Con motivo del 93.º aniversario de la creación del distrito de San Isidro, es pertinente señalar que esta área urbana se ha convertido en un punto neurálgico para inversiones, gracias a sus características en términos de accesibilidad, privacidad, calidad del paisaje urbano, compromiso con el medio ambiente y niveles de seguridad.
Los vecinos sanisidrinos se visten de gala cada año, específicamente el 24 de abril, fecha en la que por Decreto Legislativo 7113 se creó el distrito de San Isidro. Esto ocurrió en 1931, año en el que Alfredo Parodi asumió el cargo de alcalde de la comuna. El 02 de mayo de ese año, este personaje histórico se convirtió en el primer burgomaestre del municipio.
San Isidro tiene una extensión de 9.82 km², es decir, 9 818 927 m², y se destaca como el principal centro financiero de Lima. Sin embargo, no siempre fue caracterizado por estos atributos. En el libro “El ayer y hoy de un gran distrito. San Isidro”, de K&K Editores Internacionales, se puede conocer cómo era esta locación, qué actividades económicas se realizaban en ella y otros datos que cautivan a investigadores, estudiantes y amantes de la historia.
“El nuevo distrito contaba con una población aproximada de 3.000 habitantes y una extensión aproximada de 10 km². Así vemos que el origen de formación del distrito de San Isidro fue con la apertura de la Av. Arequipa, como primera comunicación automotor entre la capital y Miraflores. Esta arteria, al pasar por el fundo de San Isidro, determinó su cambio de uso por lo menos de un sector, de agrícola a urbano”, se lee en el material impreso.
Con el transcurrir de los años, se empezaron a realizar obras de manera vertiginosa. El mismo libro da cuenta de ello. Por ejemplo, en 1933, se construyó el local municipal y se culminó la instalación del alumbrado público de la zona de El Olivar. Un año después, se edificó la parroquia de la Virgen del Pilar. En 1936, se inauguró la Av. Salaverry y un cine. Estas son algunas de las obras que se llevaron a cabo en el segundo durante el segundo mandato del alcalde Parodi.
El crecimiento de la comuna se materializó a lo largo de los años por distintas razones. Al respecto, la autoridad de aquel entonces señaló lo siguiente: “Han sido factores favorables para su sorprendente crecimiento, su magnífica situación topográfica, su excelente clima y su proximidad equidistante al centro de Lima y a Miraflores. Por estas razones y su extensión superficial, San Isidro tiene por descontado su inmediato desenvolvimiento progresivo”, sostuvo el burgomaestre, declaración que aparece en el libro consultado.
Tras relatar algunos episodios de la historia del distrito de San Isidro, es importante profundizar en los eventos previos a su fundación. Antes de la construcción de sus imponentes edificios, el área fue asentamiento de culturas prehispánicas y, posteriormente, durante el virreinato y la época republicana, sus tierras se dedicaron a la agricultura.
San Isidro, un vistazo a su historia
El distrito de San Isidro, conocido actualmente por su exclusividad y zonas verdes, tiene un origen histórico que se remonta a la era prehispánica, cuando formaba parte del Tambo de Limac – Rimajtampu y era la capital del Señorío Guatca, bajo el liderazgo del curaca Chumbi Charnan. Con el paso de los siglos, este territorio ha experimentado transformaciones que van desde una hacienda virreinal hasta convertirse en un importante punto de urbanización en el siglo XX.
En el periodo de la conquista española, Francisco Pizarro realizó la donación de los terrenos que luego se desarrollarían como una hacienda a favor de la Congregación Dominicana. Previamente a esta donación, las autoridades virreinales habían asignado tierras situadas en lo que actualmente se conoce como San Isidro a Antonio de Rivera. Para profundizar en este tema, el historiador Juan Luis Orrego Penagos aportó mayores detalles a través del blog de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
“Luego de la conquista española y de la fundación de Lima, las autoridades le otorgaron la tierra de los huallas a Antonio de Rivera, vecino de la ciudad, quien trajera de España, en 1560, semillas de aceituna desde Sevilla”, escribió el académico.
“(...) Durante los tiempos virreinales, El Olivar fue un fundo de 27 hectáreas. Según los documentos coloniales, los primeros árboles de olivo llegaron desde Sevilla (España) en 1560, traídos por Antonio de Rivera, alférez y maestre de campo de Gonzalo Pizarro. Se cuenta que muchos de estos ejemplares no resistieron el largo viaje hasta el Perú, pero algunos, felizmente, sobrevivieron y se adaptaron a las tierras del valle del Rímac (en este caso, del Huatica) y dieron, con el tiempo, jugosas aceitunas. Fue así que el actual San Isidro tuvo olivos desde los años iniciales del Virreinato”, agregó el investigador.
En el siglo XVII, Fray Martín de Porres realizó el plantío de olivos que dieron origen al reconocido Bosque El Olivar. Posteriormente, en 1777, el lugar pasaría a ser propiedad del V Conde de San Isidro, Don Isidoro de Abarca, y desde ese momento empezaría a tomar una identidad relacionada con este título nobiliario.
La transformación urbana de San Isidro comienza a tomar forma en el siglo XIX, cuando la familia Paz Soldán adquiere la hacienda y posteriormente, en el siglo XX, la Compañía Urbanizadora San Isidro Limitada inicia el proceso de urbanización. Este desarrollo urbanístico se caracterizó por la creación de barrios residenciales alrededor del Bosque El Olivar y la promoción de la avenida Javier Prado y el Country Club, estableciendo centros de gravedad social y cultural en el distrito.
Dentro de esta travesía hacia la modernidad, es relevante destacar el papel que jugó don Pascual de la Casa en la preservación del Bosque El Olivar, mediante un acuerdo que estipulaba la prohibición de cortar olivos, incentivando en cambio la plantación de más árboles. Este hecho no solo contribuyó a mantener la herencia natural del distrito sino que también sentó un precedente en la valoración del patrimonio ambiental en el desarrollo urbano.
“(...) En el actual territorio del distrito, durante el Imperio inca, predominaron las etnias Collas y Huallas. Con el paso de los años, se fue convirtiendo en el centro de toda la ciudad. Primero, como baluarte agrícola y luego, durante la república, lugar donde sucedieron trascendentales acontecimientos para el quehacer nacional”, se lee en el libro “El ayer y hoy de un gran distrito. San Isidro”.
La historia de San Isidro refleja un vínculo estrecho entre el pasado prehispánico y virreinal con el desarrollo urbano moderno, demostrando cómo áreas con profundos legados históricos y culturales pueden evolucionar y adaptarse a las necesidades y visiones de las sociedades contemporáneas.
El Olivar, un oasis en medio de la ciudad
En pleno corazón del distrito de San Isidro, hay una especie de bosque que capta la atención de los peruanos y ciudadanos extranjeros. Se trata de El Olivar, un ecosistema que ha recibido el reconocimiento de Monumento Nacional en 1959 y posteriormente fue declarado Zona Monumental en 1998.
En este parque hay algunos árboles de olivo que superan los 350 años de antigüedad. También se pueden encontrar una variedad de aves, tales como palomas denominadas Rabiblanca, la Cuculí y la Tortolita de pico amarillo. Al pasear por las veredas, los visitantes pueden encontrarse con ardillas, lo cual suele ser una grata sorpresa, especialmente para los niños.