Inti Raymi: la celebración más importante del Cusco que tiene casi 500 años de historia

Cada 24 de junio, la Ciudad Imperial se transforma en un vibrante escenario de tradición para honrar al dios sol.

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El Inti Raymi no es solo una festividad, es un espectáculo cultural que trae a la vida la conexión de los incas con la naturaleza. (Andina)
El Inti Raymi no es solo una festividad, es un espectáculo cultural que trae a la vida la conexión de los incas con la naturaleza. (Andina)

En el corazón de los Andes, donde la historia y la mística se entrelazan, se celebra una de las festividades más emblemáticas del Perú: el Inti Raymi. Cada 24 de junio, Cusco se convierte en un escenario vibrante de colores, música y tradición para honrar al dios sol, Inti, la deidad más venerada de la mitología incaica.

Conocida como la “Fiesta del Sol”, esta celebración ofrece una visión del esplendor del antiguo Imperio Inca. Durante esta festividad, las calles empedradas de Cusco se llenan de locales y turistas que participan en un evento que no es solo un acto ceremonial, sino un espectáculo cultural que incluye danzas folclóricas, representaciones históricas y rituales ancestrales. Cada movimiento y cada canto reflejan la profunda conexión de los incas con la naturaleza y el cosmos.

Así comenzó el Inti Raymi

La festividad fue prohibida por los conquistadores españoles, pero los incas mantuvieron sus tradiciones en secreto durante mucho tiempo. (Andina)
La festividad fue prohibida por los conquistadores españoles, pero los incas mantuvieron sus tradiciones en secreto durante mucho tiempo. (Andina)

La historia del Inti Raymi se remonta al siglo XV, cuando el Inca Pachacútec estableció esta festividad. En aquellos tiempos, el evento tenía una significativa importancia religiosa y cultural, honrando al sol durante el solsticio de invierno, un periodo crucial para la agricultura y la vida inca. Durante quince días, se realizaban danzas sagradas y se ofrecían sacrificios para asegurar la bendición y protección del sol.

Con la llegada de los conquistadores españoles en 1532, el virrey Toledo prohibió el Inti Raymi, considerándolo una práctica pagana. Sin embargo, los incas continuaron celebrándolo en secreto, preservando su rica herencia cultural.

No fue sino hasta 1944 que esta festividad resurgió oficialmente, gracias a los esfuerzos de un grupo de intelectuales cusqueños del Instituto Americano de Arte, liderados por el historiador Humberto Vidal Unda.

De vuelta en el siglo XX

Desde 1944, el festival de Inti Raymi se celebra en el majestuoso sitio arqueológico de Sacsayhuamán, atrayendo la atención de turistas de todo el mundo. (Andina)
Desde 1944, el festival de Inti Raymi se celebra en el majestuoso sitio arqueológico de Sacsayhuamán, atrayendo la atención de turistas de todo el mundo. (Andina)

El primer Inti Raymi moderno se celebró el 24 de junio de 1944, coincidiendo con el Día del Cusco y cercano al solsticio de invierno. Este evento inicial tuvo lugar en la Plaza de Armas de Cusco, pero posteriormente se trasladó a la fortaleza de Sacsayhuamán, un majestuoso sitio arqueológico en las afueras de la ciudad, considerado el escenario ideal para esta representación histórica.

El renacimiento de esta fiesta no solo revitalizó una antigua tradición, sino que también atrajo la atención internacional, convirtiendo a Cusco en un destino turístico de renombre mundial.

Cada año, miles de visitantes acuden para presenciar esta festividad que celebra el legado incaico y la estrecha relación de sus descendientes con la naturaleza.

Así fue el primer Inti Raymi

El 24 de junio de 1944, en la fortaleza de Sacsayhuamán, se celebró el primer Inti Raymi en siglos. Esta ceremonia histórica fue presidida por el presidente de la República, Manuel Prado Ugarteche, y contó con la participación del destacado quechuista Faustino Espinoza Navarro, quien escribió el guion original y personificó al Inca Pachacútec.

La fiesta de Inti Raymi no solo revitaliza antiguas tradiciones, sino que convierte a Cusco en un destino turístico por excelencia. (Andina)
La fiesta de Inti Raymi no solo revitaliza antiguas tradiciones, sino que convierte a Cusco en un destino turístico por excelencia. (Andina)

La preparación para este evento fue meticulosa. Los trajes tradicionales, inspirados en la vestimenta de los antiguos incas, fueron elaborados con gran detalle. Los participantes, vestidos como soldados y nobles incas, recrearon los rituales y ceremonias que honraban al solsticio de invierno, una fecha de gran relevancia en el calendario incaico.

A medida que la ceremonia se desarrollaba, la atmósfera se llenó de una energía vibrante y de reverencia hacia el dios sol. Los cantos, danzas y rituales sagrados se entrelazaban para honrar la influencia divina del sol en la vida y la fertilidad de la tierra.

En la actualidad

En estos días, el Inti Raymi es una manifestación viva de la historia y la cultura de los antiguos habitantes del Perú. La representación escenificada en Sacsayhuamán no solo es un espectáculo visual, sino una experiencia inmersiva que transporta a los espectadores a tiempos ancestrales, permitiéndoles sentir la profunda conexión de los incas con el sol y la naturaleza.

Participar en el Inti Raymi en la actualidad es una experiencia inmersiva que permite a los visitantes sentir la conexión con la  tierra andina. (Andina)
Participar en el Inti Raymi en la actualidad es una experiencia inmersiva que permite a los visitantes sentir la conexión con la  tierra andina. (Andina)

Además de la festividad, Cusco ofrece una rica gama de experiencias culturales. Pasear por sus calles empedradas es descubrir la historia viva del antiguo Imperio Inca, con tesoros arquitectónicos como el templo del Coricancha, que invitan a los visitantes a sumergirse en la grandeza de una civilización que, aunque perdida, sigue viva en la memoria y las tradiciones de su gente.

El Inti Raymi es más que una simple festividad; es un puente que conecta el pasado con el presente, una oportunidad única para celebrar y comprender las raíces ancestrales de la cultura peruana. Cada año, esta celebración no solo honra al sol, sino que reafirma la identidad cultural y la continuidad de las tradiciones que han perdurado a través del tiempo.

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