Chonguinada Junina: la festividad que une generaciones en una danza de resistencia y tradición

Descubre cómo esta tradicional manifestación artística, declarada Patrimonio Cultural de la Nación, teje historias de resistencia y orgullo a través de sus pasos y melodías en el corazón de Perú

A través de la lente de la Chonguinada, viaja por el tiempo y el espacio para entender su papel inmortal en la cultura y la historia peruana. Foto: Gobierno del Perú

En el corazón de los Andes centrales peruanos, existe una joya cultural que cada año cobra vida con un esplendor que atraviesa generaciones y fronteras: la Chonguinada Junina. Esta festividad, considerada uno de los pilares de la identidad de Junín y del Valle del Mantaro, va más allá de una simple celebración; es un legado vivo, una danza que entrelaza historias, rituales y culturas, y que recientemente, el 7 de abril de 2022, ha sido elevada a la categoría de Patrimonio Cultural de la Nación.

No es casualidad que la Chonguinada ocupe un lugar tan especial en el corazón de quienes la bailan y la celebran. Cada paso, cada melodía y cada traje cuentan una historia de resistencia, mestizaje y orgullo. Pero, ¿qué secretos se esconden detrás de sus orígenes y cómo ha logrado esta festividad conquistar el título de piedra angular de la identidad local, provincial y regional en el vasto paisaje cultural peruano? Este viaje a través de la Chonguinada Junina nos sumerge en un universo donde el folklore y la historia se dan la mano para narrar la esencia de un pueblo.

¿Cuál es el origen de esta festividad?

La Chonguinada, con su rico tapiz de movimientos y melodías, se erige como un vibrante testimonio de la compleja historia de los Andes Centrales de Perú. Su origen, profundamente arraigado en el mestizaje cultural, se remonta a la época colonial, donde emerge como una forma sutil de resistencia y afirmación de la identidad indígena frente a la dominación española. A través de una danza que imita y a la vez se burla de los bailes europeos de salón, los pobladores andinos lograron preservar elementos de su rica herencia cultural, al tiempo que adaptaban influencias extranjeras.

Sumérgete en la festividad que define la identidad de Junín y del Valle del Mantaro, celebrando la riqueza cultural de sus comunidades con cada movimiento. Foto: Andina

Esta festividad se ha transmitido de generación en generación, convirtiéndose en una expresión emblemática de la región de Junín y del Valle del Mantaro. A lo largo de los siglos, la Chonguinada ha evolucionado incorporando variaciones locales que reflejan la diversidad de las comunidades que la practican. No obstante, todas las versiones de esta danza comparten ciertos elementos fundamentales, como el colorido vestuario, la música distintiva y los pasos de baile que caracterizan a la festividad.

Los orígenes de la Chonguinada también se ven influenciados por la presencia de grupos culturales prehispánicos, españoles y, posteriormente, africanos, quienes llegaron a la región como esclavos durante el periodo colonial. Cada uno de estos grupos ha dejado su huella en la formación de esta compleja expresión cultural. Los instrumentos musicales, como el arpa y el violín, introducidos por los colonizadores europeos, se fusionaron con ritmos y sonidos indígenas para crear una banda sonora única para la danza. A su vez, el movimiento y la teatralidad de la Chonguinada reflejan tanto el arte dramático europeo como las tradiciones narrativas andinas.

¿Cuándo y cómo se celebra la Chonguinada?

La Chonguinada se erige como un estandarte cultural en el corazón de Perú durante el mes de mayo, engalanando especialmente la Fiesta de las Cruces, que alcanza su punto central el 3 de mayo. De acuerdo con la información proporcionada por el portal Andina, las actividades festivas arrancan el 2 de mayo en la emblemática plaza de Armas, donde se lleva a cabo el concurso de chutos y chonguinas, inaugurando con fervor las celebraciones.

Explora los orígenes y la evolución de una danza que, entre la elegancia de su vestuario y su carácter satírico, captura el espíritu de un pueblo. Foto: El Peruano
.Al siguiente día, el 3 de mayo, la atención se traslada a la plaza de toros, transformada en un vibrante escenario para el concurso de orquestas y elencos de danza. Esta jornada promete un espectáculo sin igual, con la participación de más de 1,500 danzantes y más de 20 conjuntos musicales, incluyendo a las cuadrillas de chonguinos, interpretados por niños, quienes con su ilusión y talento garantizan la perdurabilidad de esta tradición.

La clausura de la festividad, prevista para el 4 de mayo, no solo es un momento de júbilo, sino también de reconocimiento. Durante la premiación se otorgan trofeos y medallas del Bicentenario, y se entregan réplicas del obelisco de Chacamarca, símbolo de celebración de la victoria de Junín en 1824, como se menciona en Andina. Estos premios no solamente honran el desempeño excepcional de los participantes en la Edición Bicentenario, sino que también enlazan el presente festivo con episodios gloriosos del pasado.

Chonguinada de Junín como Patrimonio Cultural de la Nación

Como una danza emblemática de la sierra central, cargada de simbolismo y riqueza cultural en todas las provincias y distritos donde se presenta, el Ministerio de Cultura ha otorgado a la Chonguinada de Junín el título de Patrimonio Cultural de la Nación. Según se reporta en ‘El Peruano’, esta distinción, detallada en la resolución ministerial, reconoce a la Chonguinada no solo por su atractivo visual y la elegancia y colorido de su vestimenta —más llamativa incluso que las ya de por sí vistosas indumentarias de sus intérpretes— sino también por su dimensión humorística.

Descubre cómo esta expresión cultural, reconocida como Patrimonio Cultural de la Nación, refleja un mestizaje que trasciende generaciones y fronteras. Foto: Andina

El impacto de este reconocimiento se extiende también al ámbito nacional e internacional, colocando a la Chonguinada en el mapa cultural del mundo y atrayendo la atención hacia la riqueza del patrimonio inmaterial peruano. Favorece, así, la inclusión de la festividad en programas educativos, proyectos de investigación y rutas turísticas, promoviendo una mayor comprensión y apreciación de esta expresión cultural única entre propios y extraños.