La mala administración de la benzodiazepina —medicamento psicotrópico con efectos sedantes, hipnóticos y amnésicos— provocó una nueva muerte. Sucedió el pasado mes de marzo en el exclusivo distrito de Miraflores, pero recién la Policía Nacional del Perú (PNP) pudo capturar al par de ‘peperas’ que acabaron con la vida de un ingeniero de 25 años.
Él respondía al nombre de Bruno Fernando Medina Zúñiga, mientras que sus verdugas fueron identificadas como Joselyn Diaz y Alicia Manayay. Los tres se conocieron en una noche de fiesta.
Según relataron altos cargos de la PNP, Medina Zúñiga salió con un grupo de amigos para celebrar un ascenso laboral en una discoteca cercana al parque Kennedy. Tras divertirse, todos decidieron ir a comer a un local de comida rápida que atiende las 24 horas.
Cerca a las 5 de la mañana, Joselyn y Alicia, quienes también se encontraban en el establecimiento y ya habían estudiado a lo lejos a sus víctimas, decidieron acercarse para integrarse a ellos.
Luego de risas, coqueteos e insinuaciones, Bruno Fernando decidió revivir las celebraciones en su departamento. Nunca creyó que esa decisión sería una de las últimas que tomaría.
“Reunión de amigos que sea siempre de amigos. Que no ingrese nadie desconocido, ni un externo, sea varón o fémina. Si ingresa una persona, ya corremos un riesgo de que nos pueda pasar algo, porque no lo conocemos si sabemos quién es o la intención que tenga al haberse acercado al grupo. Eso pasa muchas veces”, declaró para América Noticias el general PNP Marco Conde, jefe de la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri).
¿Qué pasó ayer?
Ya en su morada, los tragos iban y venían entre el grupo de amigos y las victimarias, quienes ya habían echado benzodiazepina en el interior de las latas de cerveza que eran de los hombres.
“Bruno Fernández fue el primero en sentir los estragos de la benzodiazepina, esta sustancia, que le llamamos depresores, son medicamentos que son molidos hasta volverse polvo para que puedan ser introducidos en las bebidas”, explicó al mismo medio el coronel Ricardo Espinoza.
El ingeniero de 25 años fue el primero en verse afectado por la droga. Sus amigos lo llevaron a descansar a su cuarto mientras ellos continuaban con la reunión privada. Una vez que todos perdieron el conocimiento, Díaz y Manayay hicieron de las suyas. Sustrajeron los celulares y billeteras de todos, además de algunos objetos de valor del departamento.
Lamentablemente, cuando todos despertaron por la tarde, aún desorientados y con vagos recuerdos de lo sucedido, descubrieron que Bruno aún yacía inmovil sobre su cama. Pese a que llamaron rápidamente a una ambulancia, los paramédicos solo llegaron para informarles que su amigo estaba muerto.
Compras a sangre fría
Cerca a las 8 de la mañana, de acuerdo al registro captado por las cámaras de seguridad de la recepción de la residencia, las ‘peperas’ dejaron el lugar de los hechos con un gran botín. Tras un seguimiento de aproximadamente 50 días, la PNP descubrió que, solo unas horas después, se dirigieron a un centro comercial en San Juan de Lurigancho a comprar zapatillas, ropa, entre otros accesorios, con las tarjetas de sus víctimas.
“Solamente quieren obtener dinero fácil para hacer sus compras, cuando hacen las compras se ríen y se divierten, no les interesa que hace momentos, una hora antes, le han quitado la vida a un ser humano”, manifestó el general Conde.
Joselyn Díaz Rodríguez, de 31 años, fue detenida al salir de un gimnasio en SJL, mientras que su cómplice Alicia Manayay Reyes, de la misma edad, fue intervenida en una tienda de ropa en el emporio comercial de Gamarra, donde trabajaba.
La Corte Superior de Justicia dictó una orden de detención preliminar contra las dos mujeres, lo que llevó a la División de Investigación de Homicidios de la Dirincri a capturarlas de manera inmediata.