Cuando pensamos en los incas siempre vienen a la mente imágenes de poderosos guerreros que forjaron un enorme y majestuoso imperio, uno que logró conquistar todo a su paso y dejar una herencia imborrable en nuestra historia.
Lo cierto es que la asociación entre poder y fuerza que nos evoca el Tahuantinsuyo muchas veces deja poco lugar para imaginar que, además de los españoles, los incas tuvieron verdaderos problemas con otros pueblos. Uno de ellos por poco lograr conquistarlos e incluso llegaron hasta la ciudad del Cusco ¿Quiénes eran estas personas y de dónde provenían?
El pueblo que casi conquista a los incas
Si hablamos de un pueblo que le dio problemas a los incas y estuvo muy cerca de conquistarlos, por supuesto que nos referimos a los Chancas.
Son muchos los cronistas que han narrado detalles sobre la expansión del Tahuantinsuyo y la formación del incanato como un imperio que se extendería más allá de sus fronteras iniciales, sin embargo, ellos destacan que la guerra con esta etnia guerrera marcó un punto de inflexión para los habitantes del Cusco.
Se sabe que hacia el año 1438 aproximadamente, los Chancas invadieron a un pueblo aliado de los incas con la finalidad de destruirlo y empezar su propio proceso de conquista. La premisa de estos guerreros era que sus enemigos se encontraban débiles ya que su rey, Viracocha, moriría pronto a causa de la vejez.
El resultado inicial fue favorable para los chancas ya que la resistencia inca cayó rápidamente ante su fuerza arrasadora. Como era de esperarse, ante tal victoria el ejército guerrero no detuvo su avance y pronto estaban en el Cusco, al cual lograron sitiar.
Para ese momento la conquista de los incas parecía inminente, ya que la situación del imperio, que por entonces no era más que un curacazgo, se complicó cuando Viracocha huyó hacia las colinas detrás de la ciudad acompañado de su heredero, Inca Orco y miembros de la nobleza que le eran partidarios, también llamados orejones.
Esto le dio al pueblo invasor la oportunidad perfecta para esperar la caída de sus enemigos.
La resistencia
Los tiempos eran oscuros y el temor se extendía entre la población inca ante lo que parecía una inevitable victoria para los chancas, sin embargo, los cronistas detallan cómo es que la defensa del Cusco quedó en manos de Cusi Inca Yupanqui, el otro hijo de Viracocha, quien lejos de huir empezó una campaña de resistencia que sorprendió a sus enemigos, ya que estos pensaban que era cuestión de tiempo para una conquista.
Vale mencionar que el joven inca tenía por aquellos días entre 20 y 22 años, pero mostró una valentía que inspiró a los civiles y a pueblos aledaños a unirse a su causa.
Una batalla entre el mito y la realidad
Estos enfrentamientos entre incas y chancas tenían larga data, es decir que antes de los hechos narrados, hubo otros incas que tuvieron campañas contra ellos. Sin embargo, ninguna batalla está tan llena de simbolismo y leyenda como la batalla de Yahuarpampa.
Se narra que Anccu Huayco, el líder chanca, desafió a Cusi Yupanqui para una batalla entre ambos ejércitos. Pedro Sarmiento de Gamboa en su crónica Historia de los Incas precisa que el joven a cargo de la defensa del Cusco presentó ayuno a Viracocha para que cuidase la ciudad y se enfrentó con valentía en una sangrienta batalla donde pugnaban “los unos por entrar la ciudad y los otros por defenderles la entrada”, precisa.
El coraje de la población cusqueña fue tal que el cronista también hace mención de una mujer llamada Chañan Cusí Coca “quien peleó varonilmente y tanto hizo por las manos contra los Chancas que por allí habían acometido, que los hizo retirar”. Una muestra de cómo enfrentaron los civiles la invasión.
En este enfrentamiento el inca Yupanqui logró mermar los ánimos de los chancas al capturar la estatua de Usco-Vilca, la cual llevaban a la batalla. Sin embargo, hay otras versiones que indican que el joven inca decapitó a los generales chancas y con ello sembró el miedo entre las filas enemigas.
Lo cierto es que la crónica de Sarmiento explica que el enemigo se turbó debido a que vieron bajar de los cerros a guerreros enviados por el dios creador Viracocha. Se narra también en otras versiones que las piedras se convirtieron en soldados que ayudaron a los incas, dando origen a la ‘Leyenda de los soldados Pururaucas’. Ambos relatos tienen dotes de misticismo único y constituyen parte de la memoria inca que conocemos hoy en día.
Sin embargo, se cree que podrían ser muestras de la astucia del joven inca para ahuyentar a sus enemigos a través de ciertas estrategias militares. Desafortunadamente, a la fecha no hay mayores certezas sobre esto ya que los incas no dejaron registro escrito de sus hazañas y fueron los cronistas quienes recogieron parte de la tradición oral.
Por otro lado, se dice que luego de la batalla el lugar cambió al nombre de Yawarpampa, que significa ‘pampa de sangre’, por la cantidad de asesinatos que se dieron en ese enfrentamiento.
Nace una leyenda
Luego de los eventos ocurridos en el campo de batalla, Sarmiento detalla que el Inca Yupanqui fue conocido como Pachacuti o ‘volvedor de la tierra’, ya que las tierras que se tenían por perdidas habían sido recuperadas gracias a él. También menciona que trató de atribuirle los honores de su batalla a su padre, Viracocha, el cual no aceptó y prefirió que sea su hijo quien disfrute de la victoria que había conseguido justamente.
Pedro Cieza de León, por su parte, explica que Yupanqui fue elegido como el Sapa Inca ante la vergonzosa actitud de su padre. Por otro lado, su hermano, Inca Urco, fue impedido de volver al Cusco. Además, su esposa, la coya, lo dejó sin heredero alguno.
Con respecto a los chancas, ahora derrotados, el cronista precisa que Pachacuti o Pachacútec mandó a llamar al Señor de los chanchas para integrase a su servicio, tal como correspondía con los pueblos sometidos y aliados. Sin embargo, estos habrían tenido un trato especial.
Tras la muerte de Viracocha, Pachacútec se encargó de llevar al incanato de un curacazgo a un imperio que se consolidó durante muchos años, entre otras hazañas que hacen resaltar su nombre en las memorias de los antiguos habitantes del Perú.