Perú, país de genios en muchos campos de estudio, artes o deportes, también ha sabido de personajes que han estado en lo más alto de la elite mundial.
Un gran ejemplo de ello es Santiago Antúnez de Mayolo, quien hasta la fecha tiene el honor de haber sido el único peruano en haber sido nominado al prestigioso Premio Nobel de Física en 1943.
Pero más allá de eso, su legado incluye una universidad, una central hidroeléctrica y una gran avenida en Lima Norte. Y esta es su historia.
Primeros años
Santiago Antúnez de Mayolo, cuyo nacimiento tuvo lugar en Huacllán, Áncash, el 10 de enero de 1887, es reconocido como uno de los más prominentes físicos, ingenieros y matemáticos en la historia del Perú.
Su formación académica inició en la Universidad de San Marcos, donde se graduó en ciencias matemáticas. Sin embargo, su sed de conocimiento lo llevó más allá de las fronteras del país, viajando a Francia para obtener el título de ingeniero electricista en la Universidad de Grenoble. Este retorno al Perú en 1912 marcó el comienzo de una carrera que transformaría el panorama energético del país.
Uno de sus logros más sobresalientes fue su participación en la construcción de importantes centrales hidroeléctricas. Sus estudios y diseños fueron fundamentales para la creación de la central hidroeléctrica Cañón del Pato, así como para la concepción de la central hidroeléctrica de Machu Picchu y del complejo hidroeléctrico del Mantaro, este último bautizado en su honor por su invaluable contribución.
Precursor del neutrón
Pero su legado va más allá de la ingeniería. Antúnez de Mayolo fue un visionario en el campo de la física moderna. En su trabajo titulado “Hipótesis sobre la constitución de la materia”, publicado en 1924, propuso la existencia de una forma de energía no eléctrica, anticipándose al descubrimiento del neutrón.
Y en 1932, en su estudio “Los tres elementos constitutivos de la materia”, predijo la existencia del positrón, un electrón positivo, antes de que fuera demostrado experimentalmente.
Su espíritu inquisitivo no se limitó a la ciencia, también exploró la arqueología y la historia. Desde las culturas ancestrales del Perú hasta los avances tecnológicos más vanguardistas de su época, Antúnez de Mayolo fue un apasionado investigador que abrazó todas las facetas del conocimiento.
Su contribución al progreso científico del Perú se vio reflejada en cada etapa de su vida. Desde sus primeros años como profesor en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, hasta su labor como asesor técnico de importantes proyectos de electrificación en el país, Antúnez de Mayolo dejó una marca imborrable en la historia del Perú.
Además de sus contribuciones científicas, también incursionó en la política, siendo elegido para integrar el Congreso Constituyente de 1931. Aunque su carrera política fue breve, su compromiso con el desarrollo del país nunca flaqueó.
Eso no fue todo
Antúnez de Mayolo realizó una serie de estudios destacados en diversas áreas. En 1934, presentó un estudio sobre campos electromagnéticos y gravitacionales ante la Real Academia de Ciencias de Italia. En 1935, publicó “Las Ruinas de Tinyash”, un análisis arqueológico detallado de su expedición al Alto Marañón.
Al llegar 1936, lanzó “Gravitación”, consolidando sus investigaciones en luz, materia y campos electromagnéticos. Para 1944, propuso un proyecto para la construcción de una represa en el Pongo de Manseriche.
Por último, en 1945, presentó un proyecto para la Central Hidroeléctrica de Pongo sobre el río Mantaro. Sus estudios sentaron las bases para importantes proyectos de electrificación en el Perú.
A través de sus investigaciones, Antúnez de Mayolo demostró que el ingenio y la pasión por el conocimiento pueden transformar sociedades enteras. En su honor se creó la universidad que lleva su nombre en la ciudad de Huaraz, lo mismo que una gran avenida en el distrito de Los Olivos, en Lima Norte.
Su vida y obra son un recordatorio de que el futuro del país reside en manos de aquellos que se atreven a desafiar lo establecido y a explorar los límites del conocimiento humano.