Congreso aprueba reducir IGV a peluquerías y otros tratamientos de belleza: pagarán solo el 8%

La iniciativa busca beneficiar a aproximadamente 5.300 empresas sujetas a este impuesto, con el objetivo de fomentar la formalización y reactivación de un sector duramente afectado por la crisis sanitaria y económica

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El pleno del Congreso aprobó este miércoles, en primera votación, el dictamen que busca establecer una tasa especial del Impuesto General a las Ventas (IGV) para las actividades de peluquería y otros tratamientos de belleza, denominada “Re-corte Tributario”.

La iniciativa, que pretende beneficiar a unas 5.300 empresas sujetas al IGV, obtuvo 74 votos a favor, 33 en contra y 9 abstenciones. Ahora deberá ser sometida a una segunda votación después de un período de siete días calendarios. La mayor parte de las empresas del sector, alrededor de 39.000, están registradas bajo el Régimen Único Simplificado (RUS) y se encuentran exentas de este impuesto.

Hasta ahora, el IGV en Perú es del 18%. Con la reciente aprobación, la tasa se reducirá al 8% para las mencionadas actividades, con el objetivo de apoyar la formalización y reactivación de un sector gravemente afectado por la crisis sanitaria y la recesión económica.

César Revilla (Fuerza Popular), presidente de la Comisión de Economía, explicó que esta medida sigue la misma línea de políticas tributarias aplicadas anteriormente, como el ajuste del IGV a restaurantes al 8% bajo la Ley 31556, promulgada en agosto de 2022. “Debemos recordar que este Congreso redujo el IGV a los empresarios de restaurantes para que afronten sus obligaciones, se recuperen y generen más empleo”, comentó.

Revilla añadió que la medida apunta al desarrollo regional, la promoción de sectores económicos específicos, la generación de empleo y el fomento de la inversión extranjera y nacional. Señaló que el sector de peluquerías y tratamientos de belleza ha sido de los más afectados por los recientes reveses, con muchos negocios migrando a la informalidad debido a la falta de acceso a programas de apoyo económico como “Reactiva Perú”.

Eduardo Castillo, también fujimorista y uno de los autores de la propuesta, subrayó que la ley busca beneficiar tanto a emprendedores minoritarios como mayoritarios. “Hay cientos de microempresarios que luchan día a día y no han recibido apoyo de políticas públicas por parte del Estado. Antes de la pandemia había 90 mil peluquerías, hoy quedan solo 50 mil. Eso demuestra que han sido golpeados. Fomentemos la reactivación económica y la formalización de aquellos que hoy operan en la informalidad”, señaló.

Sin embargo, no todos estuvieron a favor. Los diputados Ruth Luque (Cambio Democrático-Juntos por el Perú) y Germán Tacuri (Bloque Magisterial) argumentaron que el dictamen no especifica claramente si se trata de un nuevo régimen o si solo aplica al sector de micro y pequeñas empresas (Mypes).

Tuit de exministra de la
Tuit de exministra de la Producción, Rocío Barrios

Las peluquerías y centros de belleza reanudaron sus actividades en junio de 2020, en la segunda fase de reactivación económica aprobada por el Gobierno. La entonces ministra de la Producción, Rocío Barrios, señaló que operarían con un aforo reducido al 50% y que solo atenderían, previa cita, bajo estrictas medidas de bioseguridad.

En total, hubo cuatro fases de reactivación económica tras la pandemia. En la primera, iniciada en mayo de 2020, se reanudaron actividades en minería, industria, construcción y servicios, incluyendo restaurantes por delivery, comercio electrónico y servicios técnicos. En la fase 2, en junio de 2020, se ampliaron sectores como manufactura no primaria, comercio minorista, peluquerías y centros de belleza, además de servicios comerciales, automotrices e inmobiliarios.

La fase 3, en julio de 2020, permitió el regreso del transporte interprovincial terrestre y aéreo, la ampliación de servicios de salud y la reapertura de actividades artísticas, de entretenimiento y de comidas en salones con aforo reducido. La última fase, en octubre de 2020, autorizó la reapertura de bares y eventos sociales, culturales y deportivos, con restricciones, así como la ampliación de aforos en restaurantes y hoteles y el retorno total de actividades económicas bajo estrictos protocolos de bioseguridad.

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