El comportamiento sexual de los pobladores del Antiguo Perú ha sido una de las materias que más ha llamado la atención entre los especialistas. Y es que para nadie es un secreto que la homosexualidad ha sido una práctica que ha estado presente en nuestro país, casi desde la aparición de seres humanos en esta parte del mundo.
La evidencia arqueológica e historiográfica demuestra que tales comportamientos existieron antes, durante y después de la conquista española. En cerámicas representativas, conocidas como “huacos”, se observa la vida cotidiana y sexual de las culturas prehispánicas, destacándose las civilizaciones moche y chimú.
Cerámica Mochica y Chimú
Entre los años 300 a. C. y 700 d. C., la cultura mochica floreció en el norte del Perú, caracterizándose por su cerámica escultórica. Estas piezas mostraban de manera explícita relaciones sexuales tanto heterosexuales como homosexuales.
Similarmente, la cultura chimú, que se desarrolló entre los años 1000 y 1470 d. C., también dejó testimonio de estas prácticas en sus cerámicas. Aunque muchos de estos artefactos fueron destruidos por arqueólogos que los consideraban obscenos, algunos han sobrevivido, y hoy en día se exhiben en el Museo Larco de Lima, conocido por su galería de cerámica erótica precolombina.
Acto de culto
La información sobre estas prácticas también se encuentra en crónicas escritas por españoles, mestizos e indígenas. El cronista Pedro Cieza de León, por ejemplo, relató que en el norte del Imperio incaico, la homosexualidad era tolerada y en algunos casos incluso venerada como un acto de culto.
En esta región, existían prostíbulos masculinos que atendían a las necesidades de la tropa, y los servidores sexuales eran conocidos como pampayruna. Estos individuos, criados desde niños para desempeñar un rol femenino, participaban en ceremonias religiosas y eran considerados sagrados.
En contraste, en otras partes del Imperio incaico, la homosexualidad era severamente castigada. El cronista Martín de Murúa señaló que el inca Lloque Yupanqui castigaba duramente los pecados públicos, incluyendo la sodomía, con desorejamientos, desnarigamientos y ahorcamientos.
Otro que también documentó la prohibición de la homosexualidad fue Inca Garcilaso de la Vega en sus ‘Comentarios Reales de los Incas’. Los que eran hallados culpables eran quemados vivos en plazas públicas.
De igual manera, el cronista Cieza de León comentó que los incas aborrecían a los homosexuales, considerándolos viles y apocados. Los castigos eran severos para quienes eran descubiertos practicando la homosexualidad, con el objetivo de erradicar esta conducta.
Durante la década de 1570, el virrey Francisco de Toledo y los clérigos se organizaron para eliminar la sodomía y otras prácticas sexuales consideradas inmorales. Se impusieron castigos como latigazos y trabajos forzados en hospitales estatales para quienes convivieran fuera del matrimonio sancionado por la iglesia.
El choque cultural con Europa
La llegada de los europeos al Nuevo Mundo en el siglo XVI trajo consigo un choque cultural significativo. Los españoles, horrorizados por las prácticas sexuales de algunas regiones del Imperio incaico, impusieron sus propias normas y castigaron severamente cualquier comportamiento que no se alineara con la moral cristiana.
El virrey Toledo emitió decretos para crear una segregación casi total de los sexos en público, y la Inquisición, establecida en Perú en 1569, llevó a muchos homosexuales a ser quemados en la hoguera.
Cronistas como Gonzalo Fernández de Oviedo y Pedro Cieza de León documentaron estas prácticas en sus obras. Oviedo mencionó la homosexualidad en su Historia General y Natural de las Indias, mientras que Cieza de León se refirió repetidamente al “pecado nefando de la sodomía” en su Crónica del Perú.
Según estos relatos, en algunos templos y oráculos, jóvenes eran criados desde su niñez para ser utilizados en prácticas sexuales durante ceremonias religiosas.
Estas evidencias arqueológicas e historiográficas nos permiten entender mejor la complejidad y diversidad de las sociedades prehispánicas. La represión y destrucción de estos testimonios a lo largo de la historia han dificultado la reconstrucción completa de estos aspectos culturales. Sin embargo, lo que ha sobrevivido ofrece una visión valiosa de la vida y las creencias de las antiguas civilizaciones del Perú.