La precaria situación del servicio de salud en el Perú continúa siendo motivo de preocupación para los ciudadanos y autoridades. Uno de los problemas más evidentes y alarmantes es la escasez de ambulancias, un elemento crucial en la atención de emergencias médicas. Esta carencia se manifiesta de manera aguda en varias regiones del país, evidenciando una brecha significativa entre la necesidad y la capacidad de respuesta del sistema de salud.
En la capital del país, Lima, se revela una realidad desalentadora. Según un informe reciente presentado por La República, de los 43 distritos que componen la ciudad, apenas 22 cuentan con una base del Sistema de Atención Móvil de Urgencia (SAMU). Esta cifra es preocupante, ya que implica que más de la mitad de la ciudad no dispone de este servicio esencial.
La situación se agrava aún más al conocer que distritos densamente poblados como Comas carecen por completo de estas bases, mientras que en San Juan de Lurigancho y San Martín de Porres solo hay una estación del SAMU operativa.
Este déficit se traduce en una alarmante escasez de ambulancias. Con solo 22 de estos vehículos para una población que supera los 10 millones de habitantes, la ciudad se enfrenta a una situación crítica en cuanto a la capacidad de respuesta ante emergencias médicas. Durante el año 2024, se registraron un total de 71 mil llamadas al SAMU en Lima, de las cuales el 34% resultaron ser falsas o malintencionadas, evidenciando un uso inadecuado y desperdiciando recursos escasos.
A nivel regional el panorama no es alentador
En regiones como La Libertad, que cuenta con 238 ambulancias, y Áncash, con 235 vehículos, la disponibilidad de estos recursos parece significativa a primera vista. Sin embargo, un informe del Ministerio de Salud (Minsa) revela una realidad preocupante, muchas de estas ambulancias se encuentran en mal estado o son insuficientes para cubrir las necesidades de la población.
Este escenario contrasta drásticamente con las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece que debería haber al menos una ambulancia por cada 25 mil personas. En el Perú, lamentablemente, la cifra es alarmantemente baja, con solo tres unidades disponibles por cada 100 mil habitantes, muy por debajo de lo recomendado por la entidad internacional.
En el Callao, la situación alcanza niveles críticos. La Contraloría General advirtió que varias ambulancias adquiridas en el 2022 no pueden ser utilizadas debido a la falta de personal médico, lo que evidencia una deficiencia en la gestión de recursos y una falta de planificación adecuada por parte de las autoridades de salud.
El deterioro de las ambulancias es otro aspecto preocupante
Según datos obtenidos por Latina Noticias a través de la Ley de Transparencia, casi un tercio de las ambulancias del país se encuentran en mal estado o son consideradas chatarra. Esto representa un grave problema, ya que afecta directamente la capacidad de respuesta ante emergencias médicas y pone en riesgo la vida de los pacientes.
De los 2.903 vehículos distribuidos en los centros médicos de todo el país, 894 se encuentran en mal o muy mal estado de conservación. Además, se identificaron 52 ambulancias que han alcanzado el estado de chatarra.
Adicionalmente, se indica que se introdujeron 44 unidades adicionales, con dos de ellas en Lima, mientras que las demás se encuentran repartidas entre los diversos gobiernos regionales. Sin embargo, únicamente 1.913 vehículos cumplen con los estándares de buenas y regulares condiciones.
Solo hay 4 médicos por cada 10 mil habitantes
Según datos del Ministerio de Salud (Minsa), la situación es alarmante: solo hay 17 médicos por cada 10 mil habitantes en el país, cifra que disminuye a solo cuatro en el primer nivel de atención, lejos del estándar recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 43 médicos por cada la misma cantidad antes mencionada.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) sugiere que debería haber al menos 23 médicos por cada 10 mil habitantes. Sin embargo, el déficit estimado por el Minsa asciende a 24 mil trabajadores de salud solo en el primer nivel, el cual debería atender el 80 % de las necesidades de la población.
El déficit de personal médico y enfermería es evidente en todo el país, con escasez de 18 mil médicos y 60 mil enfermeros. Esto resalta los desafíos estructurales que enfrenta el sistema de salud peruano.