En los días ‘gélidos’ del Perú, las personas buscan maneras diversas de combatir el frío que cala hasta los huesos. Algunos se envuelven en mantas gruesas en el seno de un hogar, otros se resguardan junto a una chimenea fulgurante, y aquellos que pasean por las calles se arropan con chompas pesadas y bufandas. Sin embargo, no hay nada que supere a una sopa caliente para reconfortar.
Suculentos potajes, como la sopa de quinua de los Andes, la sustanciosa patasca o el caldo de gallina, se alzan como promesas líquidas de abrigo y bienestar. Cada cucharada de estos manjares es un bálsamo contra el invierno, una tregua momentánea en la batalla contra el frío. En distintos restaurantes, casas e incluso en las calles de la ciudad, se sirven estos platillos calientes y humeantes que combaten el frío invernal.
Estas reconfortantes sopas se han convertido en el refugio perfecto para aquellos que buscan un platillo tradicional. Cada bocado no solo alimenta, sino que sumerge a quien lo prueba en una historia culinaria, una narrativa que ha sido cuidadosamente preservada a lo largo de los siglos y que resalta la riqueza cultural de la región. Cada bocado no solo alimenta, sino que transporta a quien lo prueba a una historia culinaria, una narrativa cuidadosamente preservada a lo largo de los siglos.
Ahora bien, es sabido que la mayoría de los peruanos ha consumido en algún momento de sus vidas sopas como el caldo de gallina, sancochado, menestrón, sopa a la minuta, shambar, chilcano de pescado y aguadito de pollo. También se conoce que un pequeño sector de la población peruana disfruta de potajes tradicionales regionales, menos conocidos en la capital pero populares en sus lugares de origen. Por ejemplo, la sopa teóloga.
La sopa teóloga, un vistazo a su historia
La sopa teóloga es un plato típico del departamento de La Libertad en Perú, conocida también como ‘boda de Moche’ o ‘sopa de fiesta’. Desde tiempos inmemoriales, este potaje es muy popular en matrimonios, bautizos y otras celebraciones familiares y religiosas, especialmente durante el Domingo de Ramos en la costa norte peruana.
En 2009, el Instituto Nacional de Cultura (INC) de La Libertad entregó a las autoridades de Moche una resolución que reconoce oficialmente a la sopa teóloga como plato típico de este distrito norteño. Ese mismo año, Roger Quispe, entonces alcalde de la mencionada comuna, señaló que la sopa teóloga se ha preparado en la localidad durante muchos años y que, originalmente, se servía exclusivamente en celebraciones matrimoniales.
Esta declaración nos permite relatar la historia de la sopa teóloga, que se remonta a la época del virreinato. En diálogo con TV Cosmos, el historiador Hermógenes Sachún señaló que este potaje fue creado en una ermita de Moche, a petición de un sacerdote. Pero, ¿qué hay detrás de este pedido?
“(El párroco) no estaba acostumbrado a comer la comida mochica. ¿Cuál era esta? Pues el pescado salpreso, el camote, la lenteja bocona, etc. Él quería su sopa de pan”, señaló. Tras dar a conocer su deseo a las mujeres que cocinaban en la ermita, estas procedieron a preparar un potaje, que con el transcurrir del tiempo se llamó sopa teóloga.
“Las señoras mochicas que se quedaban viudas, se ponían al servicio del párroco, en ese tiempo (siglo XVI) llamado teólogo. Ellas fueron las cocineras que hicieron la sopa de pan para el teólogo. Desde ese entonces surgió la palabra ‘sopa teóloga’”, señaló.
El investigador, al igual que el otrora alcalde de Moche, indicó que este platillo ancestral se servía en las bodas. También dio a conocer que en los alrededores del centro religioso, los habitantes habían sembrado arroz, uno de los ingredientes importantes de la sopa.
Ricardo Palma se refirió a la sopa teóloga en una de sus tradiciones
Es un tanto complejo determinar la fecha exacta en la que se creó la sopa teóloga; sin embargo, lo que sí podemos afirmar es que este plato tiene sus raíces en el virreinato. Ricardo Palma, el destacado literato peruano, escribió una tradición en la que se menciona el año en que se comía este manjar.
“Entre los superiores de estos conventos (agustinos y franciscanos) existía por los años de 1608 personal desavenencia, que chismosos de oficio llegaron a convertir en profunda enemistad. Y como quien riñe con el rabadán riñe con su can, los frailes de ambas órdenes se creyeron obligados a negarse hasta el saludo, haciendo propios los agravios y quejas de sus respectivos superiores”, reza la tradición “Agustinos y franciscanos”.
Ante esta situación, el virrey intentó resolver la discordia que se suscitó entre ambos grupos. Es así que durante un concurrido funeral, la autoridad española aprovechó la oportunidad para reconciliar a las comunidades religiosas. Invitó a los líderes enfrentados a besar la mortaja del santo y a darse un abrazo en su honor, lo cual hicieron, poniendo fin a la disputa.
Un mes después, en señal de reconciliación, los dominicos ofrecieron un banquete que incluyó diversos platos tradicionales. “Hubo sopa teóloga, fritanga de menudillos, pavo relleno, carapulcra de conejo, estofado de carnero, pepián y locro de patitas, carne en adobo, San Pedro y San Pablo, y pastel de choclo (...)”, se lee en otro apartado de la tradición de Palma.
Esta historia, aunque combina ficción con datos históricos, nos da una idea de que la sopa teóloga se consumía en el siglo XVII. Este dato contrasta con lo manifestado por el historiador Hermógenes Sachún, quien señaló que este potaje ya se preparaba en el siglo XVI.
Receta y preparación de la sopa teóloga
La sopa teóloga posee una gran importancia en la gastronomía peruana, especialmente en el distrito de Moche. Este platillo, con raíces que se remontan al virreinato, es un símbolo de la cocina local y se ha mantenido como una tradición culinaria a lo largo de los siglos. En la actualidad se suele comer en Semana Santa, pero siempre hay motivos para prepararla.
Ingredientes:
- 1 gallina (cortada en trozos)
- 500 gramos de carne de res (cortada en trozos)
- 500 gramos de carne de cerdo (cortada en trozos)
- 3 litros de agua
- 4 papas (peladas y cortadas en mitades)
- 1 cebolla grande (picada finamente)
- 2 dientes de ajo (picados)
- 4 panes (preferiblemente de días anteriores, remojados en agua)
- 1 ají amarillo (sin semillas y picado)
- 2 ramas de apio (cortadas en trozos)
- 1 manojo de perejil (picado)
- 3 cucharadas de aceite vegetal
- Sal y pimienta al gusto
- Especias al gusto (comino, orégano, laurel)
- Huevos duros y aceitunas (opcional, para decorar).
Preparación:
- Preparar el caldo: En una olla grande, agregar la gallina, la carne de res, la carne de cerdo y los 3 litros de agua. Añadir sal, las ramas de apio y las papas. Llevar a ebullición y luego reducir el fuego para cocinar a fuego lento hasta que todas las carnes estén tiernas y las papas suaves, aproximadamente 1.5 a 2 horas.
- Preparar el sofrito: En una sartén, calentar el aceite vegetal a fuego medio. Sofreír la cebolla y el ajo hasta que estén dorados y fragantes. Agregar el ají amarillo picado y continuar cocinando por unos minutos más, hasta que el ají esté tierno.
- Incorporar el sofrito: Añadir el sofrito a la olla con el caldo de gallina, res y cerdo. Mezclar bien y dejar que los sabores se integren, cocinando a fuego lento durante unos 20 minutos.
- Añadir el pan remojado: Deshacer el pan previamente remojado y agregarlo al caldo. Revolver bien para que el pan se deshaga y espese la sopa. Cocinar por otros 10-15 minutos.
- Ajustar sabores: Sazonar con sal, pimienta y las especias al gusto (comino, orégano, laurel). Agregar el perejil picado y mezclar bien.
- Servir: La sopa se sirve caliente en tazones grandes. Se puede decorar con rodajas de huevo duro y aceitunas si se desea. El plato se acompaña tradicionalmente con un trozo de cada tipo de carne y papas.
La sopa teóloga se sirve habitualmente acompañada de pepián de arroz. Este acompañamiento le añade una textura cremosa y un sabor complementario al plato principal. A continuación la receta de esta guarnición.
Ingredientes:
- 1 taza de arroz
- 2 tazas de agua o caldo de la sopa teóloga
- 1 cebolla (picada finamente)
- 2 dientes de ajo (picados)
- 1 ají amarillo (sin semillas y picado)
- 1/2 taza de maíz molido (fresco o seco, remojado)
- 1 taza de arvejas (guisantes)
- 1 papa cortada en cubos pequeños
- 2 cucharadas de aceite vegetal
- Sal y pimienta al gusto
- Perejil picado para decorar.
Preparación:
- Cocinar el arroz: En una olla, agregar el arroz con las 2 tazas de agua o caldo de la sopa teóloga. Cocinar a fuego medio hasta que el arroz esté tierno y haya absorbido todo el líquido. Reservar.
- Preparar el sofrito: En una sartén grande, calentar el aceite vegetal a fuego medio. Sofreír la cebolla y el ajo hasta que estén dorados y fragantes. Agregar el ají amarillo picado y continuar cocinando por unos minutos más, hasta que el ají esté tierno.
- Añadir la papa y las arvejas: Incorporar la papa cortada en cubos y las arvejas al sofrito. Cocinar por unos 5-7 minutos, hasta que las papas estén tiernas.
- Agregar el maíz molido: Añadir el maíz molido a la mezcla de sofrito y verduras, mezclando bien para integrar todos los ingredientes.
- Incorporar el arroz: Añadir el arroz cocido a la sartén con el sofrito, las papas y las arvejas. Revolver bien para combinar todos los ingredientes.
- Cocinar a fuego lento: Dejar cocinar a fuego lento, revolviendo de vez en cuando, hasta que el pepián tenga una consistencia cremosa y todos los sabores estén bien integrados. Ajustar la sal y la pimienta al gusto.
- Servir: El pepián de arroz se sirve caliente como acompañamiento de la sopa teóloga. Decorar con perejil picado antes de servir.