Alejandro Soto culminó su mandato como presidente del Congreso con un 72% de desaprobación

El 15 de junio concluyó la segunda legislatura del periodo 2023-2024. Alejandro Soto, presidente del Congreso hasta esa fecha, omitió el tradicional discurso al finalizar el Pleno. Según fuentes de Infobae Perú, su decisión buscó evitar posibles abucheos que están relacionados con la desaprobación de su gestión.

Según la última encuesta de Ipsos, el congresista de Alianza por el Progreso (APP) cuenta con un 72% de desaprobación. La encuestadora dio a conocer hace algunos días que solo un 19% aprobaba su trabajo al frente de la Mesa Directiva.

Esta alta desaprobación alcanza también a la propia institución del Congreso de la República. Ipsos reveló que el Parlamento tiene un 85% de desaprobación general y que solo un 9% aprueba su desempeño en estos últimos meses.

En la última sesión del pleno, los legisladores tenían en su agenda discutir el pedido de facultades del Ejecutivo para legislar en áreas cruciales como finanzas, reactivación económica, e inseguridad. No obstante, el Congreso solo pudo aprobar el pedido de facultades en primera votación, quedando pendientes otros temas importantes.

Para muchos congresistas y políticos en general, una de las razones por las que el apepista ha tenido una alta desaprobación fue su falta de conectividad con los medios de comunicación y con la ciudadanía en general. Alejandro Soto guardó silencio por más de 300 días, pese a tener mucho que decir ante los cuestionamientos y denuncias en su contra.

Esta ausencia de comunicación ha sido percibida negativamente y ha contribuido significativamente a la desfavorable percepción de su gestión. Para el congresista Luis Aragón, de Acción Popular, la actitud del entonces presidente del Legislativo ha sido “un error”.

“Me hubiera gustado una Mesa Directiva con más contacto con la población y los medios de comunicación. Esa falta de contacto ha sido preocupante y un grave error,” expresó en diálogo con la prensa.

Carlos Anderson, congresista no agrupado, criticó la gestión de Soto acusándolo de haber tenido intereses específicos que se manifestaron en su liderazgo. “Ha sido un operador de intereses, no un presidente del Congreso”, señaló.

Fuentes de este medio señalan que el integrante de Alianza para el Progreso es consciente de las críticas que ha enfrentado y su decisión fue una estrategia para evitar confrontaciones directas, de cara a una posible nueva candidatura para continuar en la presidencia del Congreso.

Al parecer, la dirigencia de APP le habría aconsejado mantener un perfil bajo para no incrementar las críticas ya que lo consideran su principal opción para la Mesa Directiva debido a su respaldo entre los congresistas de provincias y su capacidad para impulsar iniciativas legislativas de grupos ‘aliados’ y del sector empresarial.

En esa línea, Soto decidió no dar su discurso tradicional al cierre de la legislatura para evitar posibles abucheos relacionados con una polémica ley que él no incluyó en la agenda: la ley para limitar los alcances de los delitos de lesa humanidad, excluyendo los casos ocurridos antes de 2002. La omisión de esta ley generó malestar entre algunos legisladores, lo que pudo haber provocado una reacción adversa durante el discurso.

Para APP, Soto, al ya haber sido cuestionado al inicio de su gestión, ya no tendría más cuestionamientos relacionados al pasado, sino con temas referidos a la labor parlamentaria. Esto lo hace la ‘carta más fuerte’ del partido de César Acuña que busca ocupar nuevamente el eslabón más importante de uno de los poderes del Estado.