En este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha designado el lema “Mi salud, mi derecho” como el tema central del Día Mundial de la Salud, con el objetivo de abogar por el derecho de todos a acceder a servicios de salud. Esto nos insta a reflexionar sobre un pilar fundamental que impulsa el progreso en la atención sanitaria: la innovación médica.
En la era digital en la que vivimos, hemos sido testigos del avance de la medicina, desde mejoras en las tecnologías de la salud, hasta nuevas terapias y tratamientos que permiten mejorar la calidad de vida de las personas y avanzar en la prevención y la cura de enfermedades. Sin embargo, uno de los retos vigentes en los países de América Latina en torno a la innovación en el sector es lograr que llegue a todos.
Sin ir muy lejos, en Perú, miles de personas carecen de acceso a servicios básicos de salud 1. Esta realidad resalta la urgencia de mejorar la disponibilidad y accesibilidad de la atención médica, incluyendo el fortalecimiento de la asistencia primaria y la implementación de tecnologías de vanguardia en el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades.
Ante este panorama, la adopción de la innovación médica es crucial, ya que las oportunidades que la tecnología ofrece en el campo de la salud son amplias, convirtiéndose en una necesidad para brindar un acceso equitativo a la atención clínica.
De hecho, hoy están disponibles en Perú tecnologías emergentes que están transformando el sector salud. Una de ellas es la inteligencia artificial (IA), que se utiliza en distintos ámbitos, desde la investigación y el diagnóstico hasta el tratamiento de múltiples enfermedades. Por ejemplo, gracias a los avances tecnológicos, los pacientes con diabetes tipo 1 cuentan con dispositivos médicos de última generación.
Se trata de sistemas de administración automatizada de insulina, que aprenden el comportamiento de la glucosa y aplican algoritmos para inyectarla de manera autónoma, lo que permite un control más preciso de esta condición, así como mejorar la calidad de vida, tanto para los pacientes como para sus familiares y cuidadores.
Otro avance de la tecnología en el sector salud es la miniaturización de los dispositivos médicos, ya que al ser más pequeños hacen que las técnicas de procedimiento sean menos invasivas y, por lo tanto, se registren menores riesgos postoperatorios y hospitalizaciones. Un claro ejemplo es el marcapaso sin cables más pequeño del mundo, que es 93% más pequeño que los dispositivos tradicionales (tamaño similar al de una píldora), y que hoy se ha convertido en una alternativa de tratamiento para los pacientes que presentan alteraciones de ritmo cardíaco.
Por otro lado, la tecnología evidencia que puede facilitar la prestación de servicios médicos, especialmente en áreas remotas, pues con la telemedicina no solo se ahorra tiempo, sino que también se ayuda a descongestionar los centros de salud. Sin embargo, aunque esta alternativa de atención ha ganado terreno en los últimos años, su acceso aún es un desafío.
Sin lugar a duda, estos ejemplos evidencian que la tecnología es un elemento clave para la transformación del sector. En esa línea, es primordial que el gobierno, el ámbito privado y la comunidad científica trabajemos de forma articulada para no solo implementar mejoras en la infraestructura y los recursos médicos, sino también expandir el acceso equitativo de las soluciones disponibles, así como potenciar la educación y la actualización de los profesionales sobre el uso de alternativas innovadoras.
Solo de esta manera se logrará la tan anhelada salud de calidad, y se contribuirá al desarrollo y bienestar general de la población.