La agencia evaluadora de riesgo Standard & Poor’s (S&P) Global Ratings disminuyó la calificación crediticia del Perú a BBB-, la más baja desde hace 11 años, como razón principal a la inestabilidad política que agobia al país. Esta rebaja de nota no representa la primera ocasión en que se reduce la calificación de la nación, lo que pone en peligro la pérdida del grado de inversión.
Aunque esta noticia ha generado incertidumbre respecto a una posible actualización de otras calificadoras de riesgo, desde Moodys afirman que no tienen apuro para tomar una decisión, sino hasta recién la segunda mitad del 2024.
En palabras de Jaime Reusche, vicepresidente del Grupo de Riesgo Soberano de Moody’s, lo que busca la calificadora en cuestión es esperar unos meses para reevaluar la perspectiva del Perú.
“No tenemos ningún apuro en cambiar la calificación, queremos estudiar bien la situación y de ahí tomar una decisión en la segunda mitad del año. No hay ninguna urgencia para resolver esa perspectiva negativa en el corto plazo”, señaló a Gestión.
Para Moody’s, nuestro país mantiene la calificación en BAA1 con perspectiva negativa, la cual está fijada desde fines de enero del 2023. Esta perspectiva, indica Reusche, tiene una vida útil de 12 a 18 meses, por lo que aún está vigente.
Los tres factores bajo la lupa
Reusche señala que, a pesar de que este año no se presentan los mismos problemas económicos y de conflictividad social que se vivieron a inicios del 2023, con una economía en contracción, la incertidumbre política continúa siendo un factor.
Por esta razón, para decidir sobre una mejora o deterioro en la calificación crediticia de Perú, se considerarán tanto el avance en la recuperación económica y la disminución del déficit fiscal, como la continua inestabilidad política.
“Persiste algo de ruido político que sí nos genera preocupación y es por eso que sigue la perspectiva negativa, sobre todo en cómo afecta esto a la fortaleza institucional del país, cosa que es un análisis cualitativo, que no es fácil de medir y que tenemos que seguir estudiando, pero que queremos seguir evaluando en un contexto en el que la economía ya se va a estar recuperando y donde seguro vamos a ver una senda de consolidación fiscal”, apuntó al mencionado diario.
Pese a los esfuerzos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el entorno político no ha ayudado y ha contaminado las expectativas económicas, sobre todo ha pesado sobre la confianza empresarial. Agrega que, la duda que queda para los especialistas es sobre si esta volatilidad política pueda llevar a un daño estructural de las instituciones públicas, que se han venido deteriorando en los últimos años.
Aunque el MEF ha realizado esfuerzos, el contexto político ha tenido un impacto negativo y ha afectado las expectativas económicas, lo que ha impactado principalmente en la confianza de los empresarios, según el ejecutivo de la mencionada calificadora. Añade que la gran incógnita entre los expertos es si esta inestabilidad política podría resultar en un daño estructural a las instituciones públicas, las cuales han experimentado un deterioro en los últimos años.
¿Qué significa una rebaja en la calificación crediticia para el Perú?
De acuerdo con Mónica Muñoz Nájar, economista de la Red de Estudios para el Desarrollo, la calificación crediticia es un puntaje que da una señal a los inversionistas de qué tan confiable es pagar una deuda. A la fecha, el Perú posee la calificación de un país confiable porque mantenemos el grado de inversión. Sin embargo, dentro de este grado, hay escalones y en el caso peruano se ha ido reduciendo con el pasar de los años.
“La deuda que se emita en nuestro país, con esta calificación, puede resultar más cara, porque no se tiene tanta confianza de que se pueda pagar cómodamente. Y, cuando la deuda de un país es más cara, al final, repercute en las deudas de los ciudadanos. Si nosotros o las empresas quisiéremos sacar un préstamo, la tasa en la que lo van a poder hacer es mayor”, apuntó Nájar en RPP.