El largo camino de la independencia peruana está lleno de héroes y heroínas de toda índole. Desde los más conocidos que trascendieron la barrera del tiempo con sus acciones hasta los que, a pesar de que dieron una mano importante en el proceso, también son figuras importantes, pues allanaron el camino para los que vinieron después y librarnos de una vez por todas el yugo español.
Uno de esos personajes son los hermanos Angulo, una familia que entregó su vida con tan de ver al Perú libre de toda opresión. Pero en los libros de historia, todos fueron pasando a la posteridad en grupo. Sin embargo, cada uno de ellos tuvo su propia historia que contar.
Los hijos de Francisco Angulo y Melchora Torres, José, Vicente, Mariano y Juan; dejaron un legado de lo que siginifica el amor a la patria
José Angulo: El capitán general de las armas de la patria
José inició su vida profesional como minero en Tarapacá y más tarde se dedicó a la agricultura cerca del Cusco. En 1790, contrajo matrimonio con María Asencia Tapia de Mendoza y en 1798 utilizó la dote de su esposa para adquirir el cañaveral de Chitabamba en Abancay, aunque luego lo transfirió a su hermano Vicente por falta de recursos.
Conmovido por la explotación de los indígenas y motivado por las ideologías independentistas, José se convirtió en un activo participante en las reuniones de patriotas en Cusco.
Fue uno de los líderes de la Rebelión del Cusco en 1814, junto a Mateo Pumacahua y otros destacados líderes.
Asumió el título de Capitán General de las Armas de la Patria, el más alto rango militar de la revolución. Bajo su liderazgo, la revolución se expandió con tres expediciones militares, aunque finalmente la falta de disciplina y recursos condujo a su derrota.
Tras la derrota en la batalla de Umachiri en marzo de 1815, José fue capturado y ejecutado en el Cusco el 29 de mayo de ese mismo año.
Vicente Angulo: El estratega de La Apacheta
Inicialmente agricultor y comerciante, Vicente se unió al ejército realista para enfrentar a las fuerzas argentinas en el Alto Perú, ascendiendo a teniente.
En 1808, recibió de su hermano José el cañaveral de Chitabamba y, en 1809 y 1811, obtuvo préstamos significativos de los conventos de Santo Domingo y Santa Catalina de Siena para desarrollar su propiedad.
Participó activamente en las reuniones patriotas del Cusco y, al estallar la revolución, se le otorgó el grado de brigadier. Junto a Mateo Pumacahua, lideró la expedición a Arequipa y logró una victoria significativa en la batalla de La Apacheta el 9 de noviembre de 1814.
Sin embargo, la aproximación del ejército realista de Juan Ramírez obligó a su retirada. Vicente fue capturado tras la derrota en Umachiri y ejecutado en el Cusco el mismo día que sus hermanos, el 29 de mayo de 1815.
Mariano Angulo: El comerciante convertido en coronel
El tercero de los hermanos comenzó su carrera en la administración pública antes de dedicarse al comercio en el Cusco. Asumió la gestión del fundo Simataucca en Chinchero y, al igual que sus hermanos, se unió a la causa revolucionaria en 1814.
Nombrado coronel, lideró la comandancia del Cusco y dirigió una expedición hacia Huamanga para apoyar a las fuerzas patriotas. Sin embargo, tras la derrota de sus hermanos en Umachiri, el desánimo se apoderó de las tropas.
La traición de José Manuel Romano resultó en la muerte de Manuel Hurtado de Mendoza y la entrega de fuerzas patriotas a los realistas. Mariano fue capturado y ejecutado junto a José y Vicente el 29 de mayo de 1815.
Juan Angulo: El clérigo patriota
Por último, el menor de los hermanos, se formó en el Seminario de San Antonio Abad del Cusco y se dedicó a la vida religiosa. Fue ordenado sacerdote en 1808 y sirvió en diversas parroquias. Al enterarse de la revolución de 1814, se unió a sus hermanos en Cusco, actuando como consejero de José.
Tras la derrota de la rebelión, Juan fue capturado y, aunque no fue acusado formalmente, se le condenó a un año de ejercicios espirituales en Trujillo y a pagar una multa.
Posteriormente, fue enviado a España, donde fue encarcelado en el castillo de San Sebastián y luego trasladado a la Cárcel de Corte en Madrid.
Los hermanos Angulo, aunque menos conocidos que otros próceres, jugaron un papel crucial en la lucha por la independencia del Perú. Su sacrificio y valentía son recordados como parte fundamental de la historia de la emancipación peruana.