Hoy, 16 de abril, se recuerda el natalicio de un personaje importante en la historia del Perú. Y aunque su nombre no suena en la memoria de los peruanos, su vida marcó el proceso independentista en nuestra nación y algunos países de la región durante la lucha contra la opresión española.
Estamos hablando de Toribio de Luzuriaga Mejía, quien colaboró con nada menos que Don José de San Martín y se consolidó como el primer Gran Mariscal del Perú. Tuvo una actuación destacada y una carrera militar impecable durante tiempos complicados para muchos países latinoamericanos, sin embargo, no estuvo exento de la tragedia.
¿Quién fue Toribio de Luzuriaga Mejía?
Nació en el virreinato del Perú, exactamente en Huaraz un 17 de abril de 1782. Fue hijo de un comerciante vasco bastante acaudalado de nombre Manuel Luzuriaga Elgarreta y doña María Josefa Mejía de Estrada.
Desde muy joven tuvo una buena educación y con solo 15 años ya trabajaba en la secretaría particular del inspector general de las tropas españolas en Perú y gobernador de la plaza de Callao, Gabriel de Avilés y Fierro, con quien embarcó hacia Chile y a Buenos Aires cuando este fue designado como virrey de Río de la Plata en 1799.
Años más tarde el joven Toribio permaneció en Argentina, donde optó por seguir la carrera militar ingresando al Ejército como alférez de caballería; sin embargo, su ascenso a teniente y luego a capitán llegaría en 1807 luego de enfrentarse a los ingleses. Vale agregar que también fue prisionero de guerra un año antes, pese a esto, al poco tiempo ya ostentaba el grado de teniente coronel.
En 1810 fue parte de la revolución de Mayo, evento que allanó el camino hacia la independencia para Argentina, que en aquel entonces era parte del virreinato de Río de la Plata. Allí, De Luzuriaga firmaría la petición que indicaba quienes debían conformar la junta provisoria Gubernamental en dicho país.
Para ese momento era evidente que las ideas del peruano natural de Huaraz iban ligadas a la corriente libertadora, por lo cual enfrentó a los realistas en la batalla de Suipacha, que marcó la primera victoria para Argentina en búsqueda de su independencia. Su destacada actuación lo llevó a ser nombrado jefe de Estado Mayor del Ejército.
Codo a codo con Don José de San Martín
Allí también conoció a Don José de San Martín, quien llegaba de Europa con el deseo de libertad que lo caracterizaba y con quien forjaría una amistad bastante estrecha. Toribio fue nombrado ministro de guerra y empezó a trabajar de forma secreta con el libertador, logrando ostentar la gobernación de Cuyo, hoy Mendoza.
Un año antes del grito de independencia en Perú, el militar cruzó los andes para ser parte del proceso de liberación en Chile, paso previo que permitió soñar con la caída del último bastión realista en Lima.
Más tarde, cuando el San Martín pisó suelo peruano en Paracas, De Luzuriaga venía con él, pero no pasaría mucho tiempo antes de ser enviado hasta Guayaquil, Ecuador, donde también tuvo participación en la revolución, aunque por un breve periodo.
De regreso a su patria, que guardaba en el corazón, ejerció como prefecto en Huaylas, en su lugar de origen. Como parte de una condecoración también se le otorgó el grado de Gran Mariscal, el primero del Perú y fue considerado uno de los fundadores de la Orden del Sol, cuyo propósito era honrar y distinguir a “los guerreros libertadores, ciudadanos virtuosos y hombres beneméritos”.
La tragedia
Su vida de méritos y reconocimientos terminó cuando el protectorado del libertador llegó a su fin. Aunque intentó prestar sus servicios en el nuevo régimen de Simón Bolívar, este no aceptó su propuesta.
En dicho contexto el retiro fue la opción elegida por el militar, quien compró tierras en Argentina para pasar el resto de sus días al norte de Buenos Aires. Desafortunadamente, la tragedia tocaría su puerta gracias a una sequía que trajo grandes estragos.
Según el Diario El Peruano, el antes galardonado hombre de patria vendió hasta sus condecoraciones para poder sobrevivir ya que permaneció por mucho tiempo sumido en la pobreza.
Algo es seguro: Toribio murió en la pobreza; pero hay historias que aseguran que un 1 de mayo de 1842 tomó su uniforme de Mariscal del Perú y se dio un tiro. Un inesperado suicidio cuando tenía 60 años y grandes historias para contar.