En un contexto en que los peruanos disponen de un dinero adicional debido a las liberaciones de la CTS, los retiros AFP e incluso con la venidera gratificación de julio, las inversiones toman protagonismo para la captación de los ahorros. En este escenario, una opción de rentabilidad interesante son las inversiones alternativas, que en palabras de Alfonso Figueroa, CEO y fundador de Belopartners, nacen de la necesidad actual “de que los bonos y acciones ya no cumplen con los objetivos de los clientes”.
Las inversiones alternativas—, que están ganando cada vez más demanda en Latinoamérica ante la caída de las tasas de interés—, se distinguen por no pertenecer a la categoría de activos tradicionales como son los acciones y bonos.
Comprenden una amplia gama de opciones, tales como: Bienes raíces (inversión en propiedades, inmuebles, sean residenciales, comerciales o industriales; Arte (objetos de valor como pinturas, esculturas, antigüedades, monedas); Criptomonedas (Bitcoin, Ethereum y otras que utilizan la tecnología blockchain); Metales preciosos (oro, plata, petróleo, gas natural); Divisas extranjeras, Productos financieros derivados, Inversiones en seguros de vida, Crowdfunding, Fondos de capital privado (puede incluir desde startups hasta empresas que buscan financiamiento para expansión o reestructuración); entre otros.
A menudo, su liquidez es menor, lo que significa que no siempre es fácil venderlas a corto plazo. La rentabilidad histórica de las inversiones alternativas varía según el tipo de activo y el período de inversión.
“Nosotros no sugerimos que el cliente invierta más de un 20% de su patrimonio porque está el tema de liquidez. Por ejemplo, si uno compra un producto real state, vender una casa no es tan fácil como vender un auto o una acción, entonces sí es factible incluso con los retiros AFP que los clientes tengan una parte en inversiones alternativas, pero tienen que evaluar mucho su perfil de riesgo”, indicó a Infobae Perú Alfonso Figueroa durante el evento Alternative Investments- Summit 2024.
¿Cómo es el riesgo?
Toda inversión conlleva un riesgo. Tanto una acción de una compañía como un bono de la República de Venezuela pueden ser riesgosos, señala el experto, pero anota que más que el riesgo, la cuestión se centra en el acceso a la liquidez, es decir, cuán rápidamente se puede convertir una inversión en efectivo.
Por ejemplo, el problema surge cuando alguien invierte la totalidad de su dinero en un activo y, ante una emergencia, necesita venderlo rápidamente. En tales situaciones, aunque es probable que logre venderlo, no obtendrá el precio original de compra, ya que otros pueden aprovecharse de su necesidad urgente de liquidez. Por ello, es esencial planificar el flujo de efectivo a futuro. Si se dispone de 10.000 dólares, se recomienda invertir 2.000 o 3.000 dólares y destinar el resto a opciones más líquidas, como depósitos a plazo o cuentas de ahorro, para estar preparado ante cualquier eventualidad.
Plazos
Cada inversión alternativa tiene su plazo propio. Hay inversiones de 3, 4 o 5 años. De acuerdo al rendimiento vas a recibir un cash sumado a lo que generó la inversión. “También tenemos unas opciones como ITIEF que esos si son líquidos diariamente. Puede ser un mix”, agrega.
¿Cuál es la tendencia?
En los últimos tres años, la tendencia ha demostrado que el mundo se está inclinando hacia inversiones alternativas. Tradicionalmente, la estrategia clásica consistía en asignar 60% a bonos y 40% a acciones, sin grandes variaciones. Sin embargo, ahora se están incorporando productos alternativos como criptomonedas, bienes raíces, cannabis medicinal, entre otros activos no tradicionales que pueden generar mayores ingresos.
No obstante, es imprudente destinar todo el capital a inversiones alternativas, advierte Figueroa. La concentración de productos nunca es saludable; es esencial no poner todos los huevos en una sola canasta. La diversificación juega un papel crucial en la gestión de inversiones. Por ejemplo, un inversionista de 70 años no debería asignar un 25% de su cartera a inversiones alternativas, sino más bien un 5% o 10%.
En cambio, una persona de 20 o 25 años, que recién comienza a trabajar y está acumulando ahorros, puede permitirse invertir un 30% o 35% en estos activos, recomienda. Si las inversiones no resultan exitosas, los jóvenes tienen más tiempo para recuperar el dinero, ya que estas son inversiones a largo plazo. Mientras se adquiera y se mantenga el producto, la tendencia a largo plazo suele ser alcista.