La riqueza cultural de un país se manifiesta en una multitud de formas, y una de las más singulares y entrañables son los dichos y refranes que se transmiten de generación en generación. Estas expresiones, cargadas de sabiduría, humor y conocimiento, reflejan la idiosincrasia y la historia de un lugar.
Nuestro país con una gran diversidad cultural y geográfica, no es la excepción. A lo largo de su historia, los peruanos han forjado y adoptado un impresionante repertorio de frases que trascendieron los años hasta nuestros días y se convierten en parte integral de su comunicación cotidiana.
Uno de estos dichos es “estar en la luna de Paita”, una frase que se utiliza para describir a una persona que está sumamente distraída. Este refrán tiene sus raíces en la provincia piurana de Paita, un lugar que invita a la contemplación y la calma.
Se comenzó a usar en Perú en el siglo XVI, y su origen se atribuye a la manera en que la luna se ve en Paita: más grande y esplendorosa de lo normal. La expresión trascendió fronteras y también se usa en Ecuador, Chile, Bolivia y México. En España, el equivalente es “la luna de Valencia”.
¿Qué es Paita?
Paita es un puerto ubicado en la costa norte de Perú, en el departamento de Piura. Este lugar, conocido por sus hermosos paisajes y su rica historia, fue un punto de referencia importante desde tiempos coloniales. Llegar a Paita es relativamente sencillo; desde la ciudad de Piura, se puede tomar un autobús desde la avenida Sánchez Cerro. El trayecto dura aproximadamente 45 minutos en auto, tomando el desvío hacia Paita en la salida de Piura.
El balneario estrella de la provincia es Colán, un destino perfecto para quienes buscan relajación y aventura. Sus aguas cristalinas y cálidas, junto con su fina arena y marea generalmente baja, lo convierten en un lugar idóneo para disfrutar del mar. Lo que realmente cautiva de Colán es su aire tradicional; la ribera está adornada con casonas antiguas sostenidas por sólidas columnas de madera. Al atardecer, el mar corre por debajo de estas casas, ofreciendo una vista pintoresca y nostálgica. Además, es un excelente punto para practicar deportes acuáticos como el windsurf y pasear en kayak. Asimismo, fuera del mar, se puede visitar la iglesia de San Luis, una de las primeras construidas por los españoles en el siglo XVI.
Para aquellos que buscan destinos menos conocidos, el balneario de Yacila es una opción encantadora. Ubicado a 25 minutos de la ciudad de Paita, Yacila es un lugar tranquilo donde es común ver pescadores en acción. Sus aguas mansas son ideales para un recorrido en bote o simplemente para nadar. A solo 10 minutos de Yacila se encuentra la caleta La Islilla, con su arena blanca y embarcaciones que parten hacia la isla Foca. Este lugar es un refugio para diversas especies marinas, como pingüinos, lobos de mar, tortugas y aves guaneras, ofreciendo un espectáculo natural inigualable.
En definitiva, Paita y sus alrededores no solo son testigos de la majestuosidad de la luna que inspiró el famoso dicho, sino también de la riqueza natural y cultural que caracteriza a esta región. La frase “estar en la Luna de Paita” no solo refleja la distracción causada por la contemplación de una luna singular, sino que también encapsula la capacidad de la belleza natural para transportar a las personas a un estado de ensueño.
Esta expresión popular y el lugar que le dio origen son ejemplos de cómo los aspectos naturales y culturales de una región pueden influir profundamente en la lengua y la vida cotidiana de sus habitantes. Los viajeros que decidan explorar Paita descubrirán no solo la historia detrás de un dicho pintoresco, sino también una región llena de maravillas por descubrir.