En el corazón del centro histórico de Lima, una edificación se alza con una mezcla de misterio y solemnidad: la Casa de Pilatos. Conocida popularmente bajo este nombre, la también llamada Casa de Jarava ha sido testigo de sombrías historias de herejías, según el célebre escritor Ricardo Palma. Hoy, este impresionante recinto del siglo XVI se ha transformado en la sede del Tribunal Constitucional, lo que ha representado un puente entre lo ancestral y lo contemporáneo.
Construida en la intersección de las antiguas calles Del Milagro y Aparicio, hoy jirones Áncash y Azángaro, respectivamente, la Casa de Pilatos ha desafiado el paso del tiempo y los impactos de la naturaleza, superando los devastadores terremotos de 1687 y 1746. Este edificio no solo ha sido testigo mudo de la evolución de Lima, sino que también ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Nación el 23 de enero de 1973, ha consolidado su lugar como un sitio de relevancia histórica y cultural en el Perú.
¿Cuál es la historia de la Casa de Pilatos?
La Casa de Pilatos tiene una rica historia que comienza en 1639, cuando se encontraba en plena edificación. Según un estudio publicado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, esta casa fue construida para Pedro de Jarava y Vivar, un oficial de la Caja Real de Lima y descendiente de uno de los capitanes de la conquista. Pedro, natural de Madrid, se mudó al virreinato peruano y ocupó importantes cargos, como el de gobernador de Chucuito.
Tras la muerte de Pedro, su hija María de Jarava y Arnedo heredó la finca. Aunque no la habitó, ésta pasó a su hija Antonia de Esquivel y Jarava, quien sí vivió en la casa junto a su esposo, el doctor Andrés de Vilela. La residencia continuó en manos de la familia a lo largo de los siglos, por lo que ha pasado por numerosas generaciones y diferentes miembros, quienes enfrentaron deudas, desafíos y eventos históricos, como los terremotos de 1687 y 1746, que dañaron severamente la estructura. A pesar de los daños, la Casa de Pilatos fue reconstruida y mantenida, y hoy en día conserva su estilo clásico español, con elementos arquitectónicos que reflejan su rica herencia histórica.
¿Por qué se llama la Casa de Pilatos?
Ricardo Palma hizo su primera mención de la Casa de Jarava, también conocida como Casa de Pilatos, en 1868. Según documentación del portal ‘Tribunal Constitucional del Perú’, el tradicionista recoge lo que se decía oralmente en la sociedad limeña de la época. La historia cuenta que, en agosto de 1635, la casa estaba arrendada por comerciantes y mineros portugueses. Una noche de viernes, un joven juerguista alcoholizado escuchó sonidos extraños provenientes de la casa.
Al asomarse, se encontró con una escena increíble: el portugués Manuel Bautista Pérez, uno de los hombres más ricos de Lima, estaba sentado junto a unos cien compatriotas, todos reunidos alrededor de un crucifijo de tamaño natural. Tras el discurso de Manuel, los asistentes comenzaron a golpear el crucifijo, mientras él, como un moderno Pilatos, solo observaba el escarnecedor acto. El joven criollo, horrorizado por la profanación, corrió a informar al Tribunal de la Inquisición sobre lo que había presenciado. Manuel Pérez fue acusado y condenado a muerte por el tribunal, acusado de realizar ceremonias profanas con imágenes sagradas.
Además, existe otra razón por la que esta casona adopta el nombre de ‘Casa de Pilatos’. El lugar tiene una gran similitud con la Casa Pilatos de Sevilla en España. Esta conexión arquitectónica y simbólica refuerza la asociación con Ponce Pilato y le otorga al lugar un aire de misterio y reverencia histórica, consolidando su lugar en el imaginario colectivo limeño.
¿Por qué fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación?
En 1962, la comisión técnica de la Junta Deliberante Metropolitana de Monumentos Históricos, Artísticos y Lugares Arqueológicos de Lima realizó un informe sobre la Casa de Pilatos. En el informe, se destacó que la casa debía ser protegida debido a su calidad arquitectónica, su valor urbanístico y su significado histórico y artístico. La conservación de esta casa era considerada esencial, incluso si eso iba en contra de los planes de desarrollo urbano.
La Junta propuso una nueva clasificación para evaluar los monumentos para tener en cuenta su calidad estética, arquitectónica y su integración en el entorno urbano. En esta clasificación, la Casa de Pilatos se ubicó en la clase C, reconociéndola por su valor artístico, arquitectónico y urbanístico.
Debido a estas características excepcionales, la Casa de Pilatos fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación el 23 de enero de 1973. Hoy en día, esta histórica edificación alberga al Tribunal Constitucional del Perú, esto ha fusionado su rica herencia histórica con su importante función actual en el sistema judicial del país.