con el funcionamiento de su sistema democrático. Estas cifras reflejan una tendencia decreciente de confianza que ha persistido desde el 2017. El Barómetro de las Américas ya señalaba en 2023 que apenas un 19% de los ciudadanos estaba satisfecho o muy satisfecho con la democracia en el país.
Según la investigadora y socióloga del IEP, Patricia Zárate, el declive en la percepción de la democracia peruana se relaciona con la percepción del desempeño de los poderes Ejecutivo y Legislativo. Ambos tienen los niveles más bajos de aprobación entre los ciudadanos. Estas cifras han contribuido a una creciente justificación de medidas antidemocráticas.
Además, solo el 20% de la población cree que los derechos básicos están protegidos, lo cual contribuye a un entorno de escepticismo y desconfianza.
Solo la mitad de los encuestados expresa respeto por las instituciones políticas, lo cual podría tener implicaciones significativas en la estabilidad política y la cohesión social, detalla Zárate. Esta situación se podría agravar aún más con riesgos potenciales como el aumento de la inseguridad y el crimen organizado debido a una legislación más laxa.
El Barómetro de las Américas sitúa al país en los últimos lugares de América en cuanto a satisfacción con la democracia, solo superando a Surinam y Haití. Este dato podría tener repercusiones en ámbitos como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), donde la adhesión de Perú podría verse afectada por estos indicadores negativos.
Los datos son claros y revelan una tendencia hacia una mayor desconfianza y justificación de soluciones autoritarias. El Barómetro de las Américas señala que ha aumentado el porcentaje de peruanos que justificarían medidas tan extremas como el cierre del Congreso o incluso un golpe militar. En esta línea, el 20% de la población siente que sus derechos básicos no están debidamente protegidos, exacerbando la vulnerabilidad de la estructura democrática en el país.
Jose Carlos Mariátegui, en su ensayo La Crisis de la Democracia, publicado en 1925, hablaba sobre que la democracia, entendida como el sistema demo-liberal-burgués, enfrenta una visible decadencia, según reconocen sus propios defensores. Aunque opinan que el problema reside en su forma y no en la idea subyacente, la disociación entre forma y esencia demuestra ser un artificio teórico y no una realidad práctica. Este desacoplamiento pone en tela de juicio la validez de la democracia en su implementación contemporánea.