El portal de empleo líder en América Latina, Bumeran, publicó un estudio titulado Diversidad en el trabajo que estima que siete de cada diez peruanos ha sido víctima de discriminación en su centro de la labor. Pese a la alarmante cifra, el informe coloca al Perú como el segundo país con menos discriminación laboral de las cinco naciones analizadas, siendo superado por Chile (84 %), Argentina (83 %) y Panamá (74 %).
“El estudio revela que el 70 % de las personas trabajadoras en el Perú ha sufrido algún tipo de discriminación en su trabajo. Además, el 30 % de los especialistas en recursos humanos reportó haber enfrentado dificultades en la inclusión de personas en sus organizaciones. Estos datos destacan la importancia de abordar la inclusión en las empresas y de fortalecer tanto las políticas como las prácticas que promueven un entorno en el que todos los talentos sean valorados y respetados”, señaló Dora Pinedo, jefe del Área de Márketing en Bumeran Perú.
Para la especialista, la creación de una cultura inclusiva es crucial no solo en la realización de un ambiente laboral sano y una empresa comprometida con el desarrollo personal de sus colaboradores, sino que impacta directamente en la producción de la misma, aportando a la organización en términos de innovación y competitividad.
Tipos de discriminación
El informe reveló los porcentajes de discriminación en diversas categorías, destacando la severidad del problema en distintos ámbitos. La discriminación por edad encabezó la lista, afectando al 54 % de los encuestados, seguido por un 19 % que reportó discriminación por género. El color de piel fue un factor discriminatorio para el 16 %, reflejando las persistentes desigualdades raciales. Además, un 8 % de las personas enfrentaron discriminación debido a alguna discapacidad, mientras que un 4 % sufrió por su orientación sexual.
El panorama laboral no se presenta muy alentador según los resultados de la encuesta. De hecho, un 63% de las personas encuestadas indicó que sus lugares de trabajo no han implementado medidas efectivas para desarrollar un ambiente más inclusivo y respetuoso. Esta falta de acción por parte de las empresas podría perpetuar la discriminación y las desigualdades presentes en la sociedad.
Además, la ausencia de políticas inclusivas puede afectar negativamente la moral y el rendimiento de los empleados, generando un entorno laboral poco saludable. Los datos subrayan la importancia de que las organizaciones adopten y promuevan estrategias para fomentar la diversidad y el respeto dentro del entorno profesional.
Implementación de medidas
Respecto a por qué consideran que no se implementan medidas para desarrollar un ambiente laboral más inclusivo, el 32% de los encuestados cree que se debe a la desigualdad de oportunidades en el trabajo. Estos participantes señalaron que ciertos grupos de personas, debido a factores como género, color de piel, edad o discapacidad, no tienen las mismas oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional que otros.
El 27% de los encuestados mencionó que el ambiente laboral es nocivo, lo que implica que existen actitudes y comportamientos tóxicos que no son abordados por la dirección. Este ambiente puede incluir acoso, discriminación y falta de apoyo, lo que inhibe cualquier intento de crear un espacio inclusivo.
Un 14% de las personas creen que las empresas no generan espacios adecuados para tratar temas de inclusión, como talleres o capacitaciones. La falta de formación y concienciación entre los empleados y directivos hace difícil avanzar hacia un ambiente más inclusivo y respetuoso.
El 12% cree que no se permite la diversidad de opiniones en el entorno laboral. La ausencia de un diálogo abierto y respetuoso impide que diferentes perspectivas y experiencias sean escuchadas y valoradas, lo que es crucial para la inclusión.
Otras personas consideran que no hay políticas de cuidado, lo que significa la falta de medidas para apoyar a empleados que pueden tener necesidades especiales. Además, algunos apuntan que no se permite que el personal se exprese libremente sobre su vida privada, lo que crea un entorno de secretismo y desconfianza.
Por último, se destacó que en el proceso de contratación se sigue poniendo foco en la identidad de género de los candidatos, ignorando sus competencias y habilidades profesionales. Esto perpetúa la discriminación y limita el acceso igualitario a oportunidad