La falta de planificación urbana, la invasión de tierras y las concesiones para actividades extractivas amenazan a 11 de los 14 humedales peruanos reconocidos internacionalmente como sitios Ramsar. La red más extensa de áreas protegidas del mundo —establecida bajo tratado ambiental por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco)— que entró en vigor en 1975.
De acuerdo a un nuevo informe de OjoPúblico, estos humedales —que abarcan un total de 6.8 millones de hectáreas— son esenciales para enfrentar la crisis climática debido a su capacidad para capturar carbono y su importancia como hábitats de especies únicas, como las aves migratorias.
No obstante, pese a la importancia de estos ecosistemas, la expansión urbana ya ha afectado gravemente a ocho de estos sitios desde el año 2000, según un reciente análisis del Instituto del Bien Común (IBC).
Entre los humedales más comprometidos se encuentra el Estuario de Virrilá en Piura, con un 83% de su área concesionada a la minería y el 100% a la actividad petrolera.
¿Cuáles son los humedales más afectados?
En el humedal Lucre-Huacarpay en Cusco, la infraestructura urbana ha crecido más del 80% desde el año 2000, ocupando 31 hectáreas de su área total de 1.900 hectáreas.
Esta ocupación ha sido impulsada por la venta de lotes para vivienda, según Livio Pantoja Orihuela, dirigente del distrito de Lucre, quien también señaló que la sequía ha hecho que el agua de las lagunas retroceda, facilitando nuevas construcciones.
Otros humedales Ramsar afectados incluyen la Reserva Nacional de Junín, que ha visto un incremento en la ocupación de construcciones de 0.5 hectáreas en el 2000 a 13 hectáreas en 2022, y los Pantanos de Villa en Lima, que perdieron ocho hectáreas en el mismo periodo.
Mientras tanto, en la Amazonía, el Complejo de humedales del Abanico del río Pastaza y la Reserva Nacional Pacaya Samiria han sufrido impactos por años de actividad petrolera. Específicamente, en el Abanico del río Pastaza, el 96% de su área se superpone a lotes petroleros o áreas promocionadas, según un estudio de la Universidad Científica del Sur y CooperAcción.
Otras amenazas: infraestructura vial y expansión agrícola
Por otro lado, el informe periodístico detalla que los proyectos de infraestructura vial y la expansión agrícola han agravado la situación. Por ejemplo, la superficie dedicada a la agricultura en el Abanico del Pastaza aumentó de 20.310 hectáreas en 2.000 a 35 mil 050 hectáreas en 2022, un incremento del 72.5%.
En esa misma línea, la Reserva Nacional Pacaya Samiria, ubicada en Loreto, además de enfrentar la expansión urbana y agrícola, alberga turberas, un tipo de humedal que almacena grandes cantidades de carbono.
La infraestructura urbana en esta reserva creció de 91 hectáreas en 2.000 a 215 hectáreas en 2022, y la superficie agrícola pasó de 7.850 a 10.970 hectáreas en el mismo período.
¿Qué se ha hecho desde el Ministerio del Ambiente?
El Ministerio del Ambiente aprobó recientemente criterios para promover la conservación de los humedales en el país, pero, hasta la fecha, no ha especificado cuáles serán priorizados para su protección, de acuerdo a Mirbel Alberto Epiquién Rivera, director general de Diversidad Biológica de la cartera.
En tanto, la Universidad Científica del Sur y CooperAcción destacan la superposición de concesiones mineras y petroleras en 9 de los 14 sitios Ramsar.
Bajo este antecedente, el ecólogo Ernesto Ráez Luna y José Álvarez Alonso, exdirector de Diversidad Biológica del Ministerio del Ambiente, recuerdan que los humedales son cruciales para enfrentar, aparte de la crisis climática, la escasez hídrica.