En la historia de la aviación peruana, Carmela Combe Thomson resalta con luz propia por haberse convertido en una figura pionera e inspiradora para todas las mujeres de esta parte del mundo.
Nacida en Lima en 1898, Combe no solo se convirtió en la primera mujer piloto del país, sino que también rompió barreras de género en una época en que la aviación y el manejo de vehículos eran dominios casi exclusivamente masculinos.
Talento infantil
Desde temprana edad, Carmela mostró una notable habilidad y pasión por la conducción. A los 14 años, ya era experta en manejar automóviles, una hazaña impresionante en una era donde los tranvías y las carretas dominaban las calles.
En 1920, con apenas 22 años, inició su formación como aviadora en la Compañía Nacional de Aeronáutica de Lima, que operaba en Bellavista bajo la dirección de la firma Curtis.
Sería bajo la tutela del piloto estadounidense Lloyd R. Moore, que Combe se destacó rápidamente en sus estudios. En un hito significativo, el 6 de mayo de 1921, y después de solo cuatro horas de instrucción, logró realizar su primer vuelo en solitario en un avión Curtiss Oriole, a pesar de la resistencia de sus compañeros masculinos que le aconsejaban lo contrario.
Pasó un gran susto
La carrera de Carmela como aviadora fue intensa pero breve. El 9 de julio de 1921, mientras retornaba a Lima tras transportar dinero para el pago de trabajadores en una hacienda de Cañete, su avión sufrió un fallo mecánico debido al uso de gasolina inadecuada.
Este percance obligó a Combe a realizar un aterrizaje de emergencia en Chorrillos. Aunque ella y Moore salieron ilesos, Carmela sufrió daños en la columna que le causaron dolor crónico y sordera.
A pesar de este contratiempo, Carmela no abandonó su pasión por volar. En 1922, obtuvo su licencia de aviación de manos del legendario Elmer J. Faucett. Más tarde, viajó a Francia, donde continuó su formación y tuvo la oportunidad de volar junto al célebre piloto Marcel Doret. En 1932, Combe decidió finalizar su carrera en la aviación.
Su valentía y determinación no pasaron desapercibidas. En 1960, la Fuerza Aérea del Perú la condecoró con la “Cruz Peruana al Mérito Aeronáutico”. Más de dos décadas después, en 1982, el Ministerio de Aeronáutica le otorgó la medalla al mérito “Jorge Chávez Dartnell”, reconociendo su invaluable contribución al desarrollo de la aviación civil en el país.
El legado de Carmela Combe perdura no solo en sus logros personales, sino también en el camino que abrió para futuras generaciones de mujeres aviadoras.
Nunca fue olvidada
Hace poco, en el año 2022, Combe fue homenajeada de manera póstuma por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables del Perú y la condecoró con la “Orden al Mérito de la Mujer” por su papel fundamental en la eliminación de barreras para la igualdad de género en el país.
Carmela Combe falleció el 10 de mayo de 1984 a la edad de 84 años. Su vida y su carrera siguen siendo un testimonio de perseverancia y valentía, inspirando a mujeres en todo el Perú y más allá a seguir sus sueños, sin importar los obstáculos.
“He sido muy feliz”, dijo alguna vez a la prensa. Y es que la vida le dio la oportunidad de pasar a la historia y de mostrar que las mujeres son tan capaces de desarrollar las mismas actividades que los hombres de principios del siglo XX.
Hoy en día, gracias en gran parte a los esfuerzos y el ejemplo de pioneras como Carmela, muchas mujeres pilotan aviones comerciales en el Perú, contribuyendo al progreso y desarrollo de la aviación en el país.