Moisés Piscoya se erige como un rostro familiar en la televisión peruana, no por protagonizar telenovelas o conducir programas de entretenimiento, sino por su esencial labor como intérprete de lengua de señas peruana (LSP). Su imagen es ya un estandarte de accesibilidad en la señal de TVPerú al ofrecer su talento hasta en debates presidenciales, un hecho que subraya el compromiso de proporcionar una comunicación sin obstáculos en momentos de gran importancia.
A través de sus manos, la política y la cultura se hacen inclusivas y lejos de la luz de los reflectores, mantiene una disposición modesta y reservada, un rasgo que contrasta profundamente con la visibilidad de su trabajo. Este aspecto de su personalidad ofrece un matiz interesante a su figura mediática; más allá de ser la vía por la cual se trascienden las barreras del sonido, se revela como una persona que, con sutileza y sin pretensiones, se convierte en un elemento fundamental para la integración y el reconocimiento de la diversidad en el tejido social.
En una entrevista con Infobae Perú, relata que su vínculo con la LSP se forjó en los albores de su existencia, casi desde su primer aliento. Tras la partida de su madre días después de que él naciera, su hermana mayor, quien es una persona con discapacidad auditiva, lo cobijó bajo su ala y se volvió en una figura materna.
Fue a su lado, en un ambiente de amor y comunicación no verbal, donde las señas se convirtieron en su primer vínculo de conexión. Esto lo lleva a considerarse un hablante nativo de esta lengua gestual, lo que define no solo su identidad personal sino también su trayectoria.
“Tomé la decisión de dedicarme a una profesión todavía inédita en Perú, pero ya establecida en otras naciones. Para adquirir las competencias necesarias, me formé viajando al extranjero y gracias al avance tecnológico, continúo mi capacitación de manera online. El intérprete de lengua de señas está en constante aprendizaje y perfeccionamiento”, declara.
A medida que los años se acumulaban, el llamado a convertir esta habilidad innata en su vida laboral se hizo irrefrenable. Consciente de que, aunque en Perú la profesión de intérprete de lengua de señas aún busca su formalización, en otras latitudes ya se ejerce con plenitud, Piscoya se embarcó en un viaje de enriquecimiento profesional.
Moisés explica que, aunque Perú avanza en la inclusión de ciertos sectores, aún enfrenta retos notables con respecto a asegurar los derechos universales, especialmente para las personas con capacidades diferentes, minorías étnicas y otros colectivos relegados.
“Además, persisten barreras sociales y culturales que pueden dificultar la plena participación de todos los ciudadanos en la sociedad peruana y eso hace que no puedan disfrutar de sus derechos fundamentales”, señala.
Por eso, resalta la notoria carencia de intérpretes de lengua de señas en los contenidos televisivos, una situación que, según él, se origina en múltiples factores. Uno de los principales escollos, de acuerdo con Piscoya, radica en el plano financiero y en la gestión de los recursos; la inclusión de intérpretes para asegurar accesibilidad representa un costo adicional no siempre considerado por los medios.
De otro lado, explica que la sensibilización hacia la importancia de promover una sociedad inclusiva y accesible aún es un terreno por fortalecer.
Además, explica que la falta de regulaciones que exijan dicha inclusión amplifica el problema, lo que evidencia la urgente necesidad de implementar medidas regulatorias efectivas. Según el intérprete, sin una entidad que establezca y haga cumplir normativas claras, permanece el desconocimiento y la indiferencia hacia los derechos de acceso a la información en lengua de señas.
“A pesar de estos desafíos, es importante trabajar hacia una mayor inclusión de la lengua de señas en los medios de comunicación para garantizar que las personas sordas tengan acceso equitativo a información y al entretenimiento como parte de sus derechos”, recalca.
Moisés Piscoya rescata un intento pasado en el Congreso por reconocer la lengua de señas peruana (LSP) como una de las lenguas originarias del país, una iniciativa que, lamentablemente, no prosperó más allá de las reuniones preliminares.
En ese contexto, menciona que la propuesta de reconocer la LSP traería consigo una serie de beneficios fundamentales. De acuerdo con el intérprete, en primer lugar, elevaría la visibilidad y promovería una mayor apreciación de la cultura e identidad a la comunidad de personas con discapacidad auditiva, a menudo marginada.
Además, señala que se crearía un marco legal robusto para proteger esta forma de comunicación, garantizando su preservación como una valiosa expresión cultural. En este sentido, destaca que dicho reconocimiento ampliaría las posibilidades de uso en sectores clave, tales como la educación, la salud, el sistema judicial y la gestión pública.
Piscoya destaca la necesidad de adoptar diversas estrategias para enriquecer la formación de los intérpretes. Entre estas medidas, sugiere el desarrollo de herramientas didácticas.
“Desarrollar recursos y materiales educativos que aborden la diversidad lingüística y cultural de la comunidad sorda en Perú, incluyendo videos y manuales que muestren los diferentes dialectos y señas regionales”, explica.
El intérprete menciona que esto no solo facilitaría la inclusión y comunicación efectiva dentro, sino que también promovería un mayor entendimiento y respeto por su diversidad lingüística y cultural a nivel nacional.
Asimismo, resalta la importancia de una colaboración estrecha con las personas con discapacidad auditiva y esto permitiría que los intereses y las necesidades comunicativas de sus miembros se consideren de manera prioritaria en los procesos de formación y normativa aplicada a los intérpretes.
Piscoya implementa varias técnicas para manejar el estrés y asegurar una comunicación efectiva en situaciones de alta tensión o emergencias. En ese contexto, resalta que una práctica clave es el uso de estrategias para mantener la calma.
“Antes y durante la interpretación, aplico métodos de respiración y relajación, buscando momentos para inhalar profundamente y liberar tensiones. Esto contribuye a disminuir el estrés y a mantener un nivel óptimo de concentración”, precisa.
Además, enfatiza la importancia de mantener la calma y la neutralidad al interpretar, incluso en circunstancias de gran tensión, facilitando así una comunicación efectiva y una transmisión precisa del mensaje.
También indica que es importante estar bien informado sobre el tema a tratar, recurriendo a la preparación previa y al apoyo mutuo entre colegas intérpretes para asegurar interpretaciones precisas en situaciones complicadas.
Moisés destaca la importancia del autocuidado después de enfrentar situaciones de alto estrés, considerando crucial cuidar de su bienestar personal. Tras encarar estos desafíos, busca apoyo cuando es necesario, ya sea conversando con colegas o consultando a profesionales de la salud mental.
Piscoya subraya la importancia de abordar con rapidez y eficacia cualquier desliz ocurrido durante interpretaciones en directo. En momentos donde se evidencia un fallo, procede de forma inmediata a su corrección. Si el equívoco amenaza la comprensión integral, cuenta que no duda en pedir disculpas y rectificarlo.
Posteriormente, comenta que emprende un proceso de reflexión para determinar las causas del error y encuentra formas de prevenir incidentes similares en el futuro. Añade que esta evaluación le permite afianzar estrategias para una concentración más efectiva y una preparación exhaustiva.
Moisés Piscoya subraya que, a pesar del vertiginoso avance tecnológico, la interpretación de la lengua de señas conserva una dimensión de comprensión y sensibilidad cultural insustituible por las máquinas.
No obstante, señala que el futuro podría deparar significativos progresos en herramientas de apoyo para los especialistas, aunque resalta que es improbable que estas tecnologías suplanten completamente la labor humana a corto plazo.
Por eso, considera que la demanda de expertos permanezca en un nivel alto, especialmente en contextos donde se valora profundamente la conexión y el intercambio efectivo en la comunicación de esta lengua.
En tales entornos, Piscoya considera que la interpretación va más allá de la simple transmisión de mensajes, pues se convierte en un puente vital para la inclusión y la comprensión mutua.