A medida que nos acercamos al Día Internacional del Libro, nos encontramos en un momento crucial para replantear y revitalizar el hábito de la lectura en Perú, no solo como una fuente de conocimiento y entretenimiento, sino también como un catalizador para el desarrollo del pensamiento crítico y la empatía. Según la Encuesta Nacional de Lectura (ENL) de 2023, realizada por el Ministerio de Cultura y el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), solo un 47,3% de peruanos de entre 18 y 64 años lee libros habitualmente. Lejos de desalentarnos, este dato nos impulsa a buscar y aplicar estrategias innovadoras que incrementen el interés y la práctica de la lectura a nivel nacional.
En este contexto, Infobae Perú conversó con Gianfranco Hereña, gestor cultural conocido en las redes como ‘El buen librero’, quien compartió su visión sobre cómo impulsar el aprecio por la lectura entre los peruanos. Hereña enfatiza la necesidad de alejarnos de la idea de que la lectura tiene un propósito únicamente práctico. “Debemos cultivar la curiosidad... esto es elemental para poder formar lectores”, señala, sugiriendo que la clave reside en promover la lectura compartida desde el ámbito familiar y fomentar una sociedad que cuestione activamente, utilizando los libros como herramientas de cuestionamiento para avanzar y progresar.
La entrevista no solo arroja luz sobre la situación actual de la lectura en Perú, sino que también traza un camino hacia un futuro en el que los libros se conviertan en pilares fundamentales del desarrollo individual y colectivo.
En el Perú de hoy, como en el resto del mundo contemporáneo, el valor de la lectura trasciende el mero acto de decodificar palabras en una página; se posiciona como una herramienta fundamental para el desarrollo integral de la persona. A través de la lectura, no solo se abre la puerta a nuevos mundos llenos de posibilidades y perspectivas, sino que también se cultiva una empatía profunda al permitirnos vivir, aunque sea de manera indirecta, las realidades y experiencias de otros. Este acto enriquecedor amplía los horizontes de nuestra imaginación y afina el pensamiento crítico, habilidades esenciales para maniobrar a través de la complejidad de los tiempos actuales.
La capacidad de leer y comprender una vasta gama de textos es ahora más que nunca una competencia crucial en nuestra sociedad, profundamente interconectada e impulsada por el flujo constante de información. En este contexto, Gianfranco Hereña compartió con Infobae Perú una reflexión que resuena fuertemente:
“La lectura en sí mismo cambia vidas, en el sentido que nos hace conocer otras realidades. Desde las escuelas es un tema que se tiene que fomentar. La manera en cómo se hace hoy no es la más óptima, creo que hemos perdido de vista la imaginación, nos hemos vuelto extremadamente pragmáticos. Yo creo que deberíamos hacer un cambio de tuerca a eso y reivindicar a la lectura literaria en el lugar que realmente se merece dentro de la vida de las personas”, explicó.
Y es que, en lugar de ver a la lectura únicamente como un vehículo de información práctica, es esencial reconocer su capacidad para inspirar, innovar y transformar. La lectura no solo debe ocupar un lugar preeminente en nuestras escuelas sino también en el día a día de las personas, reafirmando su papel no solo como fuente de conocimiento, sino como un pilar de crecimiento emocional y cultural.
En Perú, las instituciones culturales son actores clave en el fomento del hábito lector, funcionando como esenciales intermediarios entre el mundo de los libros y la sociedad. Estas entidades tienen el compromiso de difundir el conocimiento y el entretenimiento a través de la lectura, enfrentándose al desafío de adaptarse a una sociedad que evoluciona tecnológicamente y que se caracteriza por su diversidad. Sin embargo, cumplir con esta misión implica superar varios obstáculos que limitan su capacidad de impactar de manera significativa en el ámbito educativo y cultural del país.
Gianfranco Hereña, al conversar con Infobae Perú, destacó la complejidad de esta tarea: “Es un trabajo que empieza en la casa, continúa en la escuela, y en los municipios y entidades gubernamentales deberían también respetar. Desde el momento en que el libro no forme parte de la canasta básica familiar, me parece ya un desbalance”.
Además, enfatizó que la situación actual de las bibliotecas públicas en el Perú refleja este desafío: “Las bibliotecas se han reducido porque los espacios donde habita la gente son cada vez más reducidos. Todo parece estar empaquetado en esta idea de que en el virtual todo se puede y no es necesariamente así. Además, por parte de los municipios y entidades electorales, no tenemos bibliotecas públicas, las que hay están en completo estado de abandono”.
Esta circunstancia evidencia no solo la necesidad de una infraestructura adecuada que fomente la lectura, sino también la importancia de revalorizar los libros físicos y los espacios de lectura en un mundo cada vez más inclinado hacia lo digital.
Las nuevas tecnologías están transformando profundamente las dinámicas sociales y culturales, incluyendo los hábitos de lectura. En esta era digital, es frecuente observar cómo los dispositivos electrónicos se han convertido en los principales medios de entretenimiento e información, relegando paulatinamente la lectura tradicional a un segundo plano. Esta transición hacia lo digital afecta especialmente a las nuevas generaciones, que crecen en entornos donde la interacción con pantallas es la norma y el contacto directo y personal se percibe como cada vez menos relevante.
Una de las consecuencias más notables de esta tendencia es la reducción del contacto cara a cara, como lo señaló Hereña: “Tenemos padres que le dan a sus hijos dispositivos electrónicos porque el contacto cara a cara se está reduciendo cada vez más”.
Esta realidad no solo afecta la forma en que las generaciones más jóvenes se comunican entre sí, sino que también impacta en cómo se relacionan con la lectura, privilegiando contenidos digitales rápidos y efímeros por encima de textos más elaborados y profundos.
Además, el piloto de ‘El buen librero’ advirtió sobre un futuro en el que “llegará un punto donde el ejercicio de la lectura será una actividad de minorías”, conduciendo a una sociedad caracterizada por lo que podría denominarse “la idiocracia o gobierno de las imago”, según palabras de Marco Aurelio, citando a Giovanni Sartori.
Los sistemas educativos actuales también enfrentan críticas por su enfoque en la competencia lectora, vista principalmente como una herramienta utilitaria destinada a la resolución de problemas en vez de un medio para estimular la imaginación.
Como menciona Gianfranco Hereña, “estas escuelas por un currículo escolar, que me parece privilegia más para la competencia lectora como un medio para la resolución y no para la imaginación; esto tiene como percance que la lectura no se aborde con la profundidad que se debería”.
Este enfoque limitado tiene implicaciones significativas para el desarrollo intelectual y emocional de los estudiantes, al minimizar el valor de la lectura como una fuente de placer, inspiración y conocimiento profundo.
En respuesta a estos desafíos, es esencial reconocer tanto las oportunidades como las limitaciones que las nuevas tecnologías presentan para la promoción de la lectura. Es imperativo buscar estrategias que permitan integrar efectivamente los medios digitales en experiencias lectoras enriquecedoras, sin perder de vista la importancia de cultivar un amor profundo y duradero por la lectura. Esto implica reevaluar cómo se enseña y se valora la lectura, tanto en el ámbito familiar como educativo, para asegurar que las futuras generaciones puedan disfrutar plenamente de los beneficios y el placer que ofrece el mundo de los libros.
En Perú, cambiar la percepción sobre la utilidad de la lectura requiere de un enfoque integral que desafíe la visión tradicionalmente utilitaria de esta actividad.
Gianfranco Hereña, reconocido gestor cultural, destacó la importancia de repensar nuestro acercamiento a la lectura: “Debemos quitarnos de la cabeza que la lectura tiene un fin utilitario o un fin pragmático. Hay que leer, hay que cultivarse, hay que investigar; debemos cultivar la curiosidad, esto es elemental para poder formar lectores”. Este enfoque subraya la relevancia de la lectura como medio para el enriquecimiento personal y la exploración de nuevas ideas.
Una metodología efectiva para fomentar el hábito lector arranca desde el núcleo familiar. La práctica de las lecturas compartidas, tener una figura representativa y leer junto a sus hijos crea lazos afectivos alrededor de la lectura y sirve como ejemplo directo para las nuevas generaciones, demostrándoles que la lectura es una actividad valiosa, compartida y fuente de placer.
Hereña también proyecta su esperanza hacia el futuro del Perú como una nación de lectores: “Espero que Perú realmente se convierta en un país lector y que esto ayude a fortalecer nuestro juicio crítico que finalmente deriva en la elección de gobernantes; en una sociedad fuerte que no se deja amilanar por la autoridad sino que se cuestiona”.