Las corrientes patriotas y libertadoras llegaron al país mucho tiempo antes de que don José de San Martín pusiera un pie en territorio nacional. Por eso, vale recordar que fueron muchos aquellos que, desde su tribuna, promovieron las nuevas ideas y el deseo de tener un país libre del yugo español que oprimió al peruano durante casi trescientos años.
Y aunque se cree erróneamente que estas personas fueron en, su mayoría militares, hombres de armas o meros intelectuales alejados de las creencias religiosas, es necesario tomar en cuenta que parte de la cuna de las ideas fueron la entidades académicas, dominadas en su mayoría por el clero. Así, destaca la figura de Toribio Rodríguez de Mendoza, considerado un prócer de la independencia pese a sus actividades como sacerdote.
El sacerdote patriota
Alejandro Toribio Rodríguez de Mendoza Collantes nació y vivió inmerso en una generación que ya sentía cómo los vientos de libertad que venían desde Europa removían poco a poco las bases de la monarquía española en el continente. Corría el año 1750 cuando vio la luz en suelo chachapoyano, que para aquel entonces pertenecía al obispado de Trujillo.
Desde pequeño fue enviado a estudiar en el Seminario de San Carlos y San Marcelo, donde aprendió Latín y Humanidades, formación que le serviría para continuar sus estudios en el Seminario de Santo Toribio en la capital.
Gracias a sus habilidades logró graduarse como licenciado y doctor en teología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, llamando la atención del virrey Manuel de Amat y Junyent, quien lo contrató como profesor y más tarde fue incluido en la plana docente de su alma mater.
Rodríguez de Mendoza no detuvo su formación académica, pero también ejerció como párroco en un pueblo indígena de la sierra de La Libertad. Años después, en 1786, fue nombrado rector del Convictorio de San Carlos, donde hizo una serie de reformas.
Adelantado a su tiempo
Conforme explica la reseña de su vida elaborada por el Banco Central de Reserva del Perú, el clérigo, adelantado a su tiempo, vio la necesidad de formar hombres con una visión orientada al futuro, una clase dirigente e ilustrada en ciencias y humanidades que supiera responder a las nuevas demandas del país, algo que logró con éxito, ya que se sabe que alrededor de treinta y cinco alumnos suyos participarían en el primer Congreso Constituyente de 1822. Asimismo, logró formar a personajes como José Faustino Sánchez Carrión.
No obstante, durante su gestión se vio sujeto a la supervisión del virrey José Fernando de Abascal, quien llevó a cabo una importante represión en contra de las ideas liberales que habían llegado al territorio como resultado la Revolución Francesa.
En tal sentido, consideraba a Rodríguez de Mendoza un liberal que compartía esta mentalidad en los salones del convictorio que dirigía. Esta situación provocó que el religioso presentara su renuncia irrevocable al cargo, sin embargo, no dejaría de lado la creencia de que el Perú necesitaba jóvenes profesionales y educados.
Como era de esperarse, esto lo llevó a ser catalogado como un reformista de ideas potencialmente peligrosas para el absolutismo. Pese a ello, tomó la decisión de formar parte de la Sociedad de Amantes del País y del periódico Mercurio Peruano, con el ideal de tener una ciudadanía informada.
Ideales independentistas
Se sabe que sus ideales patrióticos se hicieron más fuertes gracias a las noticias de que una expedición se preparaba para llegar al Perú y liberarlo del virreinato. De este modo el país entró en el periodo independentista y fue el religioso uno de los primeros en firmar el Acta de la Independencia el 15 de julio de 1821, luego de la proclamación en Lima.
Por supuesto, es bien sabido que este no fue el final de la corona en territorio nacional, sino que las fuerzas realistas ocuparon temporalmente Lima luego de la caída del proyectado de Don José de San Martín, momento donde el sacerdote fue humillado ya que se le impuso un cupo de mil pesos que no pudo pagar dada su situación económica y avanzada edad.
Sin embargo, quiso el destino que Don Alejandro Toribio Rodríguez de Mendoza viviera para ver al país liberado de sus cadenas luego de las batallas que consolidaron nuestra libertad. En ese periodo también llegaría a formar parte del Congreso que le daría al Perú republicano su primera constitución, pese a su debilitado estado de salud.
Tras una vida que vio pasar a la nación de la opresión a la libertad, el maestro, patriota y religioso falleció en 1825, ejerciendo funciones como decano del Colegio de Abogados de Lima y rector de la Universidad Mayor de San Marcos, cargos merecidos debido a su temple y amor a la patria que manifestó desde la juventud.
Legado que permanece
Hoy en día su legado permanece vivo y se le recuerda como una de las figuras más influyentes de su época. De hecho, existe en el Perú una universidad que lleva su nombre: se trata de la Universidad Toribio Rodríguez de Mendoza de Amazonas, cuya capital es Chachapoyas, cuna del sacerdote.
Esta institución fue creada mediante Ley N° 27347 un 18 de septiembre de 2000, pero dio inicio a sus actividades en junio de 2001. Obtuvo su licenciamiento por parte de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) 17 de septiembre de 2017 y desde entonces continúa en funcionamiento en su campus que abarca aproximadamente 17 hectáreas y donde se desarrollan las clases, pero también actividades de investigación.