La patasca, una sopa ancestral que tiene sus raíces en la tradición culinaria andina, es conocida por su capacidad para revitalizar hasta al más cansado. Este platillo, que se suele servir en festividades y ocasiones especiales, ha ganado el apodo de ‘levantamuertos’ por su poder restaurador.
Pero, ¿qué es lo que la hace tan especial? Los ingredientes de la patasca son tan únicos como su historia: maíz mote, carne de res o cordero, y hierbas aromáticas locales, todo cocido a fuego lento hasta lograr la fusión perfecta de sabores.
La clave de la patasca podría estar en su elaboración minuciosa y en los ingredientes autóctonos que la componen. Cada paso en su preparación parece ser crucial para lograr ese efecto “mágico” que se le atribuye desde tiempos inmemoriales. Pero, ¿cómo es posible que una sopa logre tal nivel de reverencia y admiración? La respuesta se encuentra en los detalles y secretos guardados por generaciones de cocineros que han perfeccionado la receta a lo largo de los años.
¿Cuál es el verdadero origen de la patasca?
Este plato tiene raíces que se remontan a la época prehispánica, cuando se elaboraba con ingredientes locales como carne de alpaca, cuy, aves y una variedad de hierbas. Uno de los registros más antiguos sobre la patasca se encuentra en el libro “Historia del Nuevo Mundo” del siglo XVII, donde Bernabé Cobo narra la existencia de un guisado conocido como “motepatasca”, un plato que se preparaba con maíz cocido hasta reventar. De esta descripción proviene el término “patasca”, nombre que aún perdura en algunas regiones.
La patasca ha mantenido su relevancia a lo largo de los siglos y sigue siendo un elemento fundamental en las tradiciones culinarias andinas. Este plato no solo se consume en la vida cotidiana, sino que también tiene un lugar especial en diversas festividades y celebraciones. Es común verlo servido en eventos que marcan importantes hitos comunitarios y rituales, consolidando así su estatus no solo como alimento, sino también como símbolo de patrimonio cultural y de resistencia a través del tiempo.
¿Por qué se le conoce como ‘levantamuertos’?
El significado de ‘levantamuertos’ atribuido a la patasca se deriva de numerosas experiencias y testimonios que exaltan su capacidad revitalizadora. Uno de los relatos más comunes es el de aquellos que, después de consumirla tras una noche de celebraciones, aseguran sentir una notable recuperación de energía y bienestar. Este efecto restaurador ha hecho que se gane el apodo de ‘levantamuertos’ entre las comunidades andinas y más allá.
Desde un punto de vista científico y nutrimental, la patasca contiene varios elementos que podrían justificar su fama. El maíz mote, rico en carbohidratos, aporta energía de manera sostenida, mientras que la carne proporciona proteínas esenciales para la recuperación muscular. Además, las hierbas aromáticas no solo agregan sabor, sino que también tienen propiedades digestivas y antiinflamatorias que pueden ayudar a aliviar el malestar general. La combinación de estos ingredientes en un caldo nutritivo y reconfortante crea un alimento que no solo alimenta el cuerpo, sino que también contribuye al bienestar general, explicando así su reputación como un elixir revitalizante.
¿Cuál es el valor nutricional de la patasca?
La patasca es un platillo que destaca por su alto valor nutricional, gracias a la riqueza de sus ingredientes. El maíz mote, componente esencial de esta sopa, es una fuente abundante de calcio, hierro y fósforo, nutrientes que son fundamentales para la salud ósea y la producción de energía. Además, el contenido de fibra del maíz mote contribuye significativamente a mejorar la digestión.
Otra ventaja nutricional del maíz mote es su elevado nivel de betacaroteno, un potente antioxidante. Este micronutriente ayuda a combatir los radicales libres y puede retardar el proceso de envejecimiento, proporcionando beneficios adicionales para la salud de la piel y el sistema inmunológico. Así, la patasca no solo es deliciosa, sino también un alimento altamente beneficioso para el organismo.
¿Cómo es la preparación de este platillo?
La sopa de mote o patasca es un emblema de la cocina andina, con una historia que se remonta a épocas precolombinas. Este platillo ha sido un sustento esencial para comunidades rurales y urbanas, celebrando la riqueza agrícola de la región andina. Tradicionalmente, la patasca se cocina en festividades y reuniones familiares, lo que refuerza los lazos comunitarios y la identidad cultural.
Ingredientes:
- 1 Kilógramo de maíz mote
- ½ Kilógramo de pata de res
- 400 Gramos de maíz cancha serrana
- 250 Gramos de mondongo de res
- 4 papas blancas
- 4 limones
- 1 taza de cebollín finamente picado
- 2 cucharadas de hierbabuena
- 2 cucharadas de pasta de ají amarillo
- Aceite
- 1 cucharadita de orégano molido
- Sal y pimienta al gusto
Preparación
- Cocción inicial: Coloca el maíz mote a cocinar junto con la hierbabuena, el mondongo y la pata de res. Cocina estas mezclas aproximadamente durante 2 horas, hasta que el mote reviente. Reserva el caldo obtenido.
- Preparación del maíz cancha: En una olla a fuego bajo, agrega la mitad del maíz cancha serrana y cocina por 10 minutos hasta que esté dorado. Repite el procedimiento con la otra mitad. Lava, pela y corta en cubos medianos las papas. Pica el mondongo en trozos medianos.
- Sofrito del aderezo: En una olla, calienta un poco de aceite y sofríe la cebolla con la pasta de ají amarillo, la pimienta, el comino y el orégano. Cocina hasta que el aderezo esté dorado.
- Cocción final: Incorpora el maíz mote, las papas y el mondongo previamente picado, junto con la pata de res. Añade aproximadamente 10 tazas del caldo reservado y sal al gusto. Cocina por 30 minutos. Poco antes de terminar el tiempo de cocción, añade el cebollín. Retira del fuego y disfruta de la deliciosa sopa de mote.
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