En la ciudad de Lima, los cines emblemáticos de antaño no solo representaban el máximo esplendor del entretenimiento cinematográfico, sino que también eran verdaderos íconos de la arquitectura y puntos de encuentro social que resonaban con la historia cultural de la capital. Con fachadas impresionantes y salas que albergaron estrenos históricos, estos espacios marcaron generaciones y dejaron en la memoria colectiva momentos inolvidables. Sin embargo, el avance tecnológico y la aparición de nuevas formas de entretenimiento han planteado interrogantes sobre su supervivencia y relevancia en el presente.
Hoy día, la situación de estos cines es una mezcla de nostalgia y transformación. Algunos han logrado adaptarse y evolucionar, mientras que otros han cerrado sus puertas, dejando tras de sí un legado en riesgo de olvido. La pregunta sobre qué fue de estos monumentos del séptimo arte en Lima no solo evoca curiosidad, sino que también abre un debate sobre la conservación del patrimonio cultural y la identidad de una ciudad que continúa cambiando. Este artículo busca revelar el destino actual de estos espacios icónicos, explorando desde aquellos que han encontrado una nueva vida hasta los que son sombras de su esplendor pasado.
¿Cuál es el origen de los cines en Perú?
La historia del cine en Perú se inicia en un contexto de profundos cambios sociales y avances tecnológicos. En un período marcado por la búsqueda de modernidad en distintos ámbitos, incluyendo el entretenimiento. La chispa que encendió la pasión por el cine en esta nación sudamericana se dio en 1897, un año emblemático para los aficionados al cine peruano. La primera proyección cinematográfica en suelo peruano utilizó el innovador cinematógrafo de los hermanos Lumière, siendo exhibida en lo que en aquel entonces era la Confitería Jardín Estrasburgo, lugar que hoy ocupa el Club de la Unión, ubicado en Lima.
Este evento se produjo tras una memorable función previa que había cautivado a la élite de la sociedad limeña, utilizando el vitascopio, una creación de Thomas Alva Edison que permitía ver imágenes en movimiento. Aquella experiencia, que tuvo lugar aproximadamente un mes antes de la histórica proyección con el cinematógrafo, había generado una gran expectativa entre los miembros de la aristocracia, convirtiéndolos en testigos privilegiados de los albores del cine en el territorio peruano. Esta información, documentada por el Instituto Peruano de Publicidad, destaca el rol pionero de la aristocracia local en la acogida y promoción de las primeras muestras cinematográficas en el país, marcando el inicio de una larga y fructífera relación entre el cine y el público peruano.
¿Cómo el cine llegó a adaptarse a las clases limeñas?
La sociedad limeña de fines del siglo XIX y principios del XX, especialmente la aristocracia, recibió con gran entusiasmo la llegada del cine, una forma de entretenimiento novedosa y fascinante que exigía para su disfrute una indumentaria formal y elegante, lo cual era un distintivo de estatus y refinamiento en aquellos tiempos. Esta exigencia de etiqueta en el vestir para asistir a las proyecciones, sin embargo, planteaba una barrera para los sectores menos acomodados de la población, quienes se veían excluidos de esta experiencia cultural emergente.
Lejos de aceptar esta situación como inmutable, el espíritu innovador y creativo del pueblo peruano encontró una solución inclusiva: el desarrollo de exhibiciones públicas. Emprendedores locales, haciendo uso de aparatos portátiles, comenzaron a realizar proyecciones de películas en espacios accesibles al gran público, sin las restricciones de vestimenta que caracterizaban a los eventos destinados a la alta sociedad. Esta iniciativa democratizó el acceso al cine, permitiendo que personas de todos los estratos sociales pudieran disfrutar de las maravillas del séptimo arte.
Este fenómeno no tardó en captar la atención de un público más amplio, generando un interés masivo que trascendía las divisiones socioeconómicas. Rápidamente, aquellos emprendimientos pioneros en la exhibición de películas al aire libre o en espacios comunitarios se transformaron en una idea de negocio lucrativo.
La creciente demanda de entretenimiento cinematográfico llevó a la apertura de los primeros cines, espacios dedicados exclusivamente a la proyección de films, que comenzaron a proliferar en Lima y otras ciudades peruanas. De esta manera, lo que comenzó como una iniciativa para sortear las limitaciones impuestas por las normas sociales de la época, se convirtió en el cimiento sobre el cual se erigió la industria cinematográfica en el Perú, fomentando una rica tradición cultural que perdura hasta nuestros días.
¿Qué temáticas abordaron las primeras películas peruanas?
Según información proporcionada por el Instituto Peruano de Publicidad, no fue sino hasta el año 1913 cuando se produjo la primera obra de ficción cinematográfica en el Perú, caracterizada principalmente por escenas de corridas de toros y reflejos bélicos derivados de la guerra hispanoamericana.
Esta etapa inicial también vio cómo se empezaron a incorporar secuencias que capturaban la belleza de los paisajes peruanos, así como aspectos destacados de la arquitectura y la vida social del país. La preferencia por ciertos géneros cinematográficos variaba significativamente entre diferentes sectores de la sociedad: mientras la élite mostraba un particular interés por películas que retrataban paisajes, momentos de la vida social y arquitectura, el público general encontraba mayor placer en las comedias.
Aunque el nacimiento del cine en Perú significó un hito crucial en la evolución cultural y de entretenimiento del país, sus primeros pasos no estuvieron exentos de críticas, principalmente dirigidas a la calidad inferior de las películas, marcadas por una “falta de naturalidad” en las imágenes, que inicialmente resultaban borrosas. Este desafío técnico fue superado en 1908, momento desde el cual la industria cinematográfica peruana comenzó a experimentar con el color y el sonido en sus producciones, elementos que pronto transformarían radicalmente la percepción y el disfrute del público hacia el cine, propulsando su crecimiento y popularidad.