La contaminación sonora en el país genera costos anuales de 12 millones 800 de dólares, según el gerente técnico de la Asociación Automotriz del Perú (AAP), Ellioth Tarazona.
De acuerdo a un informe de la Universidad de Chicago (AQLI) —difundido por Agencia Andina— revela que los ciudadanos de Lima y Callao pierden en promedio 2.2 años de vida solo debido a la contaminación vehicular.
Pero esos no son los únicos datos alarmantes. Pues, el 58% de la contaminación por material particulado (PM 2.5) en el territorio nacional es originada por el parque automotor, específicamente por buses y camiones con una antigüedad de 15 o más años.
Estos altos niveles de PM 2.5 causan más de 10 mil 000 muertes anuales solo en Lima y Callao, de acuerdo a un reporte de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.
¿Qué se puede hacer para cambiar esta realidad?
Con el objetivo de reducir el impacto de la contaminación, la Asociación Automotriz del Perú (AAP) ha propuesto el “Plan Nacional de Electromovilidad”, que incluye tres ejes fundamentales: el marco regulatorio, los incentivos operativos y los beneficios tributarios.
En cuanto al marco regulatorio, en este ámbito se busca aprobar el plan nacional, crear un fondo especial, regular la infraestructura de carga y las inspecciones técnicas vehiculares para vehículos electrificados.
El segundo eje se enfoca en establecer incentivos operativos, como la implementación de sistemas de carga pública para vehículos eléctricos, eliminación de restricciones de circulación y tarifas eléctricas diferenciadas para la carga residencial en horarios específicos. Además, se promoverán sistemas electrificados de transporte público masivo.
Mientras que el tercer eje contempla incentivos tributarios, como la exoneración del ad valorem, del IGV y del impuesto al patrimonio vehicular por al menos seis años. Con ello, se espera que estas políticas permitan que los vehículos electrificados sean más accesibles para la población peruana, reduciendo su costo de manera significativa.
Por otro lado, la Asociación Automotriz del Perú (AAP) también resalta la importancia de aplicar beneficios tributarios tanto para vehículos eléctricos como híbridos de manera escalonada.
También, proponen exonerar del IGV a vehículos a batería eléctrica durante diez años y aplicar un IGV reducido para híbridos enchufables por cinco años.
Por último, la AAP hizo un llamado al Gobierno para desarrollar políticas claras que fomenten la electromovilidad y faciliten el acceso de la población a vehículos más ecológicos y sostenibles. Sin embargo, el éxito de estas iniciativas depende de la colaboración entre organismos gubernamentales y la población para minimizar la contaminación sonora.
¿Cuáles son las zonas de Lima con mayor contaminación sonora?
Según informes de la Autoridad del Transporte Urbano (ATU), la estación Angamos del Metropolitano registra el nivel más alto de contaminación sonora con 70 mil 52 decibeles, seguida por el óvalo Higuereta en Surco con 70 mil 32 decibeles.
Asimismo, la estación Canaval y Moreyra y la estación Matellini, también del Metropolitano, alcanzan 69,28 y 69,22 decibeles, respectivamente.
¿Cómo afecta al organismo este tipo de contaminación?
La contaminación sonora, además de afectar el confort diario, tiene impacto directo en la salud auditiva y mental de las personas. Los niveles de ruido urbano superan frecuentemente los 75 decibelios, umbral a partir del cual pueden ocurrir daños auditivos.
En horas pico, estos niveles pueden sobrepasar incluso los 100 decibelios, comparables al sonido de petardos o motores de aviones en despegue.
La otorrinolaringóloga Julia Chau de Clínica Internacional señaló en diálogo con El Comercio, en marzo, que “la exposición prolongada a niveles de ruido elevados por encima de 80, 90 o 100 decibelios puede causar daño en los oídos, como la pérdida de audición temporal o permanente, tinnitus (zumbido en los oídos) e incluso otros problemas de salud como estrés, ansiedad y trastornos del sueño”.