Enclavado en lo profundo de los Andes peruanos, el puente Q’eswachaka, una obra maestra de ingeniería inca, se erige como testigo silencioso de una antigua tradición que ha perdurado por siglos. Cada año, las comunidades locales se reúnen para renovar esta maravilla suspendida sobre el río Apurímac, utilizando únicamente técnicas y materiales ancestrales. El proceso, que involucra una compleja coordinación de más de mil personas, no solo celebra la ingeniosidad de la civilización inca, sino que también fortalece los lazos comunitarios y culturales.
En 2024, la renovación del puente Q’eswachaka promete ser un evento único, marcado por una serie de rituales y tradiciones que han sido transmitidos de generación en generación. Durante cuatro días, los habitantes de las comunidades cercanas trabajarán mano a mano, trenzando fibras de ichu para dar nueva vida a esta estructura histórica. El culminante momento de la renovación ofrece una oportunidad invaluable para sumergirse en la riqueza cultural de los Andes y presenciar una tradición viva que desafía el paso del tiempo.
¿Cómo y por qué se construyó el puente Q’eswachaka?
El puente Q’eswachaka, construido íntegramente de fibras vegetales, data de la época del Imperio Inca, específicamente del siglo XV. Su función primordial era facilitar la movilidad y conexión entre diversas regiones del vasto imperio, permitiendo el paso de personas, animales y bienes a través del accidentado terreno andino. Q’eswachaka se ubica sobre el río Apurímac, en la región de Cusco, y es uno de los últimos vestigios de los sofisticados sistemas de rutas y puentes conocidos como el Qhapaq Ñan, la red vial incaica. Su construcción anual por las comunidades locales da testimonio de habilidades ingenieriles avanzadas y de un profundo conocimiento de los materiales y técnicas nativas.
Este puente no solo es una muestra de la ingeniería inca, sino también un símbolo vivo de la continuidad cultural y comunitaria. Su renovación anual, que sigue técnicas y rituales ancestrales, refuerza la identidad y el sentido de pertenencia de las comunidades que participan en su construcción.
En 2013, la tradición de renovación del puente Q’eswachaka fue inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Este reconocimiento subraya la importancia del puente no solo como un monumento histórico, sino como una práctica cultural viva que transmite conocimientos y valores esenciales de generación en generación.
La preparación del último puente inca
La renovación anual del puente Q’eswachaka es un evento profundamente comunitario y cultural que involucra a varias comunidades de la región de Cusco: Huinchiri, Chaupibanda, Ccollana Quehue y Choccayhua. Según la información proporcionada por el Ministerio de Cultura, cada una de estas comunidades tiene roles definidos, como la recolección de la hierba ichu, esencial para la construcción, y el trenzado de las cuerdas principales del puente. Estos roles aseguran la preservación y transmisión de las técnicas ancestrales, así como el fortalecimiento de los lazos comunitarios.
Los preparativos comienzan semanas antes del evento principal. La hierba ichu es cosechada en las áreas altas de los Andes y secada al sol. Luego, esta hierba se transforma en sogas llamadas “q’eswas” mediante un meticuloso proceso de trenzado. La logística también incluye la planificación de la alimentación y el alojamiento de los participantes, así como la coordinación de los rituales que acompañan la renovación. Estos rituales, con profundo significado espiritual, aseguran la protección y el éxito del proyecto.
El cronograma del evento está estructurado en cuatro días. El primer día se dedica a la recolección y secado del ichu. El segundo día, las comunidades inician el trenzado de las cuerdas, que requiere precisión y colaboración. El tercer día se enfoca en desmantelar el puente antiguo y preparar la instalación del nuevo. Finalmente, el cuarto día se lleva a cabo el ensamblaje y ajuste final del puente, culminando con una ceremonia de inauguración donde se realiza el primer cruce del renovado Q’eswachaka.
¿Cuáles son los rituales de esta tradición?
La renovación del puente Q’eswachaka está profundamente entrelazada con rituales y ceremonias que tienen gran significado para las comunidades locales. Antes de iniciar cualquier trabajo, se realiza una ofrenda a la Pachamama (Madre Tierra) y al Apu (espíritu de la montaña) para pedir protección y buenos augurios durante el proceso. Este ritual, conocido como “pagapu”, incluye la quema de hojas de coca, alcohol y grasa de llama, elementos considerados sagrados en las creencias andinas.
El significado espiritual de estos rituales es profundo, ya que fortalecen el vínculo entre las comunidades y sus ancestros, así como con la naturaleza que los rodea. Estos actos ceremoniales no solo buscan asegurar el éxito en la construcción del puente, sino que también refuerzan los valores de unidad, cooperación y respeto por las tradiciones ancestrales. Para las comunidades involucradas, la renovación de Q’eswachaka no es solo un evento técnico, sino una manifestación viva de su identidad cultural y herencia espiritual.