El presidente del Poder Judicial, el juez supremo Javier Arévalo, presentó un proyecto de ley de reforma constitucional ante el Congreso para que la Policía Nacional del Perú tenga la facultad de detener preventivamente hasta por 15 días a personas implicadas en los delitos de robo, extorsión, sicariato, secuestro y trata de personas.
Actualmente, la Constitución solo permite que los efectivos policiales puedan detener por el referido plazo de 15 días a quienes se vean envueltos en la presunta comisión de los delitos de terrorismo, espionaje, tráfico ilícito de drogas e ilícitos cometidos por organizaciones criminales.
De acuerdo con la iniciativa legislativa de reforma constitucional, la ampliación del plazo de detención para los delitos de robo, extorsión, sicariato, secuestro y trata de personas evitaría “la liberación de presuntos autores debido a la expiración del plazo de detención, contribuyendo así a prevenir la impunidad y reducir la actividad delictiva”.
“Esta elección se basa en la consideración de que estos delitos representan una alta criminalidad y han mostrado un índice considerable de comisión en los últimos cinco años. Estos plazos extendidos permitirían recopilar pruebas y llevar a cabo diligencias técnico-científicas esenciales en el marco de la investigación criminal. El objetivo final es formular adecuadamente la acusación penal, proporcionando a la Policía Nacional y/o al Ministerio Público las herramientas necesarias para abordar de manera efectiva estos delitos cometidos en flagrancia”, se lee en la exposición de motivos.
Para el resto de los delitos tipificados en el Código Penal, el plazo de detención no puede superar las 48 horas. No obstante, el Poder Judicial también propone que este periodo de privación de la libertad se extienda hasta 72 horas.
“El propósito de la presente reforma constitucional es seguir dotando a la Policía Nacional y/o Ministerio Público de las herramientas necesarias de carácter procedimental y/o administrativo, para que respondan eficazmente frente a estos delitos, de tal forma que se pueda evitar la impunidad de sus autores y cómplices, con lo que se evita el aumento de las actividades criminales que afectan los bienes constitucionales legitimados por la Constitución en un Estado constitucional de derecho”, reza el texto.
¿Cuál es el distrito de Lima que se siente más inseguro?
Lima, la capital de Perú, se ha situado entre las metrópolis con una alta tasa de criminalidad en Latinoamérica, evidenciando un crecimiento constante en delitos como extorsiones, asaltos y robos, según revelan múltiples denuncias publicadas en diversos medios de comunicación. Esta situación persiste a pesar de los esfuerzos desplegados por la Policía Nacional del Perú (PNP) para combatir la inseguridad en la región.
Un informe reciente de la Misión Internacional de Ciudades Seguras (MIC) ha puesto en relieve la preocupación predominante entre los habitantes de diferentes distritos de Lima por su seguridad personal. La investigación, que mide las percepciones de riesgo entre la población, identificó a San Martín de Porres, San Juan de Lurigancho y San Juan de Miraflores como las áreas con las mayores tasas de percepción de peligro, superando el 90% de los encuestados en cada distrito. Este miedo se atribuye tanto a experiencias directas o indirectas con la criminalidad como al impacto de las noticias sobre hechos violentos.
Por otro lado, distritos como Magdalena y San Isidro se destacaron por generar una menor sensación de inseguridad entre sus residentes, aunque ninguna zona logró ser calificada como completamente segura. La clasificación de la MIC subraya la imperiosa necesidad de desarrollar estrategias más eficientes para reducir los índices de delincuencia que afectan a la ciudad.
En un contexto más amplio, Lima ha sido catalogada por el portal Global Index como una de las ciudades más peligrosas del mundo en 2023, ubicándose por encima de ciudades azotadas por el crimen organizado como Tijuana, México. Este escalafón se basa en niveles de criminalidad, violencia y sensación general de inseguridad, colocando a la capital peruana en una posición alarmante en el panorama global.