Lima ofrece una variedad de lugares tradicionales y fascinantes, cada uno con una historia única que contar. Uno de estos sitios es el Cuartel de Santa Catalina, una construcción neoclásica que destaca como uno de los escasos ejemplos de la arquitectura militar virreinal aún preservados en Perú.
Construido en los primeros años del siglo XIX, el cuartel se levantó en los terrenos conocidos como ‘Huerta de los Llanos’ y ‘Huerta Perdida’, pertenecientes a los Monasterios de Santa Catalina de Siena y de la Concepción.
El tradicionalista limeño Ricardo Palma menciona en una de sus tradiciones peruanas que durante el gobierno del Virrey Gabriel de Avilés comenzó la construcción del Cuartel de Santa Catalina para ser utilizado como cuartel de artillería. La obra estuvo bajo la dirección del coronel Joaquín de la Pezuela, quien años después se convertiría en virrey.
Así luce el cuartel Santa Catalina
Caracterizado por sus muros de adobe y torreones en las esquinas, este edificio forma parte integral de la Plazuela de Santa Catalina. Desde 1946, fue reconocido como Monumento Histórico Artístico Nacional, lo que resalta su importancia en la historia del país.
Este cuartel, construido en 1806 por orden del virrey José Fernando de Abascal y Souza, originalmente ocupaba más de 25 mil metros cuadrados. Con el crecimiento urbano, su extensión se redujo a 2 mil metros cuadrados. La entrada principal, situada en Jr. Inambari 790, en Barrios Altos, exhibe torretas, merlones, almenas y un torreón, elementos típicos de la arquitectura defensiva de la época.
En su interior, se encuentran las cuadras de dos pisos que funcionaban como alojamiento para los soldados. Además, el cuartel conserva vestigios del canal Huatica, de origen preincaico, que pasaba por diversos puntos de Lima y desembocaba en la Playa Marbella, en Magdalena del Mar.
La Capilla de Santa Bárbara, también de estilo neoclásico, es una parte destacada del complejo. Su fachada muestra símbolos de justicia, ejército y guerra. En el interior, se realizaron trabajos de restauración en columnas, muros y pisos. La construcción y diseño de la capilla se atribuyen al presbítero Matías Maestro.
Rebelión en el cuartel de Santa Catalina
El 23 de marzo de 1931, el Regimiento de Infantería Nº 5, acantonado en el Cuartel de Santa Catalina, vivió un levantamiento liderado por el Sargento Víctor Faustino Huapaya Chacón. Este suceso ocurrió en medio de la crisis política del gobierno transitorio de la Junta Nacional de Gobierno dirigida por David Samanez Ocampo.
Los soldados amotinados apresaron a sus superiores en el comedor del cuartel y salieron a las calles con tanques, ametralladoras y rifles, dejando una guarnición para defender el cuartel. Sin un plan claro, intentaron tomar el Ministerio de Gobierno y Policía, siendo repelidos por la Guardia Republicana, y fracasaron en su intento de tomar el Palacio de Gobierno. También tomaron las torres de algunas iglesias e hicieron sonar las campanas, causando alarma en la ciudad.
Ante la respuesta represiva del Ejército, los sublevados regresaron al Cuartel de Santa Catalina, donde fueron sitiados por tropas leales del Regimiento de Artillería N.º 2, la Escuela Militar de Chorrillos y el Regimiento Guardia Republicana. Para negociar, ingresaron al cuartel el ministro de Gobierno y Policía, Francisco Tamayo, el ministro de Guerra, Comandante Gustavo Jiménez, y un grupo de oficiales. Fueron recibidos por el Sargento Huapaya y los soldados rebeldes, quienes presentaron un pliego de reclamos. Entre sus demandas estaban el fusilamiento del expresidente Augusto B. Leguía, la separación de todos los altos jefes del Ejército y la construcción de cuarteles higiénicos.
El Comandante Jiménez rechazó las demandas y desarmó a Huapaya. La lucha continuó y dos aviones arrojaron granadas en el patio del cuartel, lo que llevó a la rendición de los rebeldes. El enfrentamiento dejó más de 40 bajas entre muertos y heridos. Un Consejo de Guerra condenó al Sargento Huapaya a veinte años de prisión, pero fue amnistiado poco después por la Junta de Gobierno de Samanez Ocampo, y Huapaya se unió a las fuerzas de Sánchez Cerro.
Aquí estuvo detenido Vladimiro Montesinos
Entre 1962 y 1963, la Junta Deliberante Metropolitana de Monumentos Históricos, Artísticos y Lugares Arqueológicos de Lima declaró el cuartel como intangible. Este reconocimiento incluyó elementos arquitectónicos clave como los muros perimétricos originales y un torreón visible en el frontis del cuartel y en la esquina del Jirón Andahuaylas con Inambari.
En 1963, una parte del cuartel fue demolida para extender la Avenida Nicolás de Piérola. El sector sur se transfirió al Ministerio de Guerra, mientras que el sector noroeste pasó al Ministerio de Educación.
El cuartel sirvió como sede de la Policía Militar del Ejército del Perú hasta finales de los años 70. Durante este periodo, el Capitán Vladimiro Montesinos Torres, quien más tarde se convertiría en asesor de inteligencia del expresidente Alberto Fujimori, fue detenido en el cuartel tras ser condenado por la Justicia Militar por traición a la patria.
Durante el segundo gobierno de Fernando Belaúnde Terry (1980-1985), el sector sur del cuartel fue demolido para construir el Establecimiento Penitenciario “San Jorge”. El resto del edificio fue reducido posteriormente para la construcción del Colegio Estatal N.º 1035 “General de División EP José del Carmen Marín Arista”, establecido el 23 de marzo de 1983.
La Capilla de Santa Bárbara, aunque no fue demolida, se vio afectada por estas alteraciones. Originalmente, frente a un patio de armas, ahora está cerca del muro perimétrico que rodea lo que queda de la edificación colonial. Con el tiempo, la capilla sufrió daños por sismos, falta de mantenimiento y cambios urbanos en su entorno.
La precaria situación del cuartel
Desde 1998, la Escuela Taller de Lima se especializó en la restauración integral de un histórico inmueble perteneciente al Ministerio de Cultura. Situado en terrenos que pertenecen al Instituto Nacional de Cultura (INC), esta institución educativa ha llevado a cabo diversas intervenciones en la propiedad, que representa solo una quinta parte del edificio original.
La institución educativa, conocida formalmente como Escuela de Restauración, es subvencionada por la Asociación Española de Cooperación Internacional (AECI). Su labor principal es preservar y restaurar bienes patrimoniales significativos en la región. Los trabajos de arqueología realizados desde finales de la década de 1990 han permitido la recuperación de importantes elementos histórico-culturales.