Ucayali. Hoy, en Perú, se celebra el Día del Maestro, una fecha que nos invita a reflexionar sobre los desafíos y responsabilidades que enfrentan los educadores en nuestra sociedad. La labor docente no solo implica transmitir conocimientos académicos, sino también inspirar y guiar a las nuevas generaciones hacia un futuro más sostenible y consciente. Este día nos recuerda la importancia de reconocer y apoyar a los maestros en su invaluable contribución al desarrollo de nuestra comunidad y el país.
Un ejemplo destacado de esta dedicación es Nataly Concha, bióloga y docente en Pucallpa, que ha dedicado los últimos dos años de su vida a algo más que la enseñanza tradicional. Su proyecto es más ambicioso: inculcar en sus estudiantes el interés y el compromiso por la protección del medioambiente.
Para ello, la joven maestra ha sabido emplear su conocimiento y pasión por la docencia para embarcar a sus alumnos en una cruzada por el repoblamiento de la taricaya, una tortuga reconocida como especie vulnerable desde 2014 por el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego.
“Soy bióloga de profesión, pero siempre he querido compartir esas experiencias que uno adquiere en el trabajo de la biología. Siempre he sido de las personas que, más allá de centrarse en el problema, siempre veo la forma de cómo solucionarlo, de qué manera aportamos”, comenta Nathaly a Infobae Perú mientras evoca cómo nació este proyecto.
El punto de partida
La oportunidad de Nataly de fusionar su vocación y conocimientos se presentó cuando llegó a Innova Schools en Pucallpa, institución que le permitió motivar y despertar en los escolares ucayalinos la curiosidad por el entorno natural que los rodea.
“Cuando llego a Pucallpa, esa oportunidad ocurrió. Se me abrió el portón, ¿quieres hacer cosas?, ¡Empecemos a hacer cosas!”, recuerda que le dijeron sus colegas los primeros días que comenzó a trabajar en la plataforma educativa.
Y así fue. Poco a poco, empezó a desarrollar una iniciativa basada en el cultivo y cosecha de huevos de taricaya para su posterior liberación, en un esfuerzo por repoblar esta especie fundamental en la dieta de los pucallpinos y las comunidades nativas, que temen en poco tiempo pueda estar en peligro de extinción debido a la sobreexplotación.
“Las taricayas, que alguna vez fueron abundantes en nuestras playas, ahora son difíciles de encontrar. A través de este proyecto queremos que asegurar un equilibro ecológico que promueva impacto positivo en las comunidades que dependen de esta especie”, detalla.
En ese sentido, a miras de lograr este objetivo, Nataly, con determinación, buscó establecer una alianza con el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), entre otras entidades en materia ambiental, para materializar y fortalecer adecuadamente este proyecto junto con sus alumnos y alumnas.
“Queremos que los alumnos se conviertan en agentes de cambio. No necesitan altos cargos para hacer algo significativo. Desde su posición de estudiantes y ciudadanos pueden abordar grandes problemáticas”, afirma Nataly convencida de sus palabras.
No obstante, bajo esa línea, la docente explica que este proceso, junto con sus alumnos, ha sido una “bola de nieve” que ha crecido con el tiempo, enfrentando dificultades, pero que ha generado importantes efectos como el trabajo articulado entre los estudiantes y las comunidades indígenas del pueblo shipibo-konibo. “Las comunidades conocen el trabajo de los escolares y ellos reciben ese impacto, lo que nos motiva aún más”, detalla.
Asimismo, esta organización colectiva, relata Nataly, ha devenido en el surgimiento de otras iniciativas interesantes. Entre ellas la creación de un pequeño libro que recopila relatos, cuentos, mitos y leyendas locales, ilustrados por los propios estudiantes. Esta acción busca no solo preservar la identidad ambiental, sino también evidenciar las riquezas culturales de Ucayali como región.
Además, los estudiantes han trabajado en proyectos de biorremediación, aunque Nataly subraya la necesidad de crear mejores alianzas con las instituciones del Estado para asegurar los recursos técnicos y económicos necesarios para que perduren en el tiempo.
“En marzo, se publicó un pequeño libro de recolección de relatos, cuentos, mitos, leyendas que los propios estudiantes han rescatado de sus padres en torno a su preocupación por el medio ambiente. Pero nos hace falta crear mejores alianzas con instituciones que nos puedan apoyar con estos campos, pero el potencial ya está en los estudiantes”, enfatiza Nataly.
El impacto de la organización estudiantil
Como resultado de esta articulación estudiantil y educativa en favor de la conservación de la taricaya y otras preocupaciones medioambientales, Nataly describe que las expectativas han sido superadas en todo sentido.
Pues, los escolares han aprendido a intervenir en procesos complejos de investigación, como por ejemplo a interpretar datos estadísticos y recopilar información respecto a la situación poblacional de esta especie vulnerable, lo que les ha permitido obtener reconocimientos por parte del Sernanp, un hecho altamente gratificante para Nataly y sus demás colegas docentes.
“Las expectativas han sido rebasadas. Nuestros alumnos hacen un trabajo de estadística, llenado de datos, de información. Ver eso como docentes es muy honorable y satisfactorio”, expresa.
Siguiendo ese camino, Nataly destaca que en sus aulas en Pucallpa yace una misión que trasciende la educación convencional y se adentra en el ámbito de la sostenibilidad y conservación ambiental.
Esto, según su testimonio, contribuye a que los estudiantes aprendan a crear y autogestionar soluciones tecnológicas a problemas comunitarios y desarrollen un pensamiento crítico. “La solución debe ser innovadora, accesible y sostenible”, comenta la maestra bióloga, destacando la importancia de adaptar las soluciones a las necesidades de cada contexto.
Por otro lado, en relación con las taricayas, Nataly precisa que en Ucayali, aunque estas no están en estado crítico, su población sigue disminuyendo significativamente.
Por ello, actualmente, el trabajo de los estudiantes no solo se enfoca en la conservación, sino también en los posibles impactos que la protección de esta especie puede traer en la seguridad alimentaria y la economía de las comunidades.
“Buscando en los registros con los mismos chicos hemos visto que antes existía aquí en las playas del mismo Pucallpa habían taricayas, pero no hay información oficial, es muy escasa. Hoy en día, lo que buscamos es que se pueda tener una cantidad suficiente de especies que permita que las comunidades subsistan a partir de ella, que contribuya a su economía y seguridad alimentaria tanto para el medio ambiente y los seres humanos, que haya un equilibrio sano”, explica la docente.
La importancia de conservar a las taricayas adultas
Actualmente, el proyecto que lidera Nataly y sus estudiantes se sitúa en Parque Nacional Alto Purús, que abarca territorios de Ucayali, Madre de Dios y parte de Brasil. Sin embargo, de acuerdo a la docente bióloga, aunque la mayoría de las taricayas se encuentran en dicho país vecino, se están buscando zonas estratégicas en Pucallpa para su liberación a fin de incrementar su población en Perú.
“La población mayoritaria de taricayas se encuentra más en Brasil que en Perú, es por eso que cuando se hace el conteo aquí la distribución de esta especie se encuentra poco. Nosotros buscamos zonas estratégicas en Pucallpa donde poder liberarlas y de esa manera apoyamos a que la abundancia de esa población sea mayoritaria en el país y puedan servir para las comunidades de Pucallpa. El objetivo es que las próximas sociedades puedan tener este recurso”, explica.
También, Nataly resalta la importancia de conservar las taricayas adultas para obtener mayores beneficios de la especie.
“Invitamos a concientizar la conservación de las taricayas adultas para poder obtener mayores beneficios. Además, luego de ir a liberar a las taricayas a un lugar estratégico, los alumnos hacen un breve trabajo muy significativo de concientización a la comunidad. Desde Innova, todos los profesores integramos el tema medioambiental en nuestras clases, buscando inspirar a los estudiantes. Creo que lo estamos logrando, porque cuando escucho a los estudiantes decir ‘gracias miss, ya sé qué es lo que quiero hacer’, sé que vamos por buen camino”, agrega.
La magia de inspirar
En el aula, Nataly y otros docentes animan cada día a los estudiantes a pensar en su futuro profesional y en las soluciones que pueden aportar, independientemente de la carrera que elijan. No obstante, considera que en esa senda es necesario integrar la conciencia medioambiental, especialmente en un contexto cada vez más difícil en torno a la crisis climática.
Por tal razón, cree que el impacto del proyecto va más allá de las aulas, pues, no solo ven en sus alumnos a futuros profesionales, sino a agentes de cambio comprometidos con la acción medioambiental, asegurando así un futuro donde la naturaleza y la sociedad prosperen juntas.
“La conservación del medio ambiente y el desarrollo sostenible no son tareas aplazadas para el mañana; comienzan hoy, en cada aula y en cada mente joven dispuesta a aprender y actuar”, complementa.