El 2 de mayo de 1866 marcó una fecha histórica en Perú, caracterizada por la exitosa defensa del Callao contra el ataque de la armada española, en un esfuerzo nacional por repeler la intimidación militar extranjera y sellar su independencia.
Este evento bélico, crucial para la entonces joven República del Perú, no solo simbolizó una batalla de armamentos, sino también el fortalecimiento del espíritu nacional, destacan diversos historiadores.
El combate del 2 de mayo estuvo marcado por actos de valentía y patriotismo, como el del ministro de guerra José Gálvez Egúsquiza, quien murió de una explosión en su torre junto a 27 combatientes a su cargo.
Menos conocida es la historia del llamado ‘cañón del pueblo’. Pero antes de relatarla, revisemos brevemente la secuencia de sucesos que desembocó en este enfrentamiento.
El incidente que provocó el combate
El 4 de agosto de 1863, tras una disputa entre familias en la hacienda Talambo, Lambayeque, resultó muerto un colono agricultor español. El incidente fue presentado de manera exacerbada ante el gobierno de España por el funcionario diplomático Eusebio Salazar y Mazarredo.
Dado que este funcionario poseía el título de comisario especial extraordinario de España en el Perú, que no tenía cabida en una república independiente, provocó que las autoridades peruanas se negaran a recibirlo.
A raíz de ello, el general Pinzón, al mando de la escuadra española, decidió tomar represalias contra el Perú mediante la captura de las islas Chincha el 14 de abril de 1864, un sitio clave para la economía peruana debido a que de allí provenía la mayor parte del guano que exportaba.
Entretanto, los españoles establecieron un bloqueo en el puerto del Callao.
En respuesta, el gobierno peruano, entonces liderado por el general Pezet, buscó una solución diplomática, lo que llevó a la firma del controvertido Tratado Vivanco-Pareja, según el cual se reconocía una deuda económica con España proveniente de la época de independencia.
El levantamiento popular y político contra el tratado se materializó bajo el liderazgo del coronel Mariano Ignacio Prado, quien estableció un gobierno de restauración nacional y movilizó al país hacia una guerra contra España declarada oficialmente el 14 de enero de 1866. Esta decisión unificó a Perú con Chile, Bolivia y Ecuador en una alianza defensiva, lo que consolidó un frente común sudamericano contra los intereses coloniales.
Tras su fracaso en el combate naval de Abtao contra la escuadra peruano-chilena, los navíos españoles bombardearon el puerto de Valparaíso y luego se dirigieron al Callao.
Sin embargo, a diferencia del lado chileno, el Callao estaba mejor preparado, ya que contaba con un sistema defensivo conformado por fortificaciones y artillería de costa de grueso calibre: un total de 45 piezas, distribuidas desde la boca del rio Rímac hasta la zona de La Punta.
El ‘cañón del pueblo’
La mayor parte de los elementos defensivos se encontraban en el sector sur del puerto. Allí se prepararon las defensas desde la torre de la Merced, el fuerte de Santa Rosa y las baterías Maipú, Chacabuco y Chalaca. En esta última había un cañón que aún no había sido instalado.
Ante la inminente llegada de la escuadra española, más de 6.000 chalacos se congregaron para trasladar y montar este cañón en menos de 24 horas. Fue por ello que lo denominaron ‘cañón del pueblo’
Se sabía de ese cañón por testimonios de los combatientes y algunas fotografías, pero no había quedado rastro de él.
Sin embargo, el 15 de febrero de 2003, un grupo de trabajadores de Sedapal encontró el cañón cuando cavaban zanjas para colocar tuberías. Fue entonces cuando se pudo conocer al detalle sus características.
Se trata de un cañón Blakely, de origen inglés, de 4,5 metros de largo y un peso de 14 toneladas. Asimismo, posee un calibre de 500 libras y un alcance máximo de 3.500 metros.
Según la Marina de Guerra del Perú, este cañón “fue el mayor adelanto y desarrollo de este tipo de arma antes de que fuera desplazado por la artillería de retrocarga y del descubrimiento de la pólvora sin humo”.
Tras estar enterrado por más de un siglo, ahora el ‘cañón del pueblo’ es el principal atractivo de un parque construido en su honor, ubicado en la cuadra uno de la avenida Jorge Chávez, cerca de la plaza Grau del Callao.