Para nadie es un secreto que el Perú es una nación bendecida con muchas bondades. Desde las grandes rutas gastronómicas, turísticas, culturales y hasta por su rica biodiversidad y una herencia cultural única, alberga entre sus tesoros naturales a la Cantuta (Cantua buxifolia), la Flor Nacional.
Este símbolo botánico, con raíces que se remontan a las antiguas civilizaciones preincaicas, encarna la esencia misma de la identidad peruana.
Planta ancestral
La historia de la Cantuta se entrelaza con las creencias ancestrales y la búsqueda de una conexión sagrada con la naturaleza.
Designada oficialmente como Flor Nacional en el siglo XIX, durante el gobierno de Ramón Castilla, esta elección no fue fortuita. Fue el resultado de una profunda reflexión sobre la relación entre la flora peruana y la historia ancestral del país.
Desde tiempos inmemoriales, las civilizaciones preincaicas honraban la naturaleza, atribuyendo un significado espiritual a ciertas plantas, entre ellas la Cantuta. Esta flor, con sus coloridos pétalos y su capacidad para florecer en las duras condiciones de las alturas andinas, emergió como un símbolo de resistencia y conexión con lo divino.
Durante la colonización española, la esencia de esta conexión perduró, a pesar de los desafíos culturales y sociales que supuso la invasión europea. Esta planta continuó siendo un testimonio silencioso de la riqueza espiritual y natural de Perú.
Características e importancia botánica
La Cantuta, que también es llamada “La Flor del Inca” o “Qantu”, pertenece a la familia Polemoniaceae. Sus coloridos pétalos, que van desde el rosa intenso hasta el morado, simbolizan la diversidad y la vitalidad del país.
Con una altura impresionante que puede alcanzar hasta los 3 metros, esta flor se destaca entre la vegetación de las regiones andinas donde se encuentra.
De igual manera, su capacidad para adaptarse a las condiciones extremas de las alturas, resistiendo temperaturas bajas y prosperando en suelos poco fértiles, la convierte en un ejemplo de tenacidad y supervivencia.
Significado cultural y espiritual
Para los antiguos incas, hay una estrecha relación entre la flor Cantuta y Wiracocha, la deidad que dio origen al universo. Considerada un don celestial, esta flor representaba la unión entre lo divino y lo terrenal en las ceremonias y rituales.
Su participación en estas prácticas espirituales no solo realzaba su belleza, sino que también reforzaba su papel como vínculo simbólico entre lo celestial y lo mundano.
Además de su importancia mitológica, la Cantuta ha sido fundamental en festividades tradicionales como el Inti Raymi, que celebra el solsticio de invierno, donde simboliza la renovación y la conexión con la naturaleza.
Conservación y desafíos
A pesar de su importancia cultural y botánica, la Cantuta enfrenta numerosos desafíos que amenazan su existencia. La pérdida de hábitat debido a la expansión urbana y la deforestación, el cambio climático y la sobreexplotación son solo algunos de los desafíos que enfrenta esta especie emblemática.
Sin embargo, a través de esfuerzos de conservación coordinados entre organizaciones gubernamentales, no gubernamentales y comunidades locales, se están implementando medidas para proteger la Cantuta y su hábitat.
Desde la creación de reservas naturales hasta campañas de concientización, se busca garantizar que esta joya floral continúe siendo parte integral del paisaje y la cultura peruana.
La Universidad
Tal ha sido la importancia de la cantuta a lo largo de la historia del Perú que una universidad es conocida de esa manera. Se trata de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle (UNE), que es una institución pública en Perú, enfocada en la formación de docentes y profesionales en ciencias empresariales, así como en la impartición de diversos posgrados.
Su historia se remonta a 1822, cuando José de San Martín fundó la Escuela Normal Central de Varones. A lo largo de los años, ha experimentado cambios significativos, pasando por diferentes denominaciones y ampliando su oferta académica.
Sin embargo, también ha enfrentado períodos de dificultades, como la recesión en 1977 y la intervención militar en 1991. A pesar de estos desafíos, en 2019 obtuvo el licenciamiento institucional por parte de la SUNEDU.