A lo largo de los siglos, la historia de la humanidad ha dejado rastros indelebles, algunos envueltos en misterio y tragedia. Entre los picos andinos de nuestro Perú, un descubrimiento arqueológico arroja luz sobre una práctica ancestral: el sacrificio humano incaico.
Y es que en un lugar remoto de los Andes peruanos, una niña de 15 años, conocida como la Doncella de Hielo de Ampato, fue ofrecida a los dioses hace más de medio milenio atrás.
Ahora, en pleno siglo XII, su figura momificada, congelada en el tiempo, ha sido traída de vuelta a la vida a través de una sorprendente reconstrucción forense en 3D.
El hallazgo
Fue en 1995 cuando el explorador Johan Reinhard, de la National Geographic, ascendió al monte Ampato (ubicado en la provincia de Cayllona, Arequipa), encontrando lo que pronto se convertiría en un hallazgo de proporciones épicas.
Entre los pliegues de la tela yacía el rostro arrugado de una joven, víctima del misterioso ritual inca conocido como capacocha.
Esta práctica, que involucraba principalmente a niños y mujeres jóvenes, no solo buscaba apaciguar a los dioses, sino también consolidar el poder estatal en las provincias más remotas del Imperio Inca.
El rostro del sacrificio
La reconstrucción facial de la Doncella de Hielo de Ampato, encargada por Dagmara Socha, arqueóloga del Centro de Estudios Andinos de la Universidad de Varsovia (capital de Polonia), ofrece una ventana al pasado, permitiendo a los espectadores contemplar el rostro perdido durante siglos.
El escultor Oscar Nilsson, sumergido en el mundo de su sujeto de estudio, pasó meses trabajando en la réplica en 3D del cráneo de la niña, agregando cuidadosamente cada detalle para capturar su presencia única.
El proceso de reconstrucción no solo implicó habilidades técnicas, sino también una comprensión profunda de la vida y la muerte en la antigua cultura incaica. Nilsson, al crear la escultura, buscaba transmitir la sensación de estar congelado en el tiempo, un recordatorio de la niña que se enfrentaba a un destino trágico en la cima de la montaña.
No era la única
La exhibición “Capacocha: Siguiendo a los dioses incas”, inaugurada en noviembre del año pasado en el Museo Santuarios Andinos de Arequipa, presenta la reconstrucción junto a los restos momificados de la Doncella de Hielo y otros 18 niños sacrificados en las montañas andinas.
Estos hallazgos ofrecen pistas fascinantes sobre los rituales y las creencias de la antigua sociedad incaica dando a los interesados una nueva perspectiva.
Los análisis forenses de los restos revelan que los niños sacrificados fueron alimentados abundantemente en los meses previos a su muerte, recibiendo incluso sustancias psicotrópicas para mantenerlos tranquilos.
Este aspecto sorprendente del sacrificio humano incaico sugiere una preocupación por el bienestar emocional de las víctimas, además de su papel en el ritual.
La reconstrucción de la Doncella de Hielo, rodeada por las túnicas tejidas por varias mujeres peruanas de su época, sirve como un recordatorio vívido de la humanidad detrás de la tragedia.
A través de su rostro, congelado en una expresión de orgullo y miedo, se revela la complejidad de una vida interrumpida por la violencia ritual.
La historia de la Doncella de Hielo de Ampato es más que un relato de sacrificio; es un recordatorio de la fragilidad de la vida humana y la profundidad de las creencias religiosas en las antiguas civilizaciones.
Por medio de la reconstrucción de su rostro perdido, el peruano de estos días es capaz de conectarse con un pasado lejano y lo enfrenta a una dura realidad de una práctica que, aunque ajena a nosotros, sigue siendo parte integral de nuestra historia y que debemos comprender para tener una mejor visón de nuestros antepasados.