La ciudad del Cusco se viste de gala para celebrar una de sus festividades más significativas: el Corpus Christi. Esta manifestación religiosa y cultural, de carácter itinerante y usualmente realizada en junio, es una muestra de su variado folclore y la religiosidad cusqueña.
La festividad, cuya celebración principal siempre cae en jueves, comienza un día antes con las tradicionales “entradas”.
Declarada Patrimonio Cultural del Perú el 6 de agosto de 2004, mediante la Resolución Directoral Nacional N.º 599-2004 del Instituto Nacional de Cultura, el Corpus Christi cusqueño es una celebración cargada de historia y simbolismo.
El origen de esta tradición
La festividad del Corpus Christi tiene sus raíces en la Iglesia Católica y comenzó a celebrarse en Perú con la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI. A lo largo de los años, las celebraciones en Cusco adquirieron características únicas que las diferencian de otras regiones del país.
La víspera del Corpus Christi, los fieles realizan la “Subida de Corpus”, una procesión en la que imágenes de santos patronos son llevadas desde sus parroquias hasta el Templo de Santa Clara.
Allí permanecen hasta el día siguiente, cuando la procesión continúa por las calles de Santa Clara, Marqués y Mantas, hasta llegar a la Plaza de Armas. En este punto, se unen a la custodia de la Catedral, una pieza de oro y plata que exhibe la hostia consagrada.
Tras una misa oficiada por el arzobispo en la entrada de la Catedral, la custodia, en una carroza de plata, inicia su marcha por la plaza, acompañada por las imágenes religiosas en un desfile solemne.
Al mediodía, la bendición se imparte antes de que las imágenes regresen a la Catedral, donde reposarán una semana hasta la “Octava de Corpus”, momento en que inician su retorno a las parroquias.
Competencia y tradición
Además del fervor religioso, la procesión tiene un componente competitivo entre los barrios y parroquias, que son acompañados por bandas y comparsas.
Estas agrupaciones tocan y bailan en honor a sus santos, en una animada rivalidad. Durante las festividades, la Plaza San Francisco y las calles cercanas se llenan de vendedores que ofrecen platos típicos de la región, como el famoso chiriuchu.
De igual manera, las iglesias cusqueñas se preparan con esmero, engalanando a sus santos con vestiduras fastuosas. La procesión de vírgenes y santos es una ceremonia de gran belleza y emotividad, rindiendo homenaje al Cuerpo de Cristo.
Relatos históricos indican que, al llegar los españoles a Cusco, encontraron a los incas con la tradición de pasear en andas a sus momias y personajes sagrados. Considerada pagana, esta práctica fue prohibida y reemplazada por el desfile de imágenes aceptadas por la Iglesia Católica.
Actualmente, 15 santos y vírgenes participan en la festividad. Ellos son: San Antonio, San Jerónimo, San Cristóbal, San Sebastián, Santa Bárbara, Santa Ana, Santiago Apóstol, San Blas, San Pedro, San José, de la parroquia de Belén, La Virgen de la Natividad, La Virgen de los Remedios, La Virgen Purificada, La Virgen de Belén y La Virgen de la Inmaculada Concepción.
Estas imágenes, ricamente adornadas, desfilan en una procesión impresionante, mostrando su esplendor mientras son veneradas por los fieles y admiradas por la comunidad.
Gastronomía tradicional
Durante el Corpus Christi, la gastronomía juega un papel importante. Uno de los platos más emblemáticos es el chiriuchu, cuyo nombre en quechua significa “ají frío” o “picante frío”. Con influencias de la costa, sierra y selva, sus ingredientes principales incluyen maíz blanco tostado, queso, cuy, gallina, cecina, charqui, cochayuyo, huevera de pescado y rocoto.
Otro plato típico es la trucha frita, servida con arroz, yuca y opcionalmente salsa criolla. Este plato es popular en los restaurantes de la ciudad y en establecimientos campestres cerca de los ríos, donde la frescura de la trucha es insuperable.
El chairo, una sopa andina tradicional, también es parte de la oferta gastronómica durante la festividad. Elaborado con chuño, carne de cordero, carne deshidratada de res, papa dulce, arvejas, zanahoria, habas, hierbabuena, orégano, perejil, comino y sal, es un plato sustancioso que refleja la riqueza culinaria de Cusco.
La sopa de quinua, ligera y nutritiva, es otra favorita, especialmente apreciada por los turistas durante las temporadas frías. La quinua, reconocida mundialmente por su valor nutricional, es protagonista en muchas sopas locales, a menudo combinada con trigo y zapallo.
El Corpus Christi en Cusco no es solo una celebración religiosa, sino una muestra de la devoción, la riqueza cultural y la tradición culinaria que definen a la ciudad imperial.