Puno: Comunidad campesina encabezada por mujeres exporta chuño a Bolivia por primera vez

Las mujeres campesinas de Puno encabezan nuevos logros en materia económica. Así se ha dado a conocer después que la comunidad de Chijichaya, situada en el distrito de Ilave, en la provincia de El Collao, realizara su primera exportación de chuño a Bolivia el pasado 13 de mayo, con la asistencia técnica de la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Aduanera (Sunat).

El cargamento, que consta de chuño tipo tunta, tiene un volumen estimado de unos 900 kilos semanales y se exportará recurrentemente a través del distrito de Desaguadero.

Según la Sunat, el proceso incluyó el trabajo en conjunto con los productores locales para formalizar su comercio, obteniendo una inscripción en el Registro Único de Contribuyentes (RUC).

En Chijichaya, las familias aimaras han mantenido la tradición de elaborar chuño, un producto deshidratado de papa, que ha sido parte de su alimentación durante siglos.

La autogestión y organización de las mujeres aimaras en esta comunidad han sido clave para mantener viva esta práctica ancestral y, ahora, ven en este nuevo acuerdo con la Sunat una oportunidad para mejorar sus condiciones de vida y asegurar la sostenibilidad de su cultura.

En esa misma línea, la Sunat informó que viene trabajando con otras comunidades en Puno, como Quiaca en la provincia de Sandia, que son productoras de granadilla, para reforzar la formalización y ampliación de la base tributaria en la región surandina.

Por su lado, el organismo adscrito al Ministerio de Economía y Finanzas ha destacado que este es solo uno de los varios proyectos en curso para fortalecer la economía rural en Puno y otras regiones del país.

Pues, para este año buscan asegurar que los productores locales puedan acceder a mercados más amplios y regulados para fortalecer económicamente a las familias dedicadas a la agricultura, incentivando prácticas más formales en el sector agrícola.

El chuño, papa deshidratada de los Andes, puede conservarse durante décadas gracias a un proceso ancestral practicado por las comunidades andinas.

Este método, que permite que una papa alcance una vida útil de hasta 20 años, se lleva a cabo durante los meses de junio y julio, en pleno invierno. Las papas se congelan durante las noches frías, alcanzando temperaturas de hasta -5 grados, y se deshidratan durante el día bajo el sol. Específicamente en unas áreas planas llamadas chuñochinapampa, término en aimara que significa “lugar donde se hace el chuño”.

Asimismo, las comunidades detallan que el trabajo para producir chuño involucra a toda la familia, pero las actividades recaen principalmente sobre mujeres y niños.

Sin embargo, a pesar de su importancia cultural y alimentaria, el chuño ha tenido que luchar contra ciertos prejuicios, cuentan. Pues, su consumo de chuño aún enfrenta algunas resistencias en la capital, aunque su aceptación está creciendo, con chefs utilizándolo en la fusión de platos tradicionales.

Las recetas con chuño incluyen: lentejitas con chuño, mazamorra de chuño al limón, revuelto de chuño con huevo, entre otros platos.