El exdirector de Petroperú, Miguel Atala, ratificó ante el Poder Judicial que entregó al expresidente Alan García el monto de 1.335.000 dólares en efectivo, dinero proveniente de una cuenta offshore en Andorra que manejó a pedido del exsecretario presidencial Luis Nava y el exjefe de Odebrecht en Perú, Jorge Barata.
En la audiencia de prueba anticipada, Atala indicó que en la cuenta que se abrió en 2007 en la Banca Privada d’Andorra (BPA) ingresaron 1.312.000 dólares por parte de la empresa Kleinfeld, una empresa creada por Odebrecht. Dicho dinero generaría intereses, monto que afirma también entregó al exmandatario.
“He entregado (a Alan García) un millón trescientos treinta y tantos mil dólares para ser exacto. ¿Y por qué le entregué la diferencia? Cuando le entregué la última liquidación, porque yo anotaba todo a mano, fui con mi documento en mano, le entregué su copia y le dije: ‘Acá está el dinero más los intereses que he recibido. Lo que ya quedó en la cuenta, si en algún momento hubiera algún ingreso, yo le informaré. Pero este es el monto total de lo recibido más los intereses”, dijo Atala ante el fiscal José Domingo Pérez del Equipo Especial Lava Jato.
De acuerdo con Atala, en un inicio se le dijo que el dinero que ingresaba en la cuenta creada era por supuestas asesorías de empresas que no contrataban con el Estado; sin embargo, el exsecretario presidencial Luis Nava le revelaría el verdadero fin de la cuenta durante un evento en Brasil organizado por la Federación de Industrias del Estado de São Paulo (FIESP) en 2008, evento donde estaban invitados Alan García y su entonces par brasileño Lula da Silva.
“En ese evento tuvo participación el presidente Lula, sus ministros, el presidente García, sus ministros, todos los empresarios peruanos y todos los empresarios brasileros que participaban en esa reunión. Cuando viene la presentación de los mantos de Paracas, estaba yo cerca a Luis Nava y me dice: ‘Hermano, te tengo que decir algo. Por si acaso, las asesorías han sido del presidente García, no son mías’. En ese momento recién me entero yo, me quedé un poco sorprendido, pero asimilé nomás y ahí quedó. No me volvió a mover el tema y no lo moví el tema. Continuó la reunión social que había programado FIESP. Y, a partir de ahí, es que es comienza ya la segunda parte donde ya dinero ajeno de Nava, dinero que me había dicho que era de una tercera persona que era el presidente García. Ahí quedó, nunca más se habló del tema hasta después de casi dos años”, narró.
En 2010, indicó Atala, el expresidente Alan García lo citó a Palacio de Gobierno: “Llegué a Palacio, me anuncié, me recogió una persona en la puerta, me llevó a la oficina del señor Nava que era el secretario, el señor Nava informó al presidente que me encontraba ahí y me acompañó hasta la puerta de la oficina del presidente. El presidente me saludó y él (Nava) se retiró. Estuvimos conversando de temas generales y en ese momento me dijo: ‘¿Miguelito, te ha dicho Lucho Nava el tema este?’. ‘Sí —le dije—, sí me ha dicho’. Entonces me dijo: ‘Cuando puedas, sin incomodarte, a ver si me puedes ir trayendo’. ‘Como no, presidente’. Me invitó mi cafecito y me retiré”.
Miguel Atala precisó que hizo cuatro entregas de dinero a Alan García en Palacio de Gobierno: dos entregas en 2010 y dos entregas en 2011. Seguiría proporcionando los montos en efectivo en 2017. Fueron en total 43 entregas.
“Lo que es ajeno hay que entregárselo a quien es dueño. Yo no quería que de ninguna manera que se interprete que yo me quería quedar con el dinero. Por algo yo lo llamaba y cuando me iba le decía: ‘Por si acaso, me llamas o te llamo para regresar’. Me dice: ‘No, no te preocupes, disculpa la molestia’. Yo le decía: ‘No, no hay ninguna molestia, es un gusto apoyar a un amigo’. Y así es como yo fui a visitarlo a los distintos lugares a los que nos citábamos. En algún momento, como dije al principio, me visitó a mí en mi casa para el bautizo de mi nieto. Ahí también hice una entrega”, reconoció Atala.
Atala indicó que tanto él como García coordinaban las entregas por llamadas telefónicas. No hacían mención del dinero en sí, sino a “visitas”.