Diez comunidades indígenas en el departamento de Madre de Dios, han expresado su preocupación ante un proyecto de extracción de gas que podría tener severos impactos sobre el territorio de pueblos en situación de aislamiento.
Las áreas afectadas pertenecen a la Reserva Comunal Amarakaeri, que abarca más de 400 mil hectáreas y son hogar de 1.689 personas.
El proyecto, conocido como el “Nuevo Camisea”, habría sido respaldado por Eduardo Salhuana, congresista de Alianza para el Progreso y presidente de la Comisión de Transportes y Comunicaciones, junto a Perupetro S.A y el Ministerio de Energía y Minas (Minem), según Radio Madre de Dios.
“Mediante cartas al congresista Salhuana, le hemos solicitado varias reuniones, pero él se ha quedado en absoluto silencio”, indica Walter Quertehuari, presidente de ECA Amarakaeri, organización indígena que coadministra, junto al Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), esta área que forma parte del territorio ancestral del pueblo originario Harakbut.
¿Cuáles son los posibles riesgos del proyecto?
De acuerdo al presidente del ECA Amarakaeri, Walter Quertehuari, estas actividades supondrían un grave impacto en las 53 cuencas y microcuencas de la reserva que proveen de agua a la región y pondrían en riesgo la flora y fauna locales.
“Cuando el congresista Salhuana promueve la actividad hidrocarburífera no solo están ofreciendo el lote 76, que está dentro de la Reserva Amarakaeri, sino otros lotes, el 111 y 113, que están en la región de Madre de Dios. Estos lotes están dentro del territorio para indígenas en aislamiento voluntario. En cuanto desarrollen, o hagan empresas que están interesadas en actividades hidrocarburíferas, van a generar hasta un genocidio para nuestros hermanos indígenas”, aseguró.
En esa línea, Quertehuari recuerda a quienes impulsan dicha propuesta que la exploración gasífera en áreas naturales protegidas y territorios de pueblos indígenas en situación de aislamiento y contacto inicial (Piaci) —considerados los más vulnerables del planeta por depender exclusivamente de los recursos naturales que hay en sus territorios— va en contra de sus derechos y de la preservación de su entorno natural.
Las comunidades indígenas más afectadas serían Puerto Luz, San José de Karene, Shintuya, entre otras.
Otros obras que preocupan a las comunidades
En paralelo, la organización indígena que representa a las comunidades de Puerto Luz, San José de Karene, Shintuya, Barranco Chico, Boca Isiriwe, Puerto Azul Mberowe, Masenawa y Queros (de la etnia harakbut); Diamante, de la etnia yine; y Shipetiari, de la etnia matsiguenka, critican a Salhuana por impulsar una carretera de 96 kilómetros que atraviesa las localidades Boca Manu y Boca Colorado.
De acuerdo a las comunidades, su ampliación en la provincia del Manu, podría afectar a cuatro comunidades nativas y a áreas protegidas como la Reserva Comunal Amarakaeri, la Reserva Territorial Madre de Dios y al mismo Parque Nacional del Manu.
Al respecto, el presidente del ECA Amarakaeri, Walter Quertehuari, opina: “Nosotros no estamos en contra de la carretera, ni del desarrollo, sino que decimos que sí se puede hacer carretera y otros con planificación y con participación de los pueblos indígenas. El tema es que primero tiene que haber seguridad jurídica. Los territorios tienen que estar asegurados de las invasiones”.
Escasez de agua potable, un problema constante
En medio del conflicto, la falta de acceso a agua potable es otra preocupación crítica para estas comunidades, con solo una de las diez comunidades nativas contando con acceso a este recurso esencial, gracias al apoyo de una ONG.
Además, señalan la importancia de promover actividades económicas sostenibles que no comprometan la viabilidad futura de sus tierras debido al uso de malas prácticas en la agricultura.