Todos nos hemos preguntado qué será de nuestro futuro laboral. La imagen clásica de ser ejecutivos en trajes y corbatas está siendo desafiada por una generación que busca algo más que simplemente un trabajo en un horario determinado. Ahora quieren flexibilidad, oportunidades de crecimiento y, sobre todo, un trabajo con propósito. Pero, ¿cómo lograrlo en un escenario donde las oportunidades a menudo parecen estar fuera de alcance?
Según un reciente informe, el 37% de los jóvenes peruanos de 15 a 29 años enfrentan barreras que dificultan su ingreso al mercado laboral. Esto se acentúa si se tiene en cuenta que solo el 33% tiene un empleo, mientras que el 30% sigue buscando activamente trabajo. Esta situación refleja una brecha significativa entre las aspiraciones de la juventud y las oportunidades reales disponibles en el país.
Una parte del problema radica en nuestras elecciones educativas. De acuerdo con el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, seis de cada diez jóvenes han estudiado carreras sin demanda. Este desajuste entre la formación académica y las necesidades del mercado no solo dificulta la inserción laboral de los jóvenes, sino que también contribuye a la subutilización de talento y al estancamiento económico del país. Pero no todo está perdido. Es hora de enfrentar estos desafíos con determinación.
Entendamos que necesitamos una guía más sólida. La orientación vocacional debería ser obligatoria en todas las escuelas para ayudar a los jóvenes a tomar decisiones más informadas sobre nuestra educación y carrera. Se requiere acceso a información actualizada sobre las tendencias del mercado laboral y las habilidades que realmente nos abrirán puertas. Sobre este último punto, no me refiero solo a las que aprendemos en los libros, sino también a esas habilidades blandas que hacen que nos destaquemos. El trabajo en equipo, la comunicación efectiva y el liderazgo se han convertido en los pilares requeridos para enfrentar el mundo laboral con confianza.
Pero, en el campo laboral, no todo es línea. ¿Qué pasa con esos jóvenes que piensan que el camino tradicional no es para ellos? Es importante impulsar el emprendimiento como una alternativa viable. El fomento del espíritu empresarial no solo contribuye a la creación de empleo, sino que también promueve la innovación y el desarrollo económico del país. Para ello, es necesario brindar asesoramiento técnico y acceso a redes de contactos a los jóvenes emprendedores, especialmente a través de programas e iniciativas en instituciones de educación superior.
El tener a tu disposición expertos que te guíen en cada paso no solo nos ayudará a lanzar nuestros proyectos con mayor seguridad, sino que también fomentará una cultura emprendedora en nuestras universidades, preparando a la próxima generación de líderes. Este espíritu emprendedor también puede llevarnos a un universo corporativo. Muchas compañías buscan profesionales que puedan “pensar fuera de la caja”, proponer ideas innovadoras y que estén dispuestos a aceptar desafíos. Así, contarás con la capacidad para desarrollar proyectos de gran envergadura, aprovechando los recursos que la empresa tiene a tu alcance.
Es trabajo de todos apostar por un entorno inclusivo, innovador y equitativo para la juventud peruana. Esto implica superar los obstáculos, capacitarlos, orientarlos y proponer oportunidades para ellos. Solo así podemos construir un país más próspero para los jóvenes.