Hablar de trabajo infantil parece descabellado y genera preocupación, ya que se trata de una situación que no debería repetirse en ninguna parte del mundo. Desafortunadamente, se sabe que es una realidad que no se ha terminado de erradicar pese los esfuerzos y regulaciones que se han hecho con el paso del tiempo.
En tal sentido, cada 12 de junio se celebra el Día Internacional contra el Trabajo Infantil, fecha que no debe pasar desapercibida ya que pone en evidencia un problema real.
Para este año, el lema que acompaña la efeméride proclamada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el año 2002 es “Cumplamos con nuestros compromisos: ¡pongamos fin al trabajo infantil!”. En tal sentido, vale la pena ahondar un poco más respecto de esta problemática.
¿Qué es el trabajo infantil?
El trabajo infantil se define como toda actividad económica realizada por niños adolescentes que les priva de su infancia, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y mental.
Este tipo de trabajo adopta muchas formas, desde labores domésticas hasta trabajo agrícola y en fábricas. Los niños pueden ser obligados a laborar largas horas en condiciones peligrosas y con salarios mínimos, si es que reciben algún pago. La explotación infantil no solo afecta el bienestar de los menores, sino que perpetúa el ciclo de pobreza intergeneracional y tiene implicancias negativas a nivel social y económico.
Según se sabe, las peores formas de trabajo infantil van desde esclavitud, ya sea por venta y tráfico de personas, reclutamiento en conflictos armados o servidumbre por deudas; hasta producción de pornografía, estupefacientes, entre otros.
En cifras
Según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) extraídos de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) en el 2022, en el Perú hay al menos 760 mil niños, niñas y adolescentes que trabajan, muchas veces en condiciones precarias.
En tal sentido, el diario oficial El Peruano indica que el trabajo infantil se presentó más en la población de varones que mujeres, con un índice de 12.7% frente a 11.4%, respectivamente. No obstante, el citado medio enfatiza que las niñas y adolescentes hacen trabajo intensivo en sus hogares, el cual muchas veces es invisibilizado y puede restarles tiempo para dedicar a sus estudios.
Por otro lado, este tipo de trabajo es más frecuente en las zonas rurales que en las urbanas en un porcentaje de 32.5% frente a 5.8%. Con estas cifras se deduce que los niños de dichas zonas tienen menos oportunidades que los menores nacidos en las grandes ciudades.
Como dato adicional, por actividad económica se encuentra que el 70.5% del trabajo infantil se concentra en el sector primario de la economía, es decir, la agricultura, pesca o minería. Sin embargo, la primera de las mencionadas actividades es la que tiene a más menores trabajando, ya que muchos ejercen como peones agropecuarios y en la economía familiar principalmente.
¿Por qué es importante esta efeméride?
Esta celebración mundial es importante porque sirve para aumentar la conciencia global sobre la magnitud y las consecuencias del trabajo infantil. Al visibilizar el problema, se fomenta un entendimiento más profundo y se moviliza a la comunidad internacional para tomar medidas concretas.
Asimismo, ayuda a promocionar los derechos de los niños e impulsa a los gobiernos y organizaciones a revisar y fortalecer sus políticas y legislaciones para erradicar esta práctica. Esto incluye la implementación y vigilancia de leyes que protejan a los niños de la explotación laboral.
Además, esta fecha promueve la cooperación entre países, organizaciones no gubernamentales y organismos internacionales para combatir la problemática a través de estrategias y recursos. Finalmente, también ayuda a recordar las metas establecidas a la fecha.