Taxista se lanza por ventana luego de permanecer tres días secuestrado en vivienda de San Juan de Lurigancho

Un reciente caso de secuestro en el país ha generado consternación entre los ciudadanos, resaltando la inseguridad en varios distritos de Lima Metropolitana. Esta vez la víctima fue un taxista quien afortunadamente logró escapar de sus captores. Los hechos ocurrieron en el distrito de San Juan de Lurigancho (SJL).

Agentes de la Policía Nacional del Perú (PNP), de la Divpol Este 1, informaron que la víctima de secuestro, quien se dedica al servicio de taxi, llegó aturdido y aún con la mordaza en la boca hasta la sede policial para denunciar el hecho. El hombre había saltado desde el segundo nivel de la vivienda donde se encontraba retenido para salvarse.

Según evidencia el video de seguridad, al que logró acceder luego la PNP, los hechos habrían ocurrido el pasado 22 de marzo cuando, al promediar las 11:00 horas, cuando el hombre aprovechó un descuido de los secuestradores para lanzarse por una ventana. Luego de levantarse rápidamente corrió sin mirar atrás hasta llegar a la dependencia policial.

La víctima ha señalado ante las autoridades que estuvo por al menos tres días atado de manos y pies en la vivienda ubicada en la urbanización San Hilarión, en SJL. Su secuestro se dio luego que se hiciera ‘amigo’ de un cliente suyo, de nacionalidad venezolana, quien lo invitó a una fiesta a la que accedió.

El objetivo de los criminales era quitarle todo su dinero que tenía en sus cuentas bancarias, por lo que lo amenazaban con matarlo si no daba las contraseñas y otra información personal para acceder a sus ahorros, según la denuncia.

La PNP desplegó a varios efectivos para intervenir la vivienda del secuestro donde se halló armas de fuego, una granada de guerra y otros ilícitos. También se logró con la captura de tres de los secuestradores que serían parte de Los Malditos de San Hilarión. Entre los detenidos figura Carlos Eduardo Asauge Pichardo de esta banda criminal.

Cabe mencionar que, Asauge Pichardo ya había sido capturado en enero de este año en un operativo policial en la discoteca Paradise durante el estado de emergencia proclamado por el gobierno ante las cifras escandalosas de criminalidad. Meses antes también se le intervino en un búnker de Pachacámac, donde estuvo con decenas de extranjeros pertenecientes a varias bandas criminales ligadas al Tren de Aragua.

En el Perú, los secuestros casi se duplicaron en solo un año, según datos de la División de Secuestros de la Policía Nacional (PNP). En el 2022, se reportaron 11 casos, mientras que en el 2023 la cifra aumentó a 20, representando un incremento del 82%. Esta tendencia contrasta con años anteriores, ya que en el 2019 solo se registraron 6 casos, y en el 2020 y 2021 se mantuvo relativamente estable debido a las restricciones por la pandemia de COVID-19.

Los secuestros en el país siguen un patrón típico que incluye la selección y seguimiento de la víctima, el rapto, el período de cautiverio, la negociación del rescate y la liberación. Aunque son menos comunes que otros delitos como la extorsión y el sicariato, tienen un impacto significativo en la percepción de seguridad y la vulnerabilidad de la sociedad.

El perfil de las víctimas ha evolucionado, pasando de empresarios adinerados a emprendedores y profesionales independientes. Además, el acceso a la información personal de las víctimas, facilitado por las redes sociales y el mercado negro de datos, ha contribuido a esta tendencia.

La mayoría de las víctimas tienen entre 15 y 59 años, con un porcentaje significativo entre 30 y 44 años. La edad juega un papel importante en la gravedad de la pena, ya que el Código Penal establece cadena perpetua para los secuestros que involucran a menores de edad, adultos mayores o personas con discapacidad.

Aunque la mayoría de los casos terminan con la liberación de la víctima tras el pago del rescate, hay casos como el del odontólogo Christian Quispe Culqui, que resultó en su muerte. Para los secuestradores, las víctimas son mercancías valiosas, y su liberación se convierte en un negocio entre la banda y la familia afectada.

• Policía Nacional del Perú (PNP): Llamar al número de emergencia 105 o dirigirte a la comisaría más cercana para presentar la denuncia en persona.
• Ministerio Público: Puedes acudir a la Fiscalía de turno o llamar al número 0800-570-04 para realizar una denuncia.