India y Emiratos Árabes Unidos han ascendido a la posición de principales destinos para la exportación de oro peruano, superando a naciones históricamente dominantes en esta área como el Reino Unido. Una investigación realizada por Ojo Público ha sacado a la luz que diversas corporaciones situadas en dichos países están adquiriendo el preciado metal de fuentes que han sido objeto de investigación por parte de las autoridades peruanas, debido a sus conexiones con actividades de minería ilegal.
Esta operación ilícita de extracción y exportación no solo resalta la alta demanda de oro por su pureza, sino también revela el oscuro camino que siguen estos envíos ilegales desde su origen hasta llegar al mercado internacional. La pesquisa basada en la revisión de datos de exportaciones por un periodo de diez años, junto con entrevistas y acceso a documentos legales, ha evidenciado cómo el oro sospechoso se mueve desde la Amazonía peruana —específicamente desde la cuenca del río Nanay en Loreto, notable por su elevada pureza— hasta mercados de los países asiáticos sin pasar por los registros oficiales de producción del gobierno peruano.
A medida que Estados Unidos y Suiza han ido reduciendo sus importaciones de oro peruano debido a implicaciones legales en financiamiento de la minería ilegal, países como la India y los Emiratos Árabes Unidos han tomado ventaja, incrementado sus compras significativamente.
Empresas como Kundan Care Products Ltd. y Kundan Refinery Private Ltd. de la India, han sido señaladas por recibir oro de proveedores que están vinculados con la minería ilegal y el lavado de activos, según el medio digital. A través de distintos proveedores, este oro ingresa al circuito legal internacional, a menudo a través de documentación falsificada que acredita su legalidad.
La situación se complica aún más con las revelaciones de que una gran parte del oro exportado desde Perú no cuenta con un origen legalmente verificable, lo que sugiere una extensa operación de lavado que utiliza la minería ilegal como fuente principal. A pesar de diversos intentos por regularizar la situación a través del Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo), la brecha entre la producción oficial y la cantidad de oro exportada sigue siendo significativa, revelando las profundas raíces y la complejidad de esta problemática.
Las implicancias de estas prácticas no se limitan a la economía o al sector minero, sino que también representan un desafío significativo para la preservación ambiental y el respeto a las le
yes y regulaciones internacionales. Este contexto pone en evidencia la necesidad de una mayor colaboración multinacional para abordar la minería ilegal y garantizar que el comercio de oro se realice de manera responsable y transparente.
Perú también exporta oro sucio a Suiza
En una publicación del libro “Lavado de oro” por el criminólogo suizo Mark Pieth, se desarrolla el impacto de la minería ilegal de oro en Perú y su conexión con las refinerías en Suiza, donde, según el experto, se refina cerca del 70% del oro global.
La investigación de Pieth, destacada por su profundo análisis sobre cómo el oro ilegal de países como el Perú termina siendo procesado en Suiza, revela un sistema de comercio mundial donde la demanda de oro fomenta, indirectamente, prácticas ilegales y dañinas para el medio ambiente.
Estudios en Perú, como el realizado por Víctor Torres Cuzcano y publicado por CooperAccion en 2015, han mostrado cómo desde el año 2003, el auge en los precios del oro ha provocado un incremento en la producción ilegal y no registrada, que no solo supera las cifras de producción oficial, sino que además representa una significativa porción del total exportado, alcanzando cifras millonarias.
La situación en la región de Madre de Dios, que ocupa el sexto lugar en producción de oro en Perú, es particularmente alarmante. A pesar de las medidas tomadas por el gobierno peruano, como la declaración del Estado de Emergencia en varios distritos y la puesta en marcha de la Operación Mercurio 2019 para erradicar la minería ilegal en La Pampa, aún persisten desafíos significativos. El área, ubicada en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional Tambopata, sigue siendo vulnerable a la extracción ilegal de oro, lo que plantea serios riesgos ambientales y sociales.