Debido al calentamiento global, se registra en el Perú una acelerada redución en la cobertura de superficie glaciar. De acuerdo al instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (Inaigem), el país pasó de tener 1.118 km² a 1.050 km² entre el 2016 y el 2020. Esto se traduce en una reducción de 68 km² en solo cuatro años.
La directora de Investigación en Glacieres, Paola Moschella, explicó a La República que también ha disminuido el número de lagunas debido al mismo fenómeno. Actualmente, solo hay 8.466 de estos embalses, con una superficie total de 1.081 km².
“Entonces, ahí vamos viendo que en un periodo tan corto de tiempo ha habido una reducción tan significativa. Y la cantidad de glaciares que se ha identificado en el nuevo inventario es de 2.084″, comentó la especialista.
“Hay múltiples dinámicas, en el caso del retroceso (glaciar), la causa principal es el calentamiento global que lleva a la pérdida de la masa glaciar lo que conlleva una serie de consecuencias negativas; en el caso de las lagunas, hay algunas que dejan de recibir el aporte glaciar y van reduciéndose hasta desaparecer, y hay lagunas que más bien van formándose, nuevas que se generan por el mismo retroceso de los glaciares”, añadió.
¿Cuáles son los riesgos derivados?
No solo la reducción de los glaciares es el único punto negativo, ya que podría haber otras consecuencias derivadas. Por ejemplo, Paola Moschella advierte que existen algunas lagunas de origen glaciar que pueden representar un peligro de desborde e incluso provocar aluviones.
“Habitualmente han ocurrido aluviones pequeños que no han tenido una emergencia mayor, pero están bajo amenaza varias localidades importantes. Las ciudades de Huaraz, Caraz, están entre estas ciudades de mayor población y bajo el peligro de un posible desborde de lagunas de origen glaciar que pueden desbordarse”, manifestó al diario.
Asimismo, se presenta una gran disminución en las reservas de agua, por ejemplo, en las cuencas de los ríos Chillón, Lurín, Rímac y la cuenca del alto Mantaro.
“Toda esta zona de influencia que ayuda a abastecer a la ciudad ha tenido una reducción bastante significativa de 75% de su superficie glaciar en los últimos 58 años”, precisa.
El nevado Huaytapallana, uno de los más afectados
Según datos recabados por La República, el nevado Huaytapallana, ubicado en Junín, ha perdido el 72 % de su masa glaciar no solo por el cambio climático, sino también por la acumulación de contaminantes atmosféricos como el hollín. Estos componentes son producidos por la actividad de los humanos, como la quema de pastizales, desechos agrícolas y contaminación del parque automotor.
Como consecuencia, se han creado nuevas lagunas, las cuales podrían generar un desembalse, y ha habido un impacto en el agua que utilizan en Huancayo.
Para mitigar esta problemática, La Gerencia Regional de Recursos Naturales y Gestión del Medio Ambiente de Junín ha propuesto crear una Dirección Especializada en Recurso Hídricos, y así, producir iniciativas sostenibles hasta el año 2050.
Por su parte, el Inaigem cuenta con el Proyecto Carbono Negro, el cual tiene como fin monitorear y evaluar el impacto sobre la Cordillera Huaytapallana. A lo largo de los años, desde 1962 hasta 2020, los glaciares andinos han experimentado una reducción general del 56.2% en su volumen; sin embargo, el Huaytapallana se destaca sobre el resto por sus pérdidas significativas.
A través del análisis y la investigación científica, la institución también realiza pruebas especializadas en el aire y en la superficie de los glaciares para comprender cómo la contaminación y las variables climáticas aceleran su reducción.
Estas acciones son fundamentales no solo para preservar el suministro hídrico, sino también para proteger la biodiversidad y la integridad ecológica de la zona, que desde 2011 forma parte del Área de Conservación Huaytapallana.