La música folklórica es una de las más populares en el Perú y son muchos los artistas que se dedican a esta rama musical. Sin embargo, son pocos los que terminar por lograr una buena conexión con el público.
Tanto que a pesar de algunas circunstancias, estos artistas pasan a la inmortalidad. Tal como ha pasado con Sara Barreto, la siempre recordada ‘Muñequita Sally’, quien con su talento y carisma se convirtió en un ícono de la música andina. Y esta es su historia.
La Natachita del folklore
Sara Barreto nació el 28 de mayo de 1969 en Huaral, Lima. Fue hija de Hilda Retuerto Neri y su padre biológico la abandonó junto a su hermano mayor, Víctor.
Sin embargo, su padre adoptivo, Eladio Barreto, no solo le dio su apellido, sino que también le inculcó el amor por la música, motivándola a formar su propia banda y a lanzarse al mundo artístico bajo el nombre de ‘La natachita del folklore’, su primer alias artístico.
Desde muy pequeña, Sara mostró un talento innato para la música. A los 10 años, ya compartía escenarios con figuras renombradas del folclore peruano como la ‘Princesita de Yungay’, la ‘Pastorita Huaracina’ y el ‘Jilguero del Huascarán’. Estos primeros pasos en el mundo de la música marcaron el inicio de una carrera prometedora.
Con el objetivo de impulsar la carrera de Sara, su familia se trasladó de Huaral a Ancón, en Lima. Durante su adolescencia, exploró otros géneros musicales y se unió a la banda de música chicha Pintura Roja, donde compartió escenario con la popular ‘Princesita Mily’ y el fundador del Grupo Néctar, Jhonny Orosco. Sin embargo, después de un tiempo, decidió retomar su camino en el huayno y adoptó el nombre artístico de ‘Muñequita Sally’.
Retiro temporal
Al llegar 1991, Sara contrajo matrimonio con el policía Demetrio Deciderio Valenzuela Cutti, con quien tuvo una hija, Daisy. Pero su vida personal se vio empañada por la tragedia cuando su esposo fue asesinado en una emboscada terrorista. Tras este doloroso episodio, se apartó de los escenarios para dedicarse a la crianza de su hija.
Años después, se casó con Genaro Luis Cerna y tuvo dos hijos más: Kevin y Cielo. Preparada para nuevos retos, decidió regresar a la música y fundó el colegio preuniversitario Dios es Amor en Ancón.
Este retorno no fue fácil, ya que tuvo que luchar para recuperar su lugar en el competitivo mundo de la música vernacular, llegando incluso a ofrecer presentaciones gratuitas para ganar reconocimiento.
Llegó la desgracia
El éxito llegó con su hit “Pisao”, que se convirtió en un tema infaltable en las radios y fiestas. Sin embargo, su vida se truncó trágicamente el 28 de mayo de 2007, cuando sufrió un accidente automovilístico en el kilómetro 29 de la carretera Panamericana Norte, cerca del cementerio Jardines del Buen Retiro de Puente Piedra, donde sería sepultada.
Coincidentemente, falleció el día de su cumpleaños número 38 junto a su chófer, dejando a sus tres hijos huérfanos.
La tragedia no terminó allí. Diez días después de su fallecimiento, su madre Hilda Retuerto, devastada por la pérdida, se quitó la vida y fue enterrada junto a Sara. La muerte de la ‘Muñequita Sally’ dejó una profunda huella en la comunidad artística y entre sus seguidores.
Un año después de su fallecimiento, el entonces alcalde de Lima, Luis Castañeda, otorgó un diploma de honor en reconocimiento a su trayectoria.
A pesar de su partida prematura, las canciones de la ‘Muñequita Sally’ siguen resonando en los corazones de quienes la recuerdan, manteniendo viva su esencia y su contribución al folclore peruano.
Su vida y carrera son un testimonio de dedicación y amor por la música, y su legado perdura, demostrando que su voz, aunque silenciada, sigue cantando a través de sus grabaciones y en la memoria de sus admiradores.