Ammar Kandil, cofundador del canal de YouTube Yes Theory, calificó su experiencia de 24 horas en La Rinconada, un pueblo minero en los Andes peruanos, como la más aterradora de sus viajes. En un reciente video, describió los desafíos de vivir en esta localidad situada a 16.700 pies de altura, donde el crimen, la contaminación y la falta de oxígeno complican la vida diaria de sus 50.000 habitantes.
Kandil destaca en su documental las arduas condiciones en La Rinconada. La ciudad, conocida por sus minas de oro, está plagada de contaminación debido al uso de mercurio en la extracción del mineral, lo cual provoca graves problemas de salud tanto en los mineros como en la comunidad local. Además, la falta de infraestructura adecuada resulta en montones de basura a lo largo de las carreteras, ya que no existen vertederos en los alrededores.
En su video, Kandil muestra cómo, a pesar de las impresionantes vistas de las montañas nevadas, la precariedad se hace evidente. En La Rinconada, solo hay tres duchas de agua caliente disponibles para toda la población, y el agua está contaminada con mercurio. Las mujeres, conocidas como “pallaqueras”, son excluidas formalmente de las minas debido a la discriminación de género pero se dedican a buscar restos de oro en las rocas desechadas. Kandil entrevistó a una de estas mujeres, quien explicó que pasan días enteros de rodillas en busca de escasos fragmentos de oro que apenas valen unos centavos.
William Finnegan, en un artículo de The New Yorker de 2015, describió a La Rinconada como un pueblo minero ilegal donde las condiciones de trabajo son extremas y peligrosas. La minería se realiza bajo un sistema llamado “cachorreo”, en el que los mineros trabajan 30 días sin pago y solo el día 31 pueden quedarse con el oro que encuentren. Finnegan advierte sobre la alta mortalidad en las minas debido a los derrumbes.
Durante su visita, Ammar Kandil también conversó con un joven minero llamado Fidel, quien compartió sus experiencias en La Rinconada, mencionando las graves dificultades de trabajar a grandes alturas. A pesar de las riquezas potenciales de la minería, la situación sigue siendo precaria y peligrosa, con frecuentes muertes en las minas.
Kandil concluye su documental solicitando al gobierno peruano que implemente más regulaciones para mejorar las condiciones en La Rinconada y evitar una catástrofe, describiendo la situación como una “bomba de tiempo” debido a la falta de regulaciones y la intensa explotación minera.
La fiebre del oro que aún consume a La Rinconada
La Rinconada, situada en el nevado de Ananea en los Andes peruanos, es conocida como la ciudad más alta del mundo. A más de 5.000 metros de altitud, alrededor de 70.000 personas sobreviven buscando oro en condiciones extremas, enfrentando el frío intenso y la falta de oxígeno.
El origen de la ciudad se relaciona con campesinos empobrecidos que, entre los años setenta y ochenta, acudieron en busca de fortuna. La situación se agravó durante las décadas siguientes cuando mineros informales, campesinos y obreros desempleados llegaron en masa, triplicando la población. Según el reportaje publicado, la Corporación Minera Ananea es quien tiene la concesión estatal de la explotación de la mina en el nevado Ananea, alquilando cada socavón a unos cuatrocientos operadores mineros. Estos, a su vez, subcontratan a los mineros que trabajan en condiciones draconianas.
Los mineros de La Rinconada se enfrentan a condiciones de trabajo precarias. El sistema de pago conocido como “cachorreo” consiste en trabajar durante veinticinco días gratis para el contratista y cinco días de beneficio propio. El uso de mercurio para la extracción de oro también genera graves problemas de salud y contaminación. El mercurio evaporado se inhala y se adhiere a la nieve que, tras derretirse, se convierte en agua de consumo.
Además, la infraestructura de La Rinconada es escasa. No hay agua potable, alcantarillado ni tratamiento de residuos, convirtiendo el asentamiento en un vertedero. Las condiciones de vida son duras, sin hoteles adecuados y con una abundancia de cantinas y prostíbulos.
Las mujeres, conocidas como pallaqueras, no pueden entrar en los socavones debido a creencias de los mineros. En lugar de eso, buscan restos de oro en los desechos mineros descargados por los camiones.
Entre los residentes, muchos anhelan abandonar el lugar una vez acumulada suficiente riqueza, aunque la mayoría apenas logra subsistir. De acuerdo con uno de los mineros entrevistados, muchos vinieron con la ilusión de hacerse ricos, pero siguen atados a sus circunstancias.
Sin servicios esenciales como la policía, La Rinconada opera como una ciudad sin ley, con denuncias frecuentes de asesinatos y desapariciones. Los pocos visitantes que llegan al lugar son recomendados informar su presencia en la comisaría de Juliaca.