La seguridad ciudadana en la mayoría de ciudades del Perú no es una cuestión que haya nacido de la noche a la mañana, pues ha sido todo un proceso del que podemos rastrear sus inicios en hasta la misma Guerra del Pacífico.
Fue durante este episodio negro de nuestra historia, que los ciudadanos se vieron en la necesidad de organizarse para darse ellos mismos una protección que las autoridades de ese momento no eran capaces de dar ante la llegada de los invasores chilenos. Esto fue evolucionando con el tiempo hasta convertirse en lo que hoy conocemos como Serenazgo.
Guardias urbanas
La ocupación de Lima por las tropas chilenas en enero de 1881, tras la derrota en las batallas de San Juan y Miraflores, trajo consigo un período de desorden y caos. En medio de esta situación, la ciudad experimentó una serie de saqueos y ataques que afectaron principalmente a comerciantes y empresarios, muchos de ellos extranjeros.
En respuesta a la creciente inseguridad, se formaron las primeras guardias urbanas compuestas por ciudadanos de nacionalidades diversas como ingleses, franceses, e italianos, entre otros.
Estas guardias urbanas, integradas principalmente por extranjeros, se declararon en muchos casos neutrales en el conflicto, un hecho significativo que aclaró la percepción de su papel durante la ocupación.
A menudo se pensaba que estas guardias eran una forma de resistencia organizada contra el ejército invasor, pero su principal motivación fue la protección de sus propiedades y seguridad personal. Este tipo de comportamiento no era nuevo en la comunidad extranjera, quienes ya habían formado las primeras compañías de bomberos en Lima y otras ciudades, para protegerse de incendios y desastres.
El presidente Francisco García Calderón emitió un decreto el 25 de junio de 1881, formalizando la organización de estas guardias urbanas. Sin embargo, la legitimidad de este gobierno y sus medidas fueron posteriormente desconocidas por las fuerzas chilenas.
El tiempo del Serenazgo
Avanzando en el tiempo, el concepto de seguridad comunitaria en Perú evolucionó y dio lugar a la creación del servicio de serenazgo municipal. Propuesto inicialmente por Carlos Neuhaus en Lima bajo el nombre de Cuerpo Municipal de Patrulla, este servicio se implementó en toda la metrópoli en 1996 por el alcalde Alberto Andrade.
Cada grupo de serenazgo está bajo la gestión del municipio correspondiente, con la misión principal de brindar protección a la comunidad. A pesar de su papel crucial en la vigilancia y seguridad local, estos cuerpos no tienen la potestad de dar instrucciones a la policía o a los fiscales.
La denominación “sereno” se ha empleado históricamente para designar tanto la vigilancia nocturna como diurna. Este término tiene sus raíces en la época del virreinato en Perú y Bolivia, así como en España, donde se utilizaba para referirse a los encargados de velar por el orden y la tranquilidad de las ciudades durante aquellos tiempos.
San Isidro, los primeros
En 1958, en el distrito limeño de San Isidro, se constituyó un cuerpo municipal de patrulla bajo la Institución Municipal de Seguridad Vecinal, creada por Carlos Neuhaus. Aunque esta institución tuvo apoyo financiero de la Guardia Civil y el gobierno central, duró apenas un año.
Años más tarde, en 1990, Neuhaus reintrodujo el servicio bajo el nombre de serenazgo municipal, como una iniciativa para complementar a la Policía Nacional. En 1991, el alcalde Alberto Andrade implementó esta medida en el centro de Lima, iniciando con 150 personas y extendiéndola a toda la metrópoli en 1996.
En 2014, se establecieron los perfiles del Gerente de Seguridad Ciudadana y del Personal de Serenazgo, oficializando el cuerpo de serenos a nivel nacional bajo la Autoridad Nacional del Servicio Civil. En 2023, se implementó el uso de armas no letales por parte de los serenos, una medida que generó debate sobre su facultad para intervenir en infracciones del orden público.
Sus funciones
El serenazgo municipal tiene diversas funciones definidas por la Resolución Ministerial N.º 772-2019 del Ministerio del Interior.
Entre estas se incluyen la identificación de zonas críticas y en riesgo de actos delictivos, el apoyo municipal a los vecinos en la prevención de delitos y contravenciones, la advertencia a las autoridades sobre la presencia de personas, vehículos u objetos sospechosos, la atención de emergencias y solicitudes de información del vecindario, la realización de patrullajes en conjunto con la Policía Nacional y la colaboración en la atención de desastres junto con otras entidades de seguridad.
En los últimos años, el serenazgo también ha asumido roles adicionales, como la seguridad en centros educativos bajo la administración de la Municipalidad de Lima. Estas iniciativas reflejan la evolución y adaptación de los mecanismos de seguridad comunitaria en respuesta a las necesidades cambiantes de la sociedad peruana.